Mi hijo es violento e inestable, ¿cómo puedo sentirme cómoda con él?

Pregunta 

Tengo un hijo adulto que aún vive con nosotros. Lo adoptamos cuando era pequeño. Él ha pasado por muchos traumas en el pasado y aunque mi esposo y yo hemos hecho todo lo posible para ayudarlo, él desarrolló un trastorno límite de la personalidad y miente mucho.

Hace aproximadamente un año atravesó una fase extremadamente difícil en la que estaba siempre enojado, era violento y mentía constantemente.

Con la ayuda de un profesional, se le dio una prescripción medicación, dejó la fase de enojo y violencia; sin embargo, todavía me siento tensa al estar cerca a él.

Afortunadamente, hemos trabajado lo suficiente con él como para que esté encaminado hacia una carrera profesional y su independencia. Lo malo es que me cuesta disfrutar de su compañía y no quiero que mi incomodidad obstaculice su progreso por lo que trato de ser lo más amorosa posible.

Él miente mucho sobre lo que sucede, cambia las historias para hacerse ver como un héroe, habla de sí mismo todo el tiempo y se ofende fácilmente. Nunca sé qué está haciendo o en qué estado de ánimo lo voy a encontrar.

He tratado de hacer cosas para ayudar a nuestros hijos menores a unirse más como familia, pero cuando él está cerca me resulta difícil sentirme feliz.

¿Tienes algún consejo sobre cómo o qué debería hacer en esta situación?

Respuesta

Te felicito por tu profundo compromiso, por ayudar a tu hijo a convertirse en un hombre sano que pueda desarrollarse tanto en el entorno social como en el familiar.

Puedo percibir tu amor y dedicación hacia él, pero también puedo sentir el agotamiento, la preocupación y la culpa que no se filtran en tus interacciones con él, sino también en tus momentos de privacidad.

Te compartiré algunos consejos que te pueden ayudar a manejar tus sentimientos y reacciones hacia él.

Como ya sabes, vivir con alguien que padece Trastorno Límite de Personalidad te deja con una incertidumbre constante sobre tu posición en la relación.

Debido a que estas personas constantemente están buscando señales de rechazo, en ocasiones se encuentran a la defensiva o a la ofensiva a fin de protegerse a sí mismas del abandono.

Y, trágicamente, al ser tener estas reacciones, es natural que los demás se alejen, confirmando así sus temores. Es un ciclo que deja a todos agotados.

Sé que realmente estás agotada, es comprensible que no te sientas a gusto cerca de él ahora. No significa que no te guste sentirte feliz o que no te esfuerces por serlo en el futuro, simplemente significa que aún te estás recuperando del trauma que te ha hecho pasar a ti y a tu familia en estos últimos años.

Vivimos en una cultura donde no se toleran las emociones complejas y difíciles, como la tristeza, la pérdida y el miedo. A menudo existe una presión que hace que otros “sonrían” para que las personas a tu alrededor se sientan cómodas.

Antes de poder expresar una sonrisa auténtica, es importante que tomes aire, descanses de los años de batalla que has sobrellevado con su enfermedad y busques sanación personal.

Reconozco que tu hijo tiene limitaciones relacionales graves a causa de su salud mental, pero sigue siendo válido que tengas expectativas básicas sobre cómo él se comporta en casa.

Estoy seguro de que has descubierto qué patrones de comportamiento dejarás pasar y cuáles necesitas abordar. Es importante no pasar por alto comportamientos dañinos que amenacen la seguridad, la dignidad y la paz de los miembros de tu familia.

Aunque él pueda exagerar sus historias y vivir una vida centrada en sí mismo, se puede esperar que sea una persona segura en el entorno familiar. Es comprensible que seas cautelosa y menos entusiasta en pasar mucho tiempo cerca de él en este momento.

Has empleado la mayor parte de tus recursos maternales tratando de estabilizarlo, así que es comprensible que necesites algunos momentos para descansar de él. Pídele a tu esposo u otros miembros de la familia que pasen tiempo con él.

Pide la ayuda de otros al crear la unidad familiar que buscas. No es tu únicamente tu responsabilidad abordar el clima emocional de tu familia. Si necesitas un descanso, permítete tenerlo.

También podrías considerar buscar algún tipo de sanación personal a través de un terapeuta de salud mental capacitado. El trauma no resuelto es frecuentemente la causa de la depresión crónica.

Asegúrate de haber trabajado y sanado completamente el impacto de su violencia, agresión y manipulación en tu salud emocional y física.

Un terapeuta experto también puede ayudarte a aprender a responder de manera efectiva en esos momentos en los que tu hijo te sorprende con sus reacciones.

Como ya sabes, la verdadera paz vendrá a través de Jesucristo. Aún puedes sentir Su paz incluso cuando te tomas un descanso por la situación de tu hijo, proteges tus recursos limitados y lo responsabilizas por su comportamiento dañino.

La verdadera paz no solo existe en ausencia del conflicto con otros. La verdadera paz llega cuando tus esfuerzos son santificados y justificados por el Espíritu, sin importar lo difícil que pueda ser para tu hijo (o otros miembros de la familia).

Dado que la enfermedad de tu hijo requerirá toda una vida de educación, límites, creatividad y apoyo, es comprensible que algunos días te sientas con más ánimos que otros.

Si estás preocupada de que él detecte cada uno de tus momentos de desánimo y reaccione negativamente, entonces nunca se te permitirá experimentar lo que realmente estás sintiendo. Incluso en condiciones ideales, no se puede esperar que mantengas por tu cuenta las relaciones familiares.

Si estás teniendo un mal día o necesitas un espacio lejos de sus teatralidades, compártelo ya sea con tu hijo o cualquier otra persona hasta que recuperes tu equilibrio emocional.

Fuente: Meridian Magazine

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