Al final de mi misión, justo antes de regresar a casa, mi presidente de misión dijo: “Recuerden que servir una misión no es una ordenanza de salvación”.
Eso me impactó porque es cierto, pero aún así me sentí sorprendida al pensar en toda la presión que se ejerce sobre los jóvenes adultos para que sirvan una misión.
Dado que servir en una misión no es una ordenanza salvadora, aquí hay algunas formas en las que puedes hacerle saber a los jóvenes que los apoyas, incluso si eligen no ir a la misión.
Ora por ellos y luego bríndales tu apoyo
Antes de partir a mi servicio misional, sentí la presión de que debía quedarme en casa, pero pronto me di cuenta de que muchas de las otras misioneras con las que serví y las jóvenes que conocí en el campo estaban siendo presionadas para que fueran a la misión.
Sus familias estaban convencidas de que ir a una misión haría de su hija una mejor madre y esposa en el futuro. Pensé: “Por supuesto que lo hará, pero una misión no es el único camino que te prepara para el futuro”.
Cuando le pidas a alguien que ore para servir a una misión, asegúrate de hacer esa petición en el contexto correcto.
Primero, si ya han orado al respecto y su respuesta fue no, no le pidas a ese joven que vuelva a orar al respecto.
Segundo, sea cual sea la respuesta de esa persona, ámala y apóyala.
Dios conoce el camino que ha preparado para tu seres queridos, deja que lo sigan, incluso si este camino no es como lo imaginabas.
No usar la misión como un calificador al salir en citas
Después de regresar a casa, me embarqué en la terrible experiencia de las citas. Una de las primeras preguntas que me hicieron el 95% del tiempo fue si había servido una misión. Por lo general, las conversaciones se derivan de ese punto.
Después de salir en citas como esa, pensé: “Pero ¿y si no hubiera servido en una misión? ¿Me haría eso, de alguna manera, menos atractiva?”.
Curiosamente, muchos de los jóvenes con los que salía solo salían en citas con una joven que había servido una misión. Esto no está bien. Hay mucho más en una mujer que si sirvió una misión o no.
Esto también se aplica a los hombres jóvenes solteros. Hay mucho más en ellos que su servicio en una misión o no. He conocido a muchos hombres que no pudieron terminar sus misiones o que no pudieron ir a la misión debido a su salud mental y otras razones válidas.
Eso no los hace menos dignos de las bendiciones de un matrimonio en el templo y una familia eterna.
Para aquellos que están saliendo en citas, el que alguien haya servido una misión no siempre será un buen indicador de que esa persona será un buen cónyuge. He conocido a muchas personas increíbles que nunca sirvieron en una misión y a muchas personas no tan maravillosas que sí lo han hecho.
Un artículo publicado en la revista Ensign de junio de 1991 dice:
“Una regla fundamental debe ser que salgas en citas solo con el tipo de persona que, por reputación y acciones, demuestre que tiene un testimonio y que vive las normas del Evangelio”.
Una misión no es la única forma de obtener un testimonio o vivir las normas del Evangelio. Recuerda esto cuando estés conociendo a alguien. Recuerda, una misión es algo maravilloso, pero no es un requisito para la vida eterna.
Ayúdalos a alcanzar las metas que ya se han fijado
Debido a que los misioneros deben ingresar al templo para recibir sus investiduras antes de empezar su servicio, la misión y la investidura del templo tienden a estar conectadas en nuestras mentes.
La investidura del templo es una ordenanza salvadora que es un paso esencial en el sendero de los convenios. Tengamos cuidado de no asumir que una misión tiene el mismo peso.
Servir una misión es una meta importante en la vida de muchos jóvenes adultos solteros, pero no es la de todos.
Habla con tu ser querido sobre sus aspiraciones para el futuro. Tal vez esa persona tenga la meta de recibir su investidura sin necesidad de estar a punto de casarse o sin un llamamiento misional a la mano. Apoya su decisión de continuar por el camino del convenio.
Muchas personas ofrecen su ayuda cuando saben que alguien se está preparando para ir a la misión. Recuerda que prepararse para cualquier evento futuro puede ser estresante. Permanece igualmente dispuesto a ayudar a tus seres queridos, ya sea ayudándolos con sus papeles para la misión o una hoja de vida para un futuro trabajo.
¿De qué otras formas podrías ayudar a quienes eligen no servir una misión? Comparte con nosotros en los comentarios.
Este artículo fue escrito originalmente por Zoe Holyoak y fue publicado originalmente por thirdhour.org bajo el título “Serving a Mission Is Not For Everyone: Stop The Pressure”