Al estudiar esta clase lección 18: “…estableced una casa de Dios”, tengamos presente que el objetivo de esta clase es comprender el significado de los templos y nos sintamos alentados a procurar las bendiciones del templo en nuestra propia vida.
El Señor mandó a edificar un templo en Kirtland
Los templos son una parte sumamente importante en el Evangelio de Jesucristo. El Señor mandó a los santos a construir un templo en Kirtland, Ohio en 1832. Sin embargo, cinco meses después, los miembros de la iglesia no se habían esforzado lo suficiente para cumplir con ese mandamiento, por lo tanto, el Señor los llamó a arrepentirse y a apresurar la obra (D. y C. 95). Después de 4 días, los hombres empezaron a acarrear piedras y a cavar zanjas en preparación para la edificación del templo.
En este proceso de edificación, algunos hombres sugirieron construir el templo de troncos o con tablas de madera, no obstante José Smith les dijo: “¿Debemos construir con troncos una casa a nuestro Dios? No… yo tengo el plano de la casa del Señor dado por Él mismo, y pronto veréis, al contemplarlo, la diferencia entre lo que nosotros proponemos y lo que Él piensa”.
El Señor reveló Sus planos para la edificación del Templo en Kirtland a través de una visión a la Primera Presidencia (José Smith, Sidney Rigdon y Frederick G. Williams). El presidente Frederick G. Williams explicó que se habían arrodillado a orar cuando el diseño del edificio “apareció ante nuestra vista… Después que habíamos visto con detenimiento el exterior, el edificio pareció estar sobre nosotros”. Cuando el templo se hubo terminado, Frederick G. Williams dijo que se parecía exactamente a la visión que habían tenido. (En The Revelations of the Prophet Joseph Smith, comp. Lyndon W. Cook, 1981, pág. 198.)
Junto con la aceleración de la construcción de templos, los líderes de la Iglesia siempre han hecho hincapié en que participemos en la obra del templo. Existen hermosas bendiciones como las hubo desde ese tiempo para los santos por esforzarse por edificar y asistir a un templo.
El presidente Howard W. Hunter dijo: “Debemos esforzarnos por asistir al templo y desear hacerlo. Vayamos lo más seguido que nuestro tiempo y nuestras obligaciones y circunstancias personales nos lo permitan. Vayamos, no solamente en beneficio de nuestros seres queridos que han muerto, sino por las bendiciones personales que se obtienen por medio de la adoración en el templo, y por la santidad y la seguridad que se logra dentro de esas santificadas y consagradas paredes. El templo es un lugar bello, es un lugar de reverencia, es un lugar de paz. Es la casa del Señor. Es un sitio santo para Él y debería serlo también para nosotros”.