La siguiente experiencia está basada en un artículo compartido por Sala de Prensa en Perú, mientras recordamos las enseñanzas del presidente M. Russell Ballard, quien falleció recientemente.
Los 3 misioneros asesinados en Huancayo, Perú
En el 2017, durante un devocional para obreros del templo el presidente M. Russell Ballard recordó cuando tres misioneros peruanos fueron asesinados en la ciudad de Huancayo.
“En el momento en que me enteré, estaba a bordo de un avión rumbo a Lima, pero luego me dirigí a los hogares de las familias de los misioneros”, contó el apóstol.
Cuando finalmente se reunión con una de las familias de los misioneros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días asesinados, el presidente Ballard expresó:
“Estoy aquí representando a la Primera Presidencia y al Cuórum de los Doce. Estoy aquí para asegurarle y decirle cuánto le amamos a usted y a su familia, y para asegurarle que sus hijos han sido transferidos al mismo trabajo que hacían cuando trabajaban en Huancayo y que serán suyos para siempre”.
Mantener una perspectiva eterna
Uno de los padres de los misioneros respondió de una forma consoladora y con una perspectiva eterna al comentar que su familia se había unido a la Iglesia 13 meses antes gracias a su hijo y que habían sido sellado como una familia eterna un mes antes:
“Entendemos la gran bendición de tener un templo y entendemos que no hemos perdido a nuestro hijo, sino que nuestro hijo estará separado por un corto tiempo”.
El presidente Ballard utilizó esta emotiva experiencia para enseñar a los obreros la naturaleza eterna de las ordenanzas del templo.
“Así que mi mensaje para ustedes esta noche es: ¡Qué glorioso y maravilloso es ser parte de esta obra grande y noble que llamamos obra del templo!”, expresó el presidente Ballard.
Después de compartir esta sensible historia, el presidente Ballard invitó a estudiar las secciones 76 y 138 de Doctrina y Convenios y declaró:
“A veces, cuando estamos en los momentos más profundos de prueba, cuando estamos pasando por los momentos más difíciles física, emocional, mental, espiritualmente… es cuando realmente llegamos a conocer a Dios”.
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