Mason Wells siempre recordará el 22 de marzo de 2016, el día en que los atentados terroristas se llevaron a cabo en la ciudad de Bruselas en Bélgica.
En aquel entonces Mason solo tenía 19 años y prestaba servicio como misionero para La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
Aquel día, él y otros tres misioneros, su compañero, el élder Joseph Empey, la hermana Fanny Clain y el misionero mayor Richard Norby, resultaron gravemente heridos como resultado de la explosión de bombas en el aeropuerto de Bruselas en Zaventem.
Wells pasaría dos meses en hospitales en Bélgica y Utah, sometiéndose a cirugías y procedimientos para mejorar su salud. A pesar del dolor y el pronóstico de que nunca volvería a correr correctamente, Mason Wells siguió adelante en su proceso de recuperación.
A un año después del atentado, Wells ingresó a la Marina y comenzó sus estudios y servicio, siguiendo los pasos de su abuelo y bisabuelo, quienes sirvieron en el Cuerpo de Marines. En 2021 se graduó de la Academia Naval de los Estados Unidos.
Mason compartió para Church News:
“Hubo momentos, tanto en mi recuperación como en la Academia Naval, donde me fue difícil mantener una actitud positiva, pero fue durante esos momentos, cuando sentimos que estamos en nuestro punto más bajo, que tenemos la oportunidad de ser ingeniosos, la oportunidad de ser mejores”.
Una de las cosas que impulsó a Wells a pesar de los desafíos fue el evangelio y la certeza y la esperanza que le brindaba.
“De lo que siempre estuve seguro es de que debía aferrarme a mi fe en Jesucristo. Me tracé la meta de que tomaría el control de todo lo demás a lo mejor de mis habilidades. Daría el 100% de mi esfuerzo donde fuera necesario”.
Wells también basó su fe y fortaleza adquirida de su servicio en la Misión París, Francia.
“Confiaba en el plan de salvación y confiaba en que Dios siempre estaría dispuesto a ayudarnos en las áreas en las que nos quedamos cortos… Independientemente de las cosas que podemos y no podemos controlar, seguir adelante realmente depende de nosotros”.
Estando ya en la academia naval, en su primer año, Mason Wells conoció a Cassidy Hylton. Los dos se conocieron por un amigo en común y rápidamente se hicieron amigos.
En ese entonces Cassidy no era miembro de la Iglesia y le dejó en claro que no quería “que la convirtiera”. Para su segundo año, los dos se hicieron novios y Cassidy y con frecuencia acompañaba a Mason a las noches de hogar y a los servicios dominicales de la Iglesia.
Una noche, después de una pequeña reunión de la Iglesia, ella le dijo a Wells que estaba lista para reunirse con los misioneros. Mason participó de cada una de las charlas hasta que su novia aceptó la invitación bautismal de los misioneros.
Cassidy Hylton fue bautizada el 12 de enero de 2019 por Mason. Ella expresó:
“Mi corazón estaba abierto al evangelio incluso antes de conocer a los misioneros… Nuestro Padre Celestial sabía que necesitaba algo que me brindará más fortaleza que la que tenía antes. Necesitaba el evangelio”.
Después de su bautismo, Wells e Hylton continuaron saliendo y, finalmente, Wells le propuso matrimonio.
A pesar del tiempo que tendrán que pasar separados debido a sus responsabilidades militares, ambos saben que su futuro matrimonio podrá superar la distancia.
Mason recibirá entrenamiento como piloto en Pensacola y Cassidy servir como oficial de armas a bordo del USS Indianapolis, un barco de combate litoral con puerto base en Mayport, Florida.
“Tuvimos que aceptar el hecho de que nos separaremos, pero esa separación no tiene por qué determinar lo sólida que es nuestra relación. Cada nuevo día será un nuevo día para fortalecer nuestro matrimonio”, expresó Mason.
Mason Wells, alférez de la Marina de los EE.UU., sabe que a pesar de las circunstancias, los desafíos que pueda enfrentar, ya sea un un atentado en Bélgica o las grandes tormentas en alta mar, él puede seguir adelante, impulsado por su tenaz esperanza, su amor por su futura esposa, su familia y el evangelio, y su fe en Dios.
Fuente: Church News