Hace varios años, el entonces élder Russell M. Nelson testificó que la visión de José Smith del Padre y el Hijo durante la primavera de 1820 era “el corazón mismo de nuestra religión”.
Tras hacer una ferviente oración para saber a qué Iglesia unirse, José Smith, de 14 años, tuvo una visión del Padre Celestial y Su hijo, Jesucristo.
Más adelante, registró:
“No tardé en descubrir que mi relato había despertado mucho prejuicio en contra de mí entre los profesores de religión, y fue la causa de una fuerte persecución, cada vez mayor; y aunque no era yo sino un muchacho desconocido, apenas entre los catorce y quince años de edad, y tal mi posición en la vida que no era un joven de importancia alguna en el mundo, sin embargo, los hombres de elevada posición se fijaban en mí lo suficiente para agitar el sentimiento público en mi contra y provocar con ello una encarnizada persecución”. (José Smith – Historia 1, versículo 22)
Críticas sobre la Primera Visión
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A pesar de la crítica sobre su relato sobre la visión que tuvo, José declaró:
“Sin embargo, no por esto dejaba de ser un hecho el que yo hubiera visto una visión…
Yo efectivamente había visto una luz, y en medio de la luz vi a dos Personajes, los cuales en realidad me hablaron; y aunque se me odiaba y perseguía por decir que había visto una visión, no obstante, era cierto”. (José Smith – Historia 1, versículos 24-25)
José Smith recibe instrucción sobre las planchas de oro
Tres años más tarde, el ángel Moroni se le apareció a José Smith y le dio la siguiente información:
“Dijo que se hallaba depositado un libro, escrito sobre planchas de oro, el cual daba una relación de los antiguos habitantes de este continente, así como del origen de su procedencia.
También declaró que en él se encerraba la plenitud del evangelio eterno cual el Salvador lo había comunicado a los antiguos habitantes”. (José Smith – Historia 1, versículo 34).
Después de que el ángel Moroni lo visitara durante cuatro años, José Smith recibió las planchas de oro.
Se le dio el mandamiento de no mostrar las planchas a nadie. Sin embargo, cuando la existencia de este registro sagrado se hizo ampliamente conocida, las personas comenzaron a seguir a José para que mostrara las planchas.
Testigos de la existencia de un registro sagrado
Finalmente, al joven profeta se le autorizó mostrar las planchas a otros tres hombres.
Oliver Cowdery, Martin Harris y David Whitmer testificaron conjuntamente:
“También testificamos haber visto los grabados sobre las planchas; y se nos han mostrado por el poder de Dios y no por el de ningún hombre.
Y declaramos con palabras solemnes que un ángel de Dios bajó del cielo, y que trajo las planchas y las puso ante nuestros ojos, de manera que las vimos y las contemplamos”. (El Testimonio de Tres Testigos)
El joven José se sintió aliviado y lleno de alegría porque ya no era la única persona que había visto las planchas.
Su madre, Lucy Mack Smith, recordó que cuando José regresó a casa, dijo:
“¡Papá, mamá, no saben ustedes lo feliz que estoy! El Señor ha hecho que se mostraran las planchas a tres personas más, aparte de mí…
¡Siento como si se me hubiera liberado de una carga que me resultaba demasiado pesada de soportar, y mi alma se regocija al saber que no estoy enteramente solo en el mundo!” (“Historia de José Smith por su madre Lucy Mack Smith”, página 15)
Poco después, otros testigos, en este caso ocho, todos hombres de carácter distinguido, tuvieron el privilegio de ver las planchas y juntos testificaron:
“Hemos palpado con nuestras manos cuantas hojas el referido Smith ha traducido; y también vimos los grabados que contenían, todo lo cual tiene la apariencia de una obra antigua y de hechura exquisita”. (Testimonio de Ocho Testigos).
Cómo saber que realmente José Smith vio al Padre Celestial y Su Hijo, Jesucristo
Hace 30 años, mientras mi esposa y yo servíamos en una asignación de la Iglesia en Francia, tuvimos una grata experiencia.
Nuestros misioneros de tiempo completo solían invitar a un presbítero de 16 años, de nuestro barrio, a sus lecciones.
Este joven solía regresar melancólico de estas citas con los investigadores, decía:
“Cada vez que le contamos a la gente sobre la Primera Visión de José Smith, ellos mueven la cabeza y dicen: ‘¡Imposible!'”
Sin embargo, una noche llegó a casa con una sonrisa en el rostro.
Relató que después de que los misioneros hablaron sobre dicha visión en la Arboleda Sagrada, sintió una fuerte impresión y dijo:
“Si quieren saber por ustedes mismos si José Smith realmente vio al Padre y al Hijo, simplemente pregúntenle a Dios: ¡Él estuvo allí!”.
Desde esa experiencia, este joven nunca dudó en relatar la Primera Visión de José y dar testimonio de su veracidad. La carga de la prueba recae entonces en el oyente.
Y, ¡es cierto! Nuestro Padre Celestial estuvo allí y no hay mejor manera de saber que la Primera Visión fue real que preguntárselo en oración.
Con respecto a la ley de los testigos, el Salvador mismo declaró:
“Y esta es mi doctrina, y es la doctrina que el Padre me ha dado; y yo doy testimonio del Padre, y el Padre da testimonio de mí, y el Espíritu Santo da testimonio del Padre y de mí” (3 Nefi 11:32).
Testifico que cuando le preguntamos a nuestro Padre Celestial, con verdadera intención, en el nombre de Su Hijo, Jesucristo, si realmente se aparecieron al joven José Smith, el Espíritu Santo nos da un fuerte testimonio de la veracidad de este evento.
Si deseas saber si José Smith realmente vio al Padre y al Hijo, simplemente pregúntaselo a Dios: ¡Él estuvo allí!
Fuente: Church News