En una reciente conversación que tuve, el tema de la oración tomó un giro inesperado. Todo parecía fluir con normalidad hasta que uno de los presentes intervino con una idea peculiar.
Esta persona expresó que para recibir milagros o bendiciones, deberíamos pagarlas con tarjeta de crédito o en efectivo, como si se tratara de una transacción comercial, para asegurarnos de que Dios realmente cumpla con todo lo que pedimos en nuestras oraciones.
Un silencio sepulcral se apoderó del grupo mientras mi mente se inundaba de preguntas:
¿Acaso Dios nos cobraría por cada súplica? ¿Establecería un precio mínimo por sus bendiciones? ¿Qué tipo de cambio se usaría en esta transacción celestial? ¿Y qué hay de aquellos que no tienen los medios para pagar? ¿Es acaso Dios una máquina de deseos o es el Ser a quien acudimos para aceptar Su voluntad?
A todos estos pensamientos, una verdad universal resonó en mi interior: Dios es nuestro Padre Celestial, somos literalmente hijos Suyos.
Como tal, podemos estar seguros de que nos ayudará en nuestros esfuerzos sinceros por alcanzar nuestro potencial divino, incluyendo la superación de las pruebas de la vida terrenal.
Él nos ama y quiere lo mejor para nosotros Su amor por nosotros es inmenso, incondicional e inimaginable para la mente humana. Es precisamente este amor el que nos permite acceder a Sus bendiciones a través de la oración.
Al aprender todo eso, comprendemos que Él jamás nos exigiría un pago. No está en Su naturaleza. Él bendice a todos por igual, “hace salir su sol sobre malos y buenos, y hace llover sobre justos e injustos” (Mateo 5: 45).
Ahora bien, sabiendo que Él no nos cobra, ¿cómo sería un “hipotético” recibo por cada oración que elevamos? Imaginemos un recibo celestial que detalle la entrega de nuestras bendiciones:
1. Método de pago
Tu método de pago no tiene suficiente saldo para completar tu pedido, pues no se acepta ningún tipo de dinero. Sin embargo, en agradecimiento por tus nobles deseos en cada oración, se te ha obsequiado un cupón con el monto necesario para cubrir tu pedido completo.
2. Tu pedido
Las bendiciones que solicitaste llegarán pronto. La Parte 1 de tu pedido está disponible para su descarga inmediata.
La Parte 2 llegará en el día establecido de entrega. Para brindarte un mejor servicio, la Parte 3 se envió por separado a la dirección futura que tenemos registrada para ti y te estará esperando a tu llegada.
3. Indicaciones
Ciertas bendiciones de la Parte 3 requieren un manejo especial y, por lo tanto, tiempos de envío más prolongados. En consecuencia, se han enviado bendiciones adicionales de cortesía de igual o mayor valor como agradecimiento por tu paciencia en la espera.
4. Observaciones
Ten en cuenta que el material del empaque no siempre indica la bendición contenida en su interior. Es probable que algunas vengan en fechas diferentes, pero para ocasiones específicas, precisas y adecuadas.
Lo mejor para ti en el tiempo del Señor
Este recibo ficticio, aunque nos da una idea divertida de cómo funcionaría un sistema de “oraciones pagadas”, resalta una vez más que la ayuda divina está al alcance de cada uno de nosotros, sin necesidad de ningún pago material.
Lo que sí debemos recordar es que la fe implica tener certeza en que la manera y el tiempo de Dios son lo mejor para nuestra vida. No somos nosotros quienes dirigimos Sus actos, sino que Él elige qué bendiciones necesitamos en el momento más adecuado.
Como lo expresó el presidente Dallin H. Oaks, de la Primera Presidencia:
“La fe significa confianza: confianza en la voluntad de Dios, confianza en su manera de hacer las cosas y confianza en Su plan. No debemos intentar imponer el nuestro con el suyo”.
Ahora ya lo sabes, Su plan siempre será el mejor para ti. Multiplicará lo que tienes y lo hará para tu bien.
Reflexiona sobre tu propia relación con la oración y tu comprensión del amor y la gracia de Dios. Recuerda que la oración es un diálogo de amor, no una transacción comercial. Acércate a Él con un corazón sincero y abierto, confiando en que Él escuchará tus súplicas y te guiará hacia el camino correcto.
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@masfe.org Cuenta la leyenda que una puchaina del reino potaxiano, luego de un trágico enfrentamiento entre fifes y potaxies, buscó la iluminación para encontrar respuestas a las preguntas más profundas del alma. En su travesía se encontró con 2 misioneros que le ayudaron a comprender el amor de Dios y cómo este puede transformar nuestros corazones para perdonar y amar a nuestros semejantes sin importar su condición, raza, género o credo. Con este nuevo conocimiento, la puchaina se convirtió en un referente para su reino, en donde se encargó de cultivar la paz entre las demás puchainas. puchaina potaxie fife misioneros sud cristianos soypotaxie leyendas historiasparadormir cuentos