Una de las enseñanzas más impactantes de Jesucristo se centró en la esperanza. Durante su tiempo en la tierra, Él conoció a muchas personas, incluyendo a aquellos que cargaban con un pasado oscuro. Sin embargo, Su invitación siempre se centraba en venir a Él para tener la esperanza de un mejor futuro, dejando atrás sus pecados y errores.
“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”. (2 Corintios 5:17)
Como miembros de la Iglesia de Jesucristo, honramos esas palabras de Cristo ofreciendo la esperanza de segundas oportunidades, pero, ¿qué hacemos a favor de aquellos cuyos errores les causaron la pérdida de su libertad?
Entre la cárcel y la libertad

El 3 de septiembre se encendió una luz de esperanza en Rwamagana, Ruanda, con la inauguración de un Centro de Reintegración Social con el fin de ayudar a mujeres reclusas a reincorporarse a la sociedad. Este proyecto se hizo realidad gracias a una colaboración de la Iglesia de Jesucristo con el gobierno de Ruanda y la fundación Stirling de Utah.
Se espera que este nuevo centro aporte valor a las convictas a través de conexiones profundas con sus familias y con el mercado laboral mediante programas y dinámicas que fomenten el emprendimiento y el fortalecimiento de los vínculos con el entorno.
Vincent Biruta, Ministro del Interior de Ruanda, reconoció el gran impacto que tendrá este Centro de Reintegración Social y, luego de reconocer el desempeño de las organizaciones involucradas, expresó:
“Como gobierno, estamos dispuestos a seguir construyendo estos centros y a colaborar más ampliamente en los programas de preparación para la rehabilitación y la reintegración”.
El inicio de nuevos comienzos

La ceremonia de inauguración contó con la presencia del élder Thierry K. Mutombo, Setenta Autoridad General y presidente del Área África Central, quien compartió un mensaje centrado en el propósito detrás de la edificación del Centro de Reintegración Social.
“En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tenéis amor los unos por los otros”. (Juan 13:35)
El élder Mutombo mencionó que la creación de este centro era una forma de expresar amor a quienes perdieron su libertad devolviéndoles la confianza de iniciar una nueva vida.
Por su parte, Nicole Stirling, vicepresidenta de la Fundación Stirling, dedicó palabras inspiradoras a las convictas recordándoles el valor eterno de su identidad divina, así como su capacidad para forjar un nuevo comienzo.
“Ustedes también fueron recibidas con esperanza. Esa esperanza sigue viva. Su valor es eterno. Son hijas de Dios, dotadas de fuerza y compasión. Su historia no ha terminado. Llevan dentro el poder de sanar, enseñar, nutrir y animar”, expresó Stirling.
Una verdad universal

Este acontecimiento es otro hecho que demuestra la preocupación de la Iglesia de Jesucristo por apoyar a los que sienten que han perdido toda esperanza. Jesucristo nos mandó:
“Debéis continuar ministrando por estos; pues no sabéis si tal vez vuelvan, y se arrepientan, y vengan a mí con íntegro propósito de corazón, y yo los sane; y vosotros seréis el medio de traerles la salvación”. (3 Nefi 18:32)
La iniciativa del Centro de Reintegración Social refleja un acto de ministración misericordioso que más que brindar talleres y asesorías, brindará sanación a cada corazón en la espera de la libertad.
Fuente: Church News




Hola, las experiencias de estos hermanos me han hecho pensar de que forma uno puede llegar ayudar a las personas que están privadas de libertad, ¿Cómo se puede llegar ayudar en una cárcel? ¿Cómo podemos nosotros ser instrumentos en las manos del Señor para llegar a ellas?¿ A Qué entidad debemos recurrir para predicar el evangelio en la cárcel?
Gracias por tu interés, Verónica. Una forma de avanzar es acercarte a los programas de servicio de la Iglesia. Te recomiendo contactar a la oficina local de servicio o a la Asistencia Humanitaria de la Iglesia; ellos podrán orientarte sobre las oportunidades disponibles y cómo participar de manera segura y efectiva. Que el Señor guíe tu deseo de ser un instrumento de Su amor y servicio.