Cuando veo a personas pasando por dificultades, automáticamente pienso en el Salvador haciendo el bien. Él caminó entre todas las personas de todas las edades y bendijo a los humildes, mansos, enfermos, heridos y demás personas.
Gracias a su poder y autoridad para actuar en el nombre de Dios, Él podía bendecir a los demás con valentía, esperanza, sanidad y guía.
Por otro lado, Jesús solo bendijo a quienes deseaban Su ayuda. Es por esa misma razón que en la actualidad, los poseedores del sacerdocio de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días no van ofreciendo sus bendiciones en las calles a todas las personas.
Son experiencias sagradas, especiales y santificadas que deben ser valoradas y aceptadas.
Bendecir a todos los seres humanos
Cuando el Salvador vivió en esta tierra, Él bendijo y enseño a aquellos que estaban listos y dispuestos a escucharlo, incluso Él no forzó a nadie a recibir este poder, si no estaban dispuestos a aceptarlo.
Ahora, cuando nuestros dignos poseedores del sacerdocio visitan a los enfermos o afligidos para administrarle estas sagradas ordenanzas, lo más importante es que el receptor tenga fe en Dios y comprenda Su autoridad.
Si en caso comprendan estas cosas, entonces las promesas de la bendición serán recibidas y atesoradas
En el manual Recursos para la Familia, se enseña lo siguiente:
“Los poseedores dignos del Sacerdocio de Melquisedec pueden dar también bendiciones de consuelo y de consejo a su esposa, a familiares y otras personas que las soliciten”.
No nos indican que es obligatorio ser miembro de la Iglesia de Jesucristo para recibir una bendición de sacerdocio.
Además, estas no deben ser solicitadas solo por “curiosidad” sino para una necesidad real y fe al Señor.
Un poder ilimitado
El presidente Spencer W. Kimball, presidente de la Iglesia de Jesucristo declaró:
“El poder del sacerdocio es ilimitado, pero, sabiamente, Dios ha dado a cada uno de nosotros ciertas limitaciones. Yo puedo desarrollar la potestad en el sacerdocio a medida que me perfeccione, pero estoy agradecido porque, aun por medio del sacerdocio, no puedo sanar a todos los enfermos.
Tal vez sanara a personas a quienes les hubiera llegado el momento de morir, o aliviará el sufrimiento de personas que tuvieran que sufrir. Me temo que de ese modo frustraría los propósitos de Dios”. –Spencer W. Kimball
Las bendiciones de Sacerdocio no están destinadas a crear o desarrollar fe, son para personas que priorizan su fe en Dios.
Puede ayudar a aliviar “las tormentas” y otras veces calmar a “los marineros que están en medio de una tormenta”.
Como una Iglesia global, invitamos a todos a experimentar las más grandes bendiciones del evangelio, incluyendo el poder del Sacerdocio y además desarrollar fe en el Padre Celestial.
Fuente: Custom lds