3 cosas que casi me impiden servir en una misión de tiempo completo

A veces, lo difícil de tomar una decisión no es decidir entre lo bueno y lo malo, sino elegir lo mejor entre una serie de buenas opciones. Cuando llegué a la edad en que podía servir como misionera de tiempo completo, me enfrenté a un gran dilema.

Recuerdo que luché conmigo misma con respecto a si debía ir o no a la misión. Desde niña siempre quise ser una misionera, pero cuando llegó el momento de presentar mis papeles misionales, me vi envuelta en una encrucijada, vi que había caminos que conducían a otros buenos destinos.

Al principio, me daba vergüenza compartir esta experiencia. Sin embargo, ahora que sé que hay jóvenes que pasan por lo mismo, decidí compartir mi experiencia y espero que te ayude a tomar la decisión de servir en una misión de tiempo completo.

Educación

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En el tiempo en que recientemente me gradué de la universidad, tenía a mi disposición clases y exámenes que me darían la oportunidad de trabajar en el extranjero.

Me tomó un tiempo decidir dejar pasar esas oportunidades porque eran muy tentadoras. Sin embargo, cuando pensé mejor las cosas, me di cuenta de que servir en una misión de tiempo completo también es una gran experiencia educativa.

Tenía 18 meses para aplicar en el campo misional todo lo que aprendí. La misión fue una oportunidad para mejorar mis habilidades con las personas. Además, el horario que seguía, me ayudó a crear una mentalidad ganadora. Sobre todo, aprendí cómo poner el Evangelio en acción.

Todas las cosas que leí sobre la obra misional y todos los principios que aprendí, adquirieron un significado más profundo cuando serví como misionera de tiempo completo. No habría valorado todo eso de otra manera.

Empleo

En ese tiempo, estaba trabajando para ahorrar dinero para pagar los gastos de la misión. A pesar de que le había informado a mi empleador que solo trabajaría ahí por un corto tiempo, fue muy tentador quedarme. Ganaba dinero y podía comprar las cosas que quería.

Asimismo, pasé un examen que me permitió acceder a ofertas de empleo en grandes empresas. Las remuneraciones que ofrecían eran muy buenas, pero elegí la misión.

No recibes una compensación monetaria por servir como misionera. El pago que recibes es aún mejor: ver el cambio en la vida de los demás debido a que compartiste el Evangelio con ellos y la oportunidad de formar parte del viaje que te acercará a Cristo.

Matrimonio

Como mujer, servir en una misión de tiempo completo es opcional. Las expectativas para mí de servir no eran tan altas. En ese tiempo, tenía novio y planeábamos casarnos.

Una cosa que me vino a la mente fue que podría prepararme mejor financieramente para el día de nuestra boda si me quedaba y ganaba más dinero. Nos costaría mucho dinero viajar al templo, además de la recepción y el costo de formar una nueva familia. Así que presenté mis papeles misionales con la esperanza de que la misión, de alguna manera, me prepararía mejor para el matrimonio.

Después de haber servido con varias compañeras de diferentes orígenes, aprendí a amar sin prejuicios. Su estado familiar, su nivel educativo, su visión de las cosas, todo eso no definió quiénes eran y cómo debía tratarlas. Aprendí a ver a las personas como nuestro amoroso Padre Celestial.

Con eso entendí mejor por qué envió a su Hijo para expiar nuestros pecados. El amor que tiene por nosotros no tiene nada que ver con dónde nacimos ni qué hicimos. Él nos ama porque somos sus hijos.

Ahora que estoy casada, veo a mi esposo de la misma manera, como un hijo de Dios. Veo a mis hijas como hijas de Dios. Eso hace toda la diferencia en nuestra vida familiar.

misionero

Hace diez años, serví como misionera en Tacloban, Filipinas. Fue un tiempo para madurar mientras compartía el Evangelio con las personas de las provincias de Samar y Leyte.

La educación, el empleo y el matrimonio no fueron malas decisiones, de hecho son muy buenas. Por supuesto, podemos elegir lo que sentimos que es mejor para nosotros en momentos específicos de nuestras vidas.

Mi proceso de decidir servir en una misión, implicó una comunicación constante con el Padre Celestial. Recibí una respuesta debido al ayuno y la oración. La revelación personal difiere de una persona a otra. Pero, una cosa es segura, mientras buscamos la ayuda del Señor, Él nos guiará a tomar decisiones que pondrán nuestras vidas en orden.

Esta es una traducción del artículo que fue escrito originalmente por Joanna Christabelle L. Belleza y fue publicado en faith.ph con el título “3 Things that Almost Stopped Me From Serving as a Full-time Missionary”.

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