“También venden jugo de naranja”.
Así me aclaran mis amigas cada vez que sugieren reencontrarnos en una cafetería. Pueden pasar los años, pero creo que siempre recordarán mi postura reacia hacia el café.
Cuando las horas de sueño se reducían al mínimo durante la semana de exámenes y todos recurrían a, por lo menos, un pequeño vaso de café, siempre declinaba con una sonrisa a su generosa invitación. Quienes ya me conocían sabían que la insistencia era innecesaria:
“No podrás convencerla, ella es ‘mormona’. A ellos se lo prohíben”, repetían entre risas. Y allí es cuando, además de corregirles el apelativo, me permitía explicarles sobre uno de los mandamientos con el que más identifican a los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
La Palabra de Sabiduría ha iluminado mi vida muy por encima de las abundantes bendiciones que los profetas han declarado a lo largo de los 192 años desde que se reveló. Desde la confianza de cercanos y extraños, el respeto de profesores y mayores… hasta conseguir un trabajo de la manera más inesperada.
La mejor decisión
La Palabra de Sabiduría es una luz y guía en nuestras vidas. Imagen: Canva
Pero quisiera esclarecer un punto antes de proceder con mi experiencia. Porque, aunque mis amigos repitan que la Iglesia “me prohíbe” consumir determinadas sustancias, esa afirmación dista totalmente de la realidad.
Tal como se explica en la sección Temas del Evangelio, la Palabra de Sabiduría es una ley de salud para el beneficio físico y espiritual de Sus hijos, donde el Señor nos revela qué alimentos y sustancias son provechosas para nuestro cuerpo y cuáles no.
Aunque el alcohol, el café, el té, el tabaco y las drogas ilícitas son los 5 elementos que se nos exhorta dejar de lado con mayor firmeza; finalmente, somos nosotros los que aceptamos seguir estas normas y leyes.
Voluntariamente, tomamos la decisión de bautizarnos y hacer un convenio con Dios de honrar estas pautas divinas. Porque comprendemos que nuestro cuerpo es un valioso regalo de nuestro Padre Celestial. Un sagrado templo donde habita el Espíritu Santo, siempre que lo mantengamos puro y pulcro.
Así lo compartió la hermana Susan W. Tanner, quien sirvió como presidenta general de las Mujeres Jóvenes:
“El evangelio restaurado enseña que hay un vínculo íntimo entre el cuerpo, la mente y el espíritu. La Palabra de Sabiduría nos promete tener sabiduría en nuestro espíritu y conocimiento en nuestra mente.
“¡Ah, cuánto ruego que todos los hombres y todas las mujeres busquen la belleza del cuerpo, de la mente y del espíritu!”.
La Palabra de Sabiduría, por lo tanto, no es una cadena que nos ata y prohíbe de experimentar los ‘placeres’ que nos ofrece el mundo; por el contrario, nos prepara y protege de posibles vicios que podrían dañar nuestro progreso no solo en esta vida, sino por toda la eternidad.
‘Algo’ especial
Para una persona tímidas, las entrevistas de trabajo pueden ser atemorizantes. Imagen: iStock
Es así que, en mi experiencia personal, una joven pequeña, callada y extremadamente tímida, la Palabra de Sabiduría me ha permitido, casi de manera natural, enfrentar a un mundo grande, bullicioso y socialmente demandante.
Al esforzarme por cuidar mi cuerpo de sustancias dañinas, pocas horas de sueño o un ritmo de vida sedentario, he sido testigo de cómo física, pero también espiritualmente, a pesar de mi miedo y resistencia a salir de mi zona de confort, las personas han logrado ver esa belleza de la que habló la hermana Tanner en mi interior.
Aunque me costaba participar y dar mi opinión en el colegio y la universidad; en más de una ocasión, los profesores se acercaban personalmente a mí para conversar. “Transmites un semblante diferente”, me comentó el docente de Ciencias Sociales en secundaria.
Esa quietud y tranquilidad que mi espíritu reflejaba también me ayudó en el caótico y, muchas veces, frustrante proceso para buscar y conseguir un trabajo. Porque esa proactividad que se solicita en casi todos los empleos es, probablemente, la última cualidad que transmito.
La belleza de tu espíritu también se puede reflejar en los demás. Imagen: Shutterstock
Sin embargo, en las ocasiones en las que menos me he forzado a proyectar una imagen diferente y he permitido que ese semblante sea el que se refleje en mis entrevistas, he visto cómo los reclutadores han notado en mí una candidata no solo capacitada y preparada, sino profesional y con principios.
“Quizá no has sido la más comunicativa del proceso, pero tienes ‘algo’ especial que nos permite confiar en ti”, me reveló la señorita de Recursos Humanos de mi anterior trabajo.
Y ese “algo”, puedo asegurarles, es el fruto de 27 años esforzándome por vivir la Palabra de Sabiduría. De entender que mi cuerpo es un santuario de Dios y permitir que Él transmita a los demás, a pesar de mis pocas palabras, Su poder y Su luz.
Tal como lo declaró el presidente Russell M. Nelson:
“Sean diferentes a los demás. Ustedes y yo sabemos que deben ser una luz para el mundo. Por lo tanto, el Señor necesita que luzcan, que hablen, que actúen y se vistan como un verdadero discípulo de Jesucristo”.
Mi timidez, lo que siempre me pareció una debilidad y una desventaja en un mundo tan sociable, Dios logró transformarla en una fortaleza. En una luz no solo para mí, sino también para quienes me rodean.
Porque, para compartir el evangelio, a veces tu espíritu y ejemplo son más valiosos que muchas palabras.
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@masfe.org El mundo siempre te ofrecerá cosas llamativas, pero lo que Dios te da siempre será mucho más saludable y nutritivo para tu alma. No te dejes engañar por lo bonito y vacío del mundo 🥺 #mundo #jesus #reflexion #naturaleza #alimentos #saludable #biblia #diosteama #cristianos #paz #distracciones
