Acoso, violencia y abuso. En los últimos años, las noticias y portadas de los medios se han acaparado de lamentables agravios contra la integridad de niños, mujeres y hombres en todo el mundo.
Sobre estos repudiables actos, en octubre de 2022, el presidente y profeta de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, Russell M. Nelson, declaró: “El abuso constituye la influencia del adversario. Es un pecado grave”.
“Permítanme ser perfectamente claro: cualquier tipo de abuso de mujeres, niños o cualquier persona es una abominación para el Señor.
Aquellos que perpetran estos actos atroces no solo son responsables ante las leyes del hombre, sino que también enfrentarán la ira de Dios Todopoderoso.
Desde hace décadas, la Iglesia ha tomado amplias medidas para proteger, en particular, a los niños del abuso”.
No solo detener, también prevenir
Como seguidores de Jesucristo, los miembros de Su Iglesia nos centramos en prevenir el abuso, ayudar a las víctimas y denunciar y abordar este vil pecado con la responsabilidad misma del Salvador, tal como lo condenó durante Su ministerio terrenal:
“A cualquiera que haga tropezar a uno de estos pequeños que creen en mí, mejor le sería si le ataran al cuello una piedra de molino de asno y lo arrojaran a lo profundo del mar” (Mateo 18:1–6).
Lamentablemente, dentro de nuestra comunidad eclesiástica también se han denunciado casos de abuso. Razón por la cual, la Iglesia busca continuamente formas de mejorar sus esfuerzos para prevenir y detener la violencia, y cuidar de aquellos cuyas vidas han sido dañadas por estos abominables actos.
Protección total a la víctima
Cuando nos enteramos de un abuso, nuestra primera prioridad es brindar asistencia a la víctima y poner fin al abuso.
Capacitamos a los líderes locales de la Iglesia y brindamos recursos para detener y prevenir el abuso y para mantener a las personas seguras. Brindamos herramientas para ayudar a los miembros a saber que están protegidos para presentarse y obtener ayuda si se ha producido un abuso.
Los esfuerzos de la Iglesia por prevenir y detener el abuso reflejan las enseñanzas del Salvador de “ayudar a la persona” (Lucas 15:4). La víctima es un hijo de un amoroso Padre Celestial. Debemos hacer todo lo que podamos para protegerla y amarla.
Instamos a nuestros líderes y miembros locales a que se acerquen a las víctimas, las consuelen y fortalezcan, y las ayuden a comprender que lo que sucedió estuvo mal y que la experiencia no fue culpa de ellas. Exhortamos a que hagan esfuerzos para evitar que vuelva a suceder.
Tolerancia cero al abuso
La Iglesia tiene una política de tolerancia cero en lo que respecta al abuso. Esto significa que si nos enteramos de algún abuso, cooperamos con las autoridades civiles para denunciarlo e investigarlo.
Los agresores también están sujetos a las leyes de Dios. Independientemente de que alguien sea condenado por abuso o no, los agresores van a ser sometidos a la disciplina de la Iglesia y podrían perder su membresía en ella.
Entre las medidas adicionales que se están adoptando, se incluyen:
- Se están reemplazando o modificando las puertas de las aulas y oficinas en los edificios de la iglesia para incluir ventanas.
- La Iglesia cumple con las leyes que requieren verificación de antecedentes para entrevistar y evaluar a todos los voluntarios que sirven con niños o jóvenes.
- La creación de una sección de “Ayuda para la vida” en el portal oficial de la Iglesia incluye amplios recursos para ayudar a individuos, familias y congregaciones.
- La Iglesia apoya a muchas organizaciones en todo el mundo que ayudan a las víctimas a sanar y prosperar.
- Participación en programas nacionales de reparación para apoyar a los sobrevivientes.
Riguroso proceso de arrepentimiento
Como cristianos, creemos en el perdón. Si los condenados por abuso pagan el precio legal por sus crímenes y se someten al riguroso proceso de arrepentimiento que impone la Iglesia, pueden volver a efectuar convenios sagrados con Dios.
Sin embargo, la Iglesia ha enfatizado que nunca se les dará la oportunidad de servir en un llamamiento con niños o jóvenes. Una medida adoptada para garantizar la tranquilidad y bienestar de toda la comunidad.
Finalmente, la Iglesia anima a las familias a hablar con sus hijos sobre el abuso y a informarse sobre cómo reconocerlo y prevenirlo, ya que, por lo general, quien abusa de otros es hábil para engañar y ocultar sus acciones.
En ese sentido, las iglesias, las organizaciones juveniles, las familias y la sociedad en su conjunto deben estar vigilantes.
Esa fue la petición y el esfuerzo que pidió el presidente Nelson durante la conferencia general de octubre de 2022:
“Insto a cada uno de nosotros a estar alerta ante cualquier persona que pueda estar en peligro de ser abusada y a actuar con prontitud para protegerla. El Salvador no tolerará el abuso y, como Sus discípulos, nosotros tampoco podemos hacerlo”.
Es nuestro deber, como seguidores por convenio de Cristo, escuchar con seriedad y amor las denuncias de las víctimas, y garantizar una sociedad libre de estos repudiables actos.
Fuente: Church Newsroom
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