Los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días creen que el matrimonio entre un hombre y una mujer es una parte vital del plan de Dios para Sus hijos, y que las familias son el fundamento de la sociedad y la Iglesia.
El Señor ha mostrado el camino para que las relaciones familiares puedan durar para siempre.
Los lazos eternos de una familia comienzan con el matrimonio en el templo del Señor, que son edificios dedicados a Dios para realizar ordenanzas sagradas, como el matrimonio.
Los matrimonios en el templo se llaman “sellamiento”.
Esta ordenanza sagrada es de suma importancia para los miembros de la Iglesia. Aquí podemos ver algunos mitos y verdades sobre el sellamiento:
1. Las personas tienen prohibido asistir a los matrimonios en el templo – MITO
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Creemos que los templos son la casa del Señor y, por lo tanto, es necesario que nos preparemos para ingresar al templo.
Solo los miembros autorizados de la Iglesia pueden ingresar y participar en las ordenanzas, incluido el sellamiento.
Por lo tanto, está permitido asistir al sellamiento, siempre que el invitado sea miembro de la Iglesia y realice una entrevista previa para recibir la autorización, o lo que llamamos la “recomendación para ingresar al templo”.
Otras personas que no tengan esta autorización pueden visitar los jardines y la recepción del templo.
2. Se realizan los matrimonios para que duren para siempre – VERDAD
El templo es el único lugar en la tierra en el que los matrimonios eternos son posibles.
Allí las parejas se arrodillan en uno de los altares sagrados, hacen sus convenios matrimoniales ante Dios, y son declarados marido y mujer por esta vida y por la eternidad.
Esto lo hace alguien que posee el santo sacerdocio de Dios y se le ha otorgado autoridad para realizar esta sagrada ordenanza.
No existe ninguna restricción para que los miembros de la Iglesia de Jesucristo se casen con personas de otra religión.
Sin embargo, para casarse en el templo, por toda la eternidad, es necesario que el esposo y la esposa sean miembros fieles de la Iglesia, debido a la naturaleza sagrada de estos edificios y las ordenanzas que se realizan allí.
Además, si la pareja se ha casado previamente en una ceremonia civil, es posible que deseen sellarse por la eternidad y, si tienen hijos, sellar a sus hijos en una relación eterna.
Si están calificados para ello, podrán tener el gran privilegio de recibir esta bendición.
3. Las ordenanzas del templo tienen simbología – VERDAD
Jesucristo, al enseñar a sus discípulos, habló constantemente en parábolas, una forma verbal de representar simbólicamente cosas que de otra manera serían difíciles de entender. En el templo no es diferente.
El élder John A. Widtsoe, enseñó:
“Vivimos en un mundo de símbolos. Nada sabemos sino por medio de símbolos.
Hacemos unas cuantas rayas en una hoja de papel y decimos que éstas forman una palabra, la cual significa amor, odio, caridad, Dios o eternidad. Es probable que los signos o rayas de los que nos valemos no sean muy bellos a la vista.
Nadie desaprueba los símbolos de las páginas de un libro porque no sean tan imponentes en su propia belleza como las cosas que representan.
No hallamos nada malo en el símbolo D-i-o-s porque no sea muy hermoso y, sin embargo, representa la majestad de Dios. Nos complace contar con símbolos, siempre que el significado de ellos nos sea aclarado (…)
Ningún hombre, ni ninguna mujer, puede salir del templo, investido como debe, a menos que haya captado, más allá de los símbolos, las potentes realidades que dichos símbolos representan”. (“Temple Worship”, pág. 62.)
4. No es necesario prepararse para un matrimonio en el templo – MITO
La preparación es fundamental para entrar al templo, tanto para aquellos que fueron invitados a asistir al sellamiento como para los novios.
Además de la preparación espiritual, necesitamos llegar con anticipación, vestir ropa adecuada y modesta, debido a que todas las ordenanzas que se realizan en los templos son extremadamente sagradas.
Por lo tanto, el matrimonio eterno solo se lleva a cabo en el templo mediante un poseedor autorizado del sacerdocio después de que la pareja se haya preparado.
Los matrimonios en el templo son muy diferentes a los que se celebran en otros edificios. El presidente Spencer W. Kimball enseñó:
“El matrimonio es quizás la más vital de todas las decisiones, la que tiene efectos de más alcance, ya que tiene que ver no solo con la felicidad inmediata, sino también con el gozo eterno.
Afecta no solamente a los cónyuges sino también a sus familias, particularmente a sus hijos y a los hijos de estos a través de las últimas generaciones.
Se elige a un compañero para esta vida y para la eternidad, se debe efectuar la más cuidadosa preparación, meditación, oración y ayuno para asegurarse de que, entre todas las que se tomen, ésta no sea una decisión equivocada”. (Enseñanzas de los presidentes de la Iglesia: Spencer W. Kimball, 2006, págs. 215-216).
El élder F. Burton Howard agregó:
“Si queremos que algo dure para siempre, debemos tratarlo de forma diferente. Lo cubrimos, lo protegemos, nunca lo maltratamos ni lo dejamos a la intemperie; no lo convertimos en algo común y corriente.
Si alguna vez se le quita el brillo, lo pulimos con amor hasta que brille como nuevo; llega a ser algo especial porque en eso lo hemos convertido y se torna más valioso con el transcurso del tiempo.
El matrimonio eterno es así. Debemos tratarlo de esa manera”.
Por lo tanto, más importante que la preparación de una hermosa recepción de bodas, es la preparación para el sellamiento porque sus efectos son eternos.
Fuente: Mais Fe