“Una misión es adecuada para todos, pero no todos están aptos para servir una misión, a menos que estén completamente listos y lo quieran por sí mismos y no debido a presiones externas.”
Pregunta
La Iglesia enseña que todo joven digno y apto puede servir en una misión. Soy capaz y me esfuerzo por ser digno a través del arrepentimiento. No me da miedo dejar mi casa o dar un fuerte testimonio o incluso hablar con extraños. Sin embargo, en este año, cuando comencé a prepararme para servir una misión, comencé a preguntarme si la misión es para mí. ¿Qué debo hacer?
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Respuesta
La cultura dentro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, está llena de buenas personas, muchas de las cuales se esfuerzan por seguir los mandamientos y también por escuchar y seguir lo que los Profetas comparten.
Hace años, recuerdo haber escuchado un discurso dado por, en ese entonces, el presidente Ezra Taft Benson, en la que declaró cuál era la triple misión de la Iglesia, pero antes de profundizar en este tema sagrado, compartiré contigo algo que acaba de venir a mi mente…
Al volver a leer tu pregunta, siento la impresión de decir que ya has comenzado a “servir” una misión de tiempo completo. Verás, tú y todos los miembros de La Iglesia son misioneros. La famosa frase de David O. McKay resuena en mis oídos: “Todo miembro es un misionero.”
Quiero que sepas que no eres el único que se siente de esta manera. Hay miles y cientos de miles de hombres jóvenes que en algún momento u otro sienten dudas y temores asociados con el servicio misional de tiempo completo.
¿Sabes quién más es muy consciente de lo sagrado y de la máxima importancia de que cada joven sirva una misión de tiempo completo?
Así es, Lucifer (también conocido como Satanás). Se esfuerza y se regocija, cada vez que uno de los hijos de Dios duda de su propósito aquí en la tierra. Cuando dudamos y/o tememos a lo desconocido, esencialmente le damos paso a que Lucifer cumpla su “misión”. Ha tenido muchos años, cientos de miles, para practicar sus distintas formas de engañarnos.
Parece que ya sabes la importancia del servicio misional, ya que “te esfuerzas por ser digno a través del arrepentimiento”. En 2 Nefi 2:11 leemos (énfasis agregado):
“Porque es preciso que haya una oposición en todas las cosas. Pues de otro modo, mi primer hijo nacido en el desierto, no se podría llevar a efecto la rectitud ni la iniquidad, ni tampoco la santidad ni la miseria, ni el bien ni el mal.
De modo que todas las cosas necesariamente serían un solo conjunto; por tanto, si fuese un solo cuerpo, habría de permanecer como muerto, no teniendo ni vida ni muerte, ni corrupción ni incorrupción, ni felicidad ni miseria, ni sensibilidad ni insensibilidad.”
Verás, mi querido amigo, la naturaleza misma de este sentimiento de incertidumbre que tienes (oposición) debería testificarte que es lo correcto. De hecho, te servirá como una ayuda en la forma en que llegas y tocas los corazones de las personas, en donde sea que el Señor te necesite.
Ahora, voy a ser totalmente honesto, y no voy a endulzar este hecho: una misión de tiempo completo no es para todos. Puede sonar como una contradicción. Permíteme explicar, han habido casos en que un joven (o jovencita) ha llegado al centro de capacitación misional e incluso al campo misional sólo para descubrir que no estaba listo. No porque una misión no era lo correcto, sino porque no tenían en el estado de ánimo adecuado para servir.
Desafortunadamente, con demasiada frecuencia, los padres y/o líderes quieren (una misión) más que los jóvenes y por eso al final, dichos jóvenes terminan regresando a casa, sólo que ahora se sienten decaídos y muchas veces deprimidos e indignos.
No creo que este sea tu caso, lo digo sólo porque confío en lo que dijiste y cómo lo expresaste. Una misión es adecuada para todos, pero NO todos están aptos para servir una misión, a menos que estén completamente listos y lo quieran por sí mismos y no debido a presiones externas.
Si eres mayor de 18 años y no te sientes preparado, se honesto contigo mismo, con tus padres, con tu obispo y habla al respecto. Trabaja duro para prepararte y cuando estés listo, ¡ve!
Sí, es un deber sagrado, pero también es uno de los mayores privilegios de la vida.
Imagina esto:
- Hay aproximadamente 7,6 mil millones de personas en la tierra. Eso significa 7,690,000,000 de personas (según los medidores mundiales).
- Hay aproximadamente 16,118,169 miembros de La Iglesia de JESUCRISTO de los Santos de los Últimos Días (hasta el 31 de diciembre de 2017).
Eso representa aproximadamente el 0.21% de ese gran número.
Ahora, puede parecer abrumador pensar en eso, pero aquí está lo asombroso: Tú eres uno de los 7,6 mil millones de personas que tiene esta gran oportunidad, la oportunidad de representar a Nuestro Señor y Salvador, JESUCRISTO.
Él no espera que le enseñes a todos los 7,6 mil millones de personas, pero sí espera que te prepares para saber cómo servirlo. Entonces, para terminar, creo que eres muy consciente de que no sólo deberías servir una misión, sino que lo harás.
“El recogimiento de Israel está ahora en progreso. Cientos de miles de personas han sido bautizadas en la Iglesia. Millones más se unirán a la Iglesia. Y esta es la forma en que congregaremos a Israel. Debe hacerse por la obra misional. Es su responsabilidad asistir en esta obra misional, y esperamos que no se eximan de esto.
El evangelio no conoce nacionalidad. Todas las personas en el mundo son hijos e hijas de Dios. Todos son nuestros hermanos y hermanas. Y estamos ansiosos por cumplir el mandato del Señor Jesucristo cuando nos dio ese mandamiento básico: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” (Marcos 16:15).
Hace unos años me preguntaron: “¿Debería cada joven que es miembro de la Iglesia servir una misión?” Yo respondí con la respuesta que el Señor dio: “Sí, cada joven digno debe servir una misión”. Dios lo espera de él. Y si ahora no es digno de servir, entonces debería prepararse de inmediato para ser calificado. El Señor ha instruido:
“Enviad a los élderes de mi iglesia a las naciones que se encuentran lejos; a las islas del mar; enviadlos a los países extranjeros; llamad a todas las naciones, primeramente a los gentiles y luego a los judíos.” (DyC 133: 8)” – Presidente Spenser W. Kimball (New Era, mayo de 1981)
La obra continuará aún si decides servir o no. No permitas que Satanás influya en tu decisión, sea esta o cualquier otra decisión en el futuro. La verdadera pregunta es: ¿ESTÁS LISTO?
Este artículo fue escrito originalmente por Lds Living Staff y fue publicado originalmente por ldsliving.com bajo el título “Finding God’s Love When You Hate Yourself”