Las lágrimas, conocidas como una expresión de emociones humanas como la alegría, el dolor o la frustración, tienen un poder oculto: pueden revelar información sobre nuestra salud.
Investigadores de Brigham Young University (BYU) han desarrollado un revolucionario método para aprovechar este potencial, utilizando lentes de contacto blandos para recolectar las proteínas de las lágrimas basales y detectar enfermedades de manera temprana.
Una ventana a la salud
No todas las lágrimas son iguales. Las lágrimas que caen al cortar una cebolla son distintas a las que surgen por dolor, o tras pisar un juguete en la oscuridad de la noche, y también diferentes a las lágrimas basales, que mantienen nuestros ojos hidratados durante el día.
Cada tipo de lágrima contiene proteínas únicas, las cuales, en estos biofluidos, pueden indicar problemas de salud en el organismo. que nos brindan una mirada de lo que ocurre dentro de nuestro cuerpo.
El profesor de bioquímica Kenneth Christensen y el exestudiante de posgrado Robert Roden, de BYU, publicaron recientemente un estudio en Clinical Proteomics en el que describen su innovador método.
“¿Cuántas personas podrían beneficiarse si los médicos pudieran detectar enfermedades antes de que los síntomas aparezcan? Con este nuevo método de lentes, podríamos examinar una variedad de problemas de salud al analizar las lágrimas”, expresó Roden.
En lugar de depender de técnicas invasivas o irritantes para recolectar lágrimas, los investigadores optaron por una alternativa más cómoda: lentes de contacto blandos hechos de material hidrogel.
¿Cómo funciona?
Los lentes de contacto se usan durante solo cinco minutos, tiempo en el cual absorben naturalmente proteínas del ojo.
Estas proteínas se analizan luego para detectar señales tempranas de enfermedades como glaucoma, degeneración macular, cáncer de mama e incluso Alzheimer.
Los métodos actuales para recolectar lágrimas suelen implicar la irritación del ojo, lo que produce lágrimas reflejas que diluyen las proteínas indicadoras clave.
El enfoque basado en lentes evita este problema, ofreciendo una alternativa indolora y más amigable para los pacientes.
“Cualquier enfermedad que toque la sangre tiene el potencial de aparecer en las lágrimas. Con este método, podríamos realizar exámenes para una amplia gama de problemas de salud antes de que aparezcan los síntomas”, explicó Roden.
Una visión para el futuro
El equipo de investigación de BYU, en colaboración con Rocky Mountain University, está llevando a cabo ensayos clínicos adicionales para vincular las proteínas específicas de las lágrimas con ciertas enfermedades.
Su visión es que los optometristas y oncólogos utilicen esta técnica como una herramienta de detección rutinaria en sus consultas.
“Este proyecto tiene un potencial enorme. Las lágrimas son un fluido accesible y no invasivo que podría transformar la manera en que detectamos y tratamos enfermedades de manera temprana”, dijo Christensen.
Para Roden, trabajar en este proyecto durante su doctorado en BYU fue una experiencia profundamente significativa, tanto científica como espiritualmente. Aprecia la manera en que BYU fomenta una intersección única entre la fe y la ciencia.
“La bioquímica es un testimonio de nuestro Creador. Nuestras moléculas declaran que el Señor gobierna toda vida. La huella de Dios está en todas partes en la ciencia”, comentó Roden.
Esta investigación pionera no solo abre nuevas puertas para la innovación médica, sino que también subraya cómo la ciencia y la fe pueden trabajar juntas para mejorar vidas. Con el poder de las lágrimas y la creatividad humana, el futuro de la detección de enfermedades se ve más prometedor que nunca.
Fuente: Meridian Magazine