Deseret Mill and Pasta Factory, que se ubica en el norte de Utah, está aumentando su producción.
Ahora, fabrican más de 30 productos diferentes para ayudar a las familias en su almacenamiento de alimentos en el hogar durante tiempos de emergencia y beneficiar a los necesitados.
La fábrica de Kaysville, que es propiedad de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y es administrada por la misma, fue comprada en la década de 1940 como parte del Programa de Bienestar.
En 2015, se amplió esta instalación con la construcción de la fábrica de pasta.
“Queremos que las personas tengan un almacenamiento en tiempos de crisis o en tiempos de necesidad”, dijo Gordon Carmen, director de producción y distribución del Departamento de Bienestar y Servicios de Autosuficiencia de la Iglesia.
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“Los clientes pueden comprar una variedad de productos, como trigo, arroz y frijoles, que en su mayoría son enlatados. Suelen tener una validez de 20 a 30 años. Algunos de nuestros productos lácteos secos duran 12 años”, dijo Gordon.
Los líderes de la iglesia han enseñado que el almacenamiento de alimentos en el hogar debe consistir en artículos tanto a corto como a largo plazo.
Los productos a corto plazo como la pasta, la harina para panqueques y las mezclas para pasteles deben equilibrarse con productos a largo plazo como el trigo, el arroz, la avena y los frijoles, según las necesidades de la familia.
Gordon dijo:
“Estamos produciendo lo suficiente para nuestras propias necesidades, pero también estamos produciendo lo suficiente para poder donar a los bancos de alimentos y otros socios humanitarios con los que colaboramos”.
Una mayor cantidad de donaciones
A partir de 2018, las donaciones de alimentos a organizaciones benéficas comunitarias aumentaron en más de 9,000 toneladas al año, ya que los líderes de la Iglesia se enfocaron en producir más alimentos terminados como la pasta y la harina.
Este enfoque inspirado en aumentar los productos terminados, permitió mayores oportunidades para compartir.
El año pasado, la Iglesia donó 14, 000 toneladas de pasta, harina y otros tipos de alimentos a los bancos de alimentos de todo el país para ayudar a alimentar a los necesitados durante la pandemia de COVID-19.
“Para 2020, nuestro plan en Deseret Mill and Pasta Factory era producir 480,000 cajas de alimentos, pero terminamos haciendo 922,000 cajas”, dijo Roberto Gaertner, Gerente de Deseret Mill and Pasta Factory.
Se aumentó personal, voluntarios y turnos adicionales para adaptarse a la creciente necesidad.
Para 2022, se volverán a expandir las donaciones de frijoles, mezclas para pasteles y panqueques, harina, avena, arroz y fideos.
Distribución
Muchos artículos, como la avena, los fideos y otros tipos de alimentos, se distribuyen en las tiendas de los obispos de las iglesias en los EE.UU. y Canadá.
Además, 20 productos, incluida la fruta confitada, están disponibles en la tienda en línea de la Iglesia y en los Home Storage Centers de Norteamérica.
Los camiones de transporte de la iglesia recogen productos de Deseret Mill and Pasta Factory y los llevan al Almacén Central del Obispo en Salt Lake City para su distribución en América del Norte.
“Los Almacenes Internacionales [del Obispo] no reciben ninguno de estos productos. Compran localmente para ayudar a que la economía local crezca y ahorrar en nuestros costos de transporte”, explicó Gordon.
“Lo llamamos la mejor comida que el dinero no puede comprar”, dijo.
Las personas que necesitan alimentos deben tener la aprobación de un obispo para recibir alimentos en una de las 110 tiendas del obispo en los EE.UU. y Canadá.
Los empleados de la iglesia, los trabajadores de guardia, los misioneros y los voluntarios de las congregaciones locales trabajan en la fábrica durante toda la semana.
“Es bueno ver que lo que has hecho realmente va a un lugar que marca la diferencia para alguien que lo necesita”, dijo el élder Edward Flink de Kaysville, que se desempeña como misionero mayor junto a su esposa en la fábrica.
“Me gusta el trabajo de ritmo rápido, así que me ayuda a sentir que estoy haciendo algo, haciendo una diferencia, haciendo mi parte”, agregó el élder Caleb Rigby, de 19 años, un misionero de servicio.
De la granja a la mesa
El trigo y otros alimentos procesados en la instalación de casi 8mil metros cuadrados provienen de granjas y proveedores de la Iglesia de EE.UU.
El trigo se cultiva y cosecha en las propiedades de la Iglesia en Idaho y Montana, y se almacena en silos en el molino, ubicado al norte de Salt Lake City.
“Realmente los productos salen de la granja y van directamente a la mesa”, dijo Gordon, que también explicó que los silos pueden contener hasta 7,000 toneladas de trigo y que se pueden procesar 90 toneladas de grano en la fábrica en un solo día.
“Creo que todos los que contribuyen a este trabajo de proveer para los necesitados realmente sienten que tienen una misión y están haciendo lo que el Señor desea que hagan, y es algo que está bendiciendo la vida de muchos”, dijo Gordon.
Imágenes y fuente: Newsroom