Al estudiar esta clase del Antiguo Testamento en la Escuela Dominical comprendamos que el objetivo es sentir el deseo de vivir con dignidad y de evitar las maldades del mundo.
Lo que podemos aprender de Noé
Las semejanzas que encontramos entre la gente de la época de Noé y la gente de hoy día. Tenemos la necesidad de escuchar a un profeta del Señor.
El élder W. Don Ladd declaró: “Cuando empiecen las lluvias, será demasiado tarde para construir el arca… debemos escuchar a los portavoces del Señor, seguir adelante con calma y prepararnos para lo que sin duda vendrá. No debemos sentir pánico ni aprensión, pues si nos preparamos espiritual y temporalmente, nosotros y nuestra familia sobreviviremos a cualquier inundación. Si por medio de nuestras acciones nos hemos preparado, con constancia, para el futuro, nuestra arca flotará en un mar de fe”.
También, el presidente Ezra Taft Benson enseñó: “La revelación de que debemos producir y almacenar alimentos puede ser tan esencial para nuestro beneficio temporal hoy día como lo fue entrar en el arca para la gente de la época de Noé”.
La fe y obediencia de Noé
El presidente Spencer W. Kimball explicó que cuando Noé construyó el arca, “no había señales ni de lluvia ni de diluvio… se consideraron sus amonestaciones como locuras… Qué absurdo parecía construir un arca en tierra seca, cuando el sol brillaba en todo su esplendor y la vida transcurría normalmente. Pero el tiempo de gracia se acabó y se terminó la construcción del arca. Entonces vino el diluvio y los rebeldes y desobedientes se ahogaron. El milagro del arca tuvo lugar después de la fe manifestada al construirla”.
Recordemos que las personas que trataron de edificar la torre de Babel fueron castigadas porque intentaron alcanzar el cielo por medios humanos. Noé y su familia, por el contrario, se salvaron del diluvio porque habían vivido de acuerdo con los mandamientos de Dios.