Los templos son literalmente las casas de Dios sobre la tierra. Son lugares donde las personas pueden ir y hacer promesas sagradas con Dios, sentir la paz del Espíritu y escapar de las exigencias de la ajetreada vida cotidiana.
Y aunque la mayoría de los templos se encuentran cerrados por la pandemia de coronavirus, tenemos esperanza de que sus puertas volverán a abrirse para acoger a los Santos de todo el mundo.
Aunque no podemos entrar al templo en este momento, el templo puede residir en nosotros y en nuestros corazones.
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El templo está construido sobre un terreno elegido por Dios
“Y le mostraré a mi siervo José todas las cosas concernientes a esta casa, y su sacerdocio, y el sitio sobre el cual se ha de edificar” -DyC 124: 42
Es un lugar de restauración
A los primeros santos se les declaró:
“Porque no existe lugar sobre la tierra a donde [el Altísimo] pueda venir a restaurar otra vez lo que estaba perdido para vosotros, o lo que él ha quitado, a saber, la plenitud del sacerdocio. Porque no hay una pila bautismal sobre la tierra en la que mis santos puedan ser bautizados por los que han muerto” -DyC 124: 28-29
Es un lugar de profecías cumplidas
Los Santos tienen la bendición de tener templos a los cuales pueden acudir para recibir inspiración y hacer promesas con Dios.
“Y vendrán muchos pueblos y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará acerca de sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová” -Isaías 2: 3
Se cumple la profecía de la obra de salvación por los que han fallecido.
“El profeta Elías había de plantar en el corazón de los hijos las promesas hechas a sus padres, presagiando la gran obra que se efectuaría en los templos del Señor en la dispensación del cumplimiento de los tiempos para la redención de los muertos, y para sellar los hijos a sus padres, no fuera que toda la tierra fuese herida con una maldición y quedara enteramente asolada a su venida” -DyC 138: 47-48
Un lugar de santidad y gloria
El templo está “santificado y consagrado”. José Smith oró:
“Para que [Su] santa presencia esté continuamente en [esa casa]” -DyC 109: 12
El templo es un lugar donde podemos sentir la presencia y gloria del Señor.
“Y si mi pueblo me edifica una casa en el nombre del Señor, y no permite que entre en ella ninguna cosa inmunda para profanarla, mi gloria descansará sobre ella.
Sí, y mi presencia estará allí, porque vendré a ella; y todos los de corazón puro que allí entren verán a Dios” -DyC 97: 15-16
“Vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis” -Malaquías 3: 1
Es un lugar de aprendizaje
El templo es un lugar donde podemos recibir instrucción y conocimiento.
“El templo es una excelente escuela; es una casa de aprendizaje. En los templos se conserva un ambiente propicio para la instrucción sobre asuntos que son profundamente espirituales.” -Boyd K. Packer
También es un lugar que nos brinda la oportunidad de aprender a comunicarnos, meditar, orar y perfeccionarnos.
“¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?” -1 Corintios 3:16.
Es un lugar de respuesta y revelación
La Casa del Señor un lugar para hacer preguntas al Señor, donde podemos “meditar en su templo” (Salmo 27: 4).
Los templos son lugares donde podemos recibir revelación personal.
“Cuando me he sentido abrumado por algún problema o dificultad, he ido a la casa del Señor con una oración en mi corazón en busca de respuestas y las he recibido de un modo claro e inconfundible” -Ezra Taft Benson.
“Una cosa he pedido a Jehová; esta buscaré: que more yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura de Jehová y para meditar en su templo” -Salmo 27: 4
También nos dan fortaleza espiritual.
“Los templos son el centro de la fortaleza espiritual de la Iglesia” -Elder Boyd K. Packer.
Un lugar de adoración
El templo es un lugar donde podemos adorar al Padre y al Hijo.
“Me postraré hacia tu santo templo, y alabaré tu nombre por tu misericordia y tu verdad, porque has engrandecido tu nombre y tu palabra sobre todas las cosas” -Salmos 138: 2
El templo requiere nuestro mayor esfuerzo
Para poder entrar al templo se requiere de una recomendación para el templo, que podemos obtenerla de acuerdo con el cumplimiento a las promesas y convenios que hemos hecho con el Padre.
“Desearía que todo miembro adulto fuera digno de obtener una recomendación para entrar en el templo y que la tuviera, aun cuando viva lejos de él y no pueda asistir inmediatamente ni muy seguido”-Howard W. Hunter.
El templo es para que los puros de corazón vean a Dios.
“Y si mi pueblo me edifica una casa en el nombre del Señor, y no permite que entre en ella ninguna cosa inmunda para profanarla, mi gloria descansará sobre ella. Sí, y mi presencia estará allí, porque vendré a ella; y todos los de corazón puro que allí entren verán a Dios” -DyC 97: 15-16
El templo es para aquellos que se esfuerzan por se dignos dignos.
“Por motivo de que el templo es la casa del Señor, las normas para ser admitidos en ella las ha establecido él. Uno entra allí como invitado del Señor. Tener la recomendación para el templo es un privilegio inestimable y una señal tangible de obediencia a Dios y a Sus profetas” -Russell M. Nelson.
Es un lugar donde se unen las familias
El templo es el lugar donde las familias pueden estar unidas por la eternidad.
“Puesto que eso es verdad, todo lo que hagamos debe tener el matrimonio celestial como enfoque y propósito. Eso significa que debemos esforzarnos por sellarnos con un compañero eterno en el templo de Dios; también debemos alentar a los demás a hacer y guardar los convenios que unen al esposo y la esposa, junto con su familia, en esta vida y en el mundo venidero” -Henry B. Eyring
Las bendiciones de las familias eternas también se extienden a quienes han fallecido, gracias a la historia familiar y la obra del Templo podemos llevar el evangelio a nuestros antepasados.
“¡Prorrumpa la tierra en canto! ¡Alcen los muertos himnos de alabanza eterna al Rey Emanuel que, antes de existir el mundo, decretó lo que nos habilitaría para redimirlos de su prisión; porque los presos quedarán libres!” -DyC 128: 22.
Los templos volverán a abrir sus puertas, de eso no hay duda, sólo debemos confiar en el tiempo del Señor.
Fuente: latterdaysainntmag.com