Es probable que ya sepas que los miembros de la Iglesia de Jesucristo no fuman ni consumen drogas ni bebidas alcohólicas, pero, ¿pueden tomar café?
Bien, si estás familiarizado con La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, es probable que ya sepas que los miembros de la Iglesia no fuman ni consumen ningún tipo de droga recreativa, no beben alcohol…
…Ni café o té.
Siempre guardamos estos dos para el final. Siento que la gente siempre dice: “¡Oh, sí, entiendo, fumar es malo… las drogas son ilegales sí. El alcohol, bueno eso tiene sentido.
“¡¿EL CAFÉ Y EL TÉ?!”
No te asustes. Vamos a hablar de esto. Todo es parte de una revelación a la que llamamos La Palabra de Sabiduría.
A menudo, tanto en la antigüedad como en la modernidad, la revelación viene como resultado de una pregunta.
En 1833, José Smith empezó una pequeña escuela llamada, “La Escuela de los Profetas”.
Lo que consistía en tener a 25 hombres metidos en una pequeña habitación en el segundo piso de una tienda mercantil en Kirtland, Ohio.
Estos hombres eran grandes fumadores de pipa y masticadores de tabaco.
Eso hacía que la habitación quedara asquerosa.
La esposa de José, Emma, quedaba asqueada con el piso empapado de tabaco. En ese momento ambos vivían en esa tienda, por lo que a menudo ella era la que limpiaba los pisos.
José termina preguntándole a Dios sobre cómo remediar la situación. La revelación que vino como respuesta se registra en Doctrina y Convenios, Sección 89.
La revelación, llamada Palabra de Sabiduría es básicamente una ley de salud a la que nos regimos.
Es bastante amplia en algunos aspectos y bastante específica en otros. Habla de las cosas que deberíamos comer. Además de las cosas que no deberíamos comer.
En la actualidad, los Santos de los Últimos Días viven esta ley de manera bastante estricta. Sin embargo, del texto aprendemos que cuando se reveló esta ley en un principio no se consideraba como un mandamiento, sino como un consejo divino.
José Smith, Brigham Young y sus contemporáneos todavía fumaban y bebían de vez en cuando.
Es a través de los profetas posteriores que la Palabra de Sabiduría cambió de ser un consejo a un mandamiento, lo cual agradezco, porque estadísticamente los Santos de los Últimos Días que obedecen este mandamiento viven entre 8 y 11 años más que la población promedio.
Pero en verdad, ¿por qué el café y el té están en esa lista? ¿Qué hay de malo con ellos? ¿Cómo es que ambos llegaron a esa lista, pero la hamburguesa doble con queso, tocino y mayonesa no?
Primero que nada, sólo porque no se encuentre en la lista de la Palabra de Sabiduría no significa que debas comerlo. La lista tampoco incluye lejía, y aún así no tomamos lejía.
¿Pero por qué el café y el té?
Bueno, hay mucha especulación al respecto. Los Santos de los Últimos Días somos muy cautelosos con las sustancias adictivas, por lo que algunas personas afirman que no debemos poder tomar café y té porque la cafeína que contienen es un estimulante y puede ser adictivo.
Esa es una buena teoría y puede tener algo que ver con eso, aunque eso ha llevado a la creencia errónea de que los Santos de los Últimos Días no pueden beber gaseosas que contengan cafeína, lo cual no es cierto.
La revelación también dice que fue dada “por motivo de las maldades y designios que existen y que existirán en el corazón de hombres conspiradores en los últimos días” (DyC 89: 4).
Esto me recuerda a las historias de grandes empresas de tabaco y otras compañías que trabajan horas extras para que uno se vuelva adicto a sus productos, y nos deja el camino abierto a ese mismo tipo de posibilidades en la actualidad y en el futuro.
¿Pasará o está pasando algo similar con el té y el café? No lo sé.
La verdad es que no sé la razón exacta del porqué se nos pide que no tomemos café o té. Pero creo que José Smith fue un profeta, por lo que no voy a consumirlos.
Quizás recuerdes a cierto leproso en el Antiguo Testamento llamado Naamán. En 2 Reyes, Naamán se entera que hay un hombre en Samaria que aparentemente podía sanar a las personas.
Se llamaba Eliseo. Él era un profeta. Naamán, quien no tenía nada que perder excepto sus extremidades. Naamán, quien no tenía nada que perder excepto sus extremidades, viajó a la casa de Eliseo para ver si los rumores eran ciertos.
Eliseo no se reunió con Naamán en persona, sino que le envió un mensajero. El mensajero le dijo a Naamán:
“Ve y lávate siete veces en el Jordán, y tu carne se te restaurará y serás limpio”.
La respuesta de Naamán fue similar a la respuesta de muchas personas ante la restricción de té y café.
Él pensó que era ridículo.
El río Jordán no tenía poderes curativos, de hecho, era un río bastante sucio. Pero, finalmente, Naamán lo intentó. Y he aquí, él fue sanado.
Cuando se trata de té y café, muchas personas fuera de nuestra fe catalogan nuestra creencia como una “obediencia ciega y sin sentido”.
No estamos de acuerdo. Lo llamamos “la obediencia de la fe”. Tenemos fe en que es una instrucción con la que Dios quiere que vivamos, incluso si no entendemos el por qué la acatamos. Eso rimó.
Visita el enlace en la descripción que te lleva a nuestro sitio web para obtener más información sobre la Palabra de Sabiduría.
También incluiré algunos otros recursos útiles. Hasta la próxima.
¡Que tengas un buen día!