El huracán Ida desembarcó en la costa de Luisiana el 29 de agosto de 2021, con vientos sostenidos de hasta 150 mph, derribando árboles, aplastando hogares y causando cortes de energía para más de un millón de personas. Sin embargo, al final de la semana, miles de voluntarios de toda la región, incluyendo Manos que Ayudan de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Ellos están en los lugares afectados y ayudando con la recuperación y restauración.
En cuestión de días, voluntarios con distintivos polos amarillos trajeron motosierras, rastrillos y cargadores de orugas para comenzar a limpiar los terrenos de su iglesia. Uniéndose a sus amigos metodistas, muchas manos hicieron un trabajo rápido.
Los recursos vinieron de toda la región. Muchos voluntarios han experimentado huracanes ellos mismos en los últimos años, como Jake Smith de Pensacola, Florida.
Los suministros de socorro de emergencia, incluidos el agua y los alimentos de los almacenes de la Iglesia en el sureste de los Estados Unidos, se han entregado a los centros de reuniones de la Iglesia para su distribución a las personas en la zona del desastre.
Este primer fin de semana, hay muchas órdenes de trabajo para abordar las ramas de los árboles y tocones desarraigados por los fuertes vientos. Sin embargo, la falta de electricidad y las temperaturas cálidas hicieron que las condiciones para los trabajadores y las víctimas fueran desafiantes.
Josh y Sierra Kennedy viven en Houma, Luisiana, con sus dos hijas. Sierra y las niñas evacuaron a la casa de su madre, y Josh estaba fuera trabajando, recordando lo que vio a su regreso.
“Entras, y el olor es realmente lo que [notas] primero y lo mal que olía. Cuando [salimos] de Houston [para regresar a nuestra casa anoche], esa fue la última vez que tuvimos una comida caliente. Alguien entró en el complejo de apartamentos de la madre [de Sierra], y comieron espaguetis y nachos, frijoles rojos y arroz, y bebidas frías. Es simplemente duro”, dijo Josh.
Con una cochera colapsada, un techo derrumbado y muebles en ruinas, muchas de sus pertenencias fueron trasladadas a su jardín delantero, gracias a la ayuda de voluntarios de Manos que Ayudan del área de Beaumont, Texas.
“Conducir a través de la devastación es realmente difícil ver cuántas personas se ven afectadas”, dijo Ty Coates, un misionero que sirve en Texas. “Cuando ocurren desastres, por lo general es para uno y para que toda la comunidad pueda reunirse a su alrededor. Mientras que aquí está muy extendido y es increíble porque todo el mundo ayuda a todos, a pesar de que todos están sufriendo”.
Los hogares de los miembros de la Iglesia se vieron afectados, algunos con inundaciones significativas, pero afortunadamente no se ha informado de pérdidas de vidas entre los miembros de la Iglesia, pero la limpieza apenas está comenzando.
Todos los misioneros fueron reubicados del camino de la tormenta antes de la tormenta, y muchos ahora están trabajando como parte de la limpieza.
Quinn Millington, un líder regional de la Iglesia, trajo equipo pesado de Montgomery, Alabama. “Es abrumador cuando [los residentes] regresan y miran su casa y hay árboles abajo y no hay electricidad y hay agua estancada, y se preguntan: ‘¿Qué le ha pasado a mi casa?’” dijo. “Es bueno que podamos entrar y eliminar al menos una o dos de sus preocupaciones y ofrecer algo de amor actuando como el Salvador”.
Fuente: newsroom.churchofjesuschrist.org
