¿Renunciarías a grandes oportunidades de éxito profesional por servir a Jesucristo? Puede que esta sea una de las preguntas más complicadas de responder, y aunque pienses que no hay nadie dispuesto a hacer tal sacrificio, la historia de Pablo Arteaga te convencerá de lo contrario.

Con tan solo 20 años, Pablo, un joven chileno, tenía una prometedora carrera en el mundo de los deportes como arquero profesional. Sin embargo, decidió dejarlo todo para convertirse en misionero de la Iglesia de Jesucristo. Pero, ¿cómo llegó a tomar esa decisión?

Descubriendo la verdadera felicidad

Pablo Arteaga durante una visita al templo. Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

Desde muy pequeño, Pablo creció rodeado de una familia de amantes del fútbol, lo que lo introdujo a ese mundo. Con tiempo y dedicación, logró ser parte del club profesional Imperial Unido. ¡Parecía que al fin era feliz!

Sin embargo, muy pronto descubriría un mayor enfoque de la felicidad. A medida que llegaron experiencias como el programa de seminario y visitas al templo de Concepción, Pablo comenzó a darse cuenta de algo diferente.

“En la cancha disfrutaba cuando ganaba, pero dentro del templo fue diferente: un gozo duradero. En ese momento decidí que quería servir una misión, expresó Pablo.

A veces, como Pablo, puede que tengamos una perspectiva limitada sobre la felicidad. Inconscientemente suponemos que la felicidad está en lo que el mundo ofrece, pero en realidad, está en lo eterno. El Señor enseñó:

No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan”.

El deseo de servir una misión de Pablo fue un reflejo de su fe en esta enseñanza de Jesucristo. Su verdadero tesoro estaba en servirlo a Él.

El valor de elegir lo eterno

Pablo Arteaga un domingo en la capilla. Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

A pesar de haber tomado su decisión, Pablo tuvo que enfrentarse a una oposición muy grande: las prometedoras ofertas laborales. A los 18 años, ya se le habían abierto las puertas a mejores condiciones en su carrera. ¿Cómo resistirse a un futuro soñado?

“Me ofrecieron continuar, incluso con un aumento de sueldo, mencionó Pablo. “Pero esa noche, después de orar… sentí el ardor en el pecho de que servir era lo correcto. Inmediatamente llamé a mis entrenadores y les expliqué que no continuaría.

En este mundo, a veces seremos cuestionados o hasta insultados por elegir lo eterno, en vez de lo “seguro”, pero lo eterno siempre tendrá un mayor valor. Se requiere de verdadera valentía para “dejar pasar las oportunidades” por la fe.

La decisión de Pablo, nos recuerda a esta enseñanza bíblica:

“¿Qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo y perdiere su alma? O, ¿qué recompensa dará el hombre por su alma?”. (Mateo 16:26)

De nada sirve lograr grandes cosas si no alcanzamos la mayor meta de todas: la vida eterna. Si escoges lo eterno, como Pablo, recibirás mucho más de lo que dejes atrás.

Una inspiración ejemplar

Pablo Arteaga junto con misioneros de la Iglesia de Jesucristo. Image: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

Hoy, Pablo es oficialmente Elder Arteaga y desde la misión Argentina Mendoza, su ejemplo brilla junto al de muchos otros misioneros en el mundo que, así como él, han pausado todo para escoger lo eterno.

Ellos sirven al Señor con gozo confiando en Su promesa:

“Y todo el que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o esposa, o hijos o tierras, por mi nombre recibirá cien veces más y heredará la vida eterna. (Mateo 19:29)

Si estás pasando por la misma situación que Elder Arteaga o alguna similar, deja que esta promesa te inspire y escoge lo eterno. Tu ejemplo puede ser la fuerza que alguien más necesite para renunciar a lo bueno por lo excelente.

Fuente: Sala de Prensa de Chile

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