Aunque en las Escrituras leemos en repetidas oportunidades que el amor de Dios por Sus hijos es infinito, que no hace acepción de personas, o que deja a las 99 ovejas para rescatar a la que se perdió, también hay una promesa que parece “exclusiva”.
Es aquella que efectuó miles de años atrás al profeta Abraham, a quien le aseguró que tendría una descendencia innumerable, la cual recibiría el evangelio, las bendiciones del sacerdocio y todas las ordenanzas de la exaltación (Génesis 17:4-8).
Este grupo selecto y altamente favorecido por el Señor, en las Escrituras, se le conoce como el “pueblo del convenio”.
Pero si a los ojos de Dios todos Sus hijos e hijas somos igual de valiosos e importantes, ¿por qué elige a un pueblo del convenio?
El carácter inclusivo del convenio
El profeta Abraham fue un ejemplo de rectitud. Abraham on the Plains of Mamre, by Grant Romney Clawson
Debido a que el profeta Abraham fue un hombre sumamente recto, destacando su resistencia a adorar los ídolos de su padre y su diligencia por guardar todos los mandamientos, el Señor efectuó este convenio con él y con sus descendientes.
En Génesis 12:1-3, Dios le promete a Abraham que será el padre de una gran nación, que sus descendientes serán numerosos y que, a través de ellos, todas las familias de la Tierra serán bendecidas. Este convenio establece un linaje de fe, vinculando a los creyentes a un legado de bendición y responsabilidad divinas.
La importancia del convenio abrahámico radica en su carácter inclusivo. Se extiende más allá de los descendientes físicos de Abraham para abarcar a todos los que eligen seguir los mandamientos de Dios y abrazar el evangelio de Jesucristo.
El apóstol Pablo, en Gálatas 3:29, lo reafirma:
“Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente descendientes de Abraham sois, y herederos conforme a la promesa”.
Así, la doctrina de la Iglesia de Jesucristo recalca que Dios continúa reuniendo a Su pueblo del convenio en los últimos días, invitando a todos, sin excepción, a participar de las bendiciones del evangelio.
Promesa para nuestra generación
La revelación moderna nos da más detalles de este convenio. Imagen: Facebook, Russell M. Nelson
El libro de Doctrina y Convenios nos proporciona información crucial sobre la naturaleza de esta promesa, donde Dios declara que está llamando a Su pueblo al arrepentimiento y enviará Su palabra a todas las naciones.
En ese sentido, la restauración del evangelio de Jesucristo por medio del profeta José Smith refuerza la idea de la responsabilidad colectiva que tenemos como pueblo del convenio.
Lo que significa que cada miembro no solo es un receptor de las bendiciones de Dios, sino también un participante activo en Su plan divino.
Adicionalmente, los profetas modernos desempeñan un papel vital en la guía del pueblo del convenio en la actualidad. Sus enseñanzas ayudan a aclarar la importancia de vivir una vida de convenio y las responsabilidades que ello conlleva.
Así lo declaró el presidente de la Iglesia de Jesucristo, Russell M. Nelson:
“Algunos de nosotros somos descendientes literales de Abraham; otros son congregados en su familia por adopción; el Señor no hace acepciones.
Juntos recibimos las bendiciones prometidas si buscamos al Señor y obedecemos Sus mandamientos; pero si no lo hacemos, perdemos las bendiciones del convenio”.
Por lo tanto, ser parte de un pueblo del convenio no es simplemente un título; es una invitación a experimentar la plenitud de las bendiciones de Dios y a participar en Su plan divino, perfecto e inclusivo.
Fuente: Ask Gramps
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@masfe.org Cuando Jesucristo le dio las llaves del reino de los cielos a Pedro, no lo hizo para convertirlo en el portero celestial que todos piensan que es. Las llaves que se le entregaron a Pedro en realidad se refieren a la autoridad de Jesús, para que de ese modo, todo lo que él haga en la tierra por medio de esas llaves, sea ratificado en los cielos. Es decir, las llaves de Pedro son en realidad la autoridad del sacerdocio. #llaves #pedro #jesus #biblia #cristianos #cielo #reinodeloscielos
