Películas que denigran la integridad de los misioneros, series que tergiversan hechos históricos que involucran a la Iglesia y reality shows que trivializan nuestras normas y principios.
En menos de un año, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días ha sido protagonista del mundo de los espectáculos y entretenimiento a través de representaciones inexactas, falsas o irreverentes.
Lo que ha generado una avalancha de desinformación y críticas destructivas contra los Santos de los Últimos Días que, sin embargo, no es reciente.
Rechazo hacia lo diferente

El profeta José fue asesinado por una turba. «Mob at Carthage Jail», por William L. Maughan
Establecida por José Smith en 1830, la Iglesia de Jesucristo enfrentó una reacción negativa inmediata de la sociedad predominantemente protestante.
Los primeros miembros fueron vistos a menudo como una secta privilegiada, principalmente por su admirable organización y cooperación como comunidad religiosa, lo que llevó a enfrentamientos, ataques de turbas e incluso al asesinato del profeta José Smith en 1844.
La persecución culminó con la migración forzada de miles de Santos de los Últimos Días a Utah, donde buscaron refugio de la hostilidad que enfrentaban en el este de los Estados Unidos.
Así, esta historia de violencia y discriminación ha dejado una marca indeleble en la memoria colectiva de la Iglesia de Jesucristo, fomentando un sentido de vigilancia contra cualquier forma de intolerancia.
Un factor importante que contribuye a la percepción negativa de los Santos de los Últimos Días provienen de estos estereotipos iniciales que han sido perpetuados tanto por los medios como por las narrativas culturales.
Medias verdades y distorsión

Una reciente producción de Netflix ha generado controversia sobre el profeta Young. Imagen: The Salt Lake Tribune
Desde el mundo, muchas personas ven a la Iglesia como una entidad prehistórica, ignorando la diversidad de creencias y prácticas entre sus miembros.
Por ejemplo, el estereotipo de que los Santos de los Últimos Días son polígamos sigue persistiendo, a pesar de que la Iglesia abandonó oficialmente esta práctica hace más de un siglo.
Además, el énfasis de la Iglesia en los valores familiares y la vida moral a menudo puede malinterpretarse como un conservadurismo exacerbado.
Los críticos con frecuencia citan la postura de la Iglesia sobre cuestiones como los derechos LGBTQ+ y el aborto como evidencia de intolerancia.
Sin embargo, a los miembros de la Iglesia se nos enseña a amar a todas las personas, independientemente de sus creencias o estilo de vida. Así lo enseñó el profeta Thomas S. Monson:
“La caridad es (…) aceptar a las personas como realmente son”.
A su vez, las diferencias teológicas entre la Iglesia y el cristianismo convencional intensifican estos sentimientos negativos.
Muchos de ellos consideran que nuestras creencias, como la noción de la revelación continua y las Escrituras adicionales como el Libro de Mormón, son blasfemia. Ya que el mundo, en su mayoría, teme lo que no entiende, lo que conduce a un ciclo de desconfianza y animadversión.
Sensacionalismo de la santidad

Las series caricaturizan prácticas sagradas de la Iglesia. Imagen: Apple
La dinámica social dentro de la Iglesia también es parte de los malentendidos.
Los Santos de los Últimos Días a menudo participan en la obra misional, una asignación que en la mayoría de iglesias es reservada para sus máximos líderes, lo que puede percibirse como una trivialización del evangelio.
Además, las representaciones que los medios de comunicación hacen de la Iglesia también han influido negativamente en la opinión pública en los últimos años.
Con tendencia al sensacionalismo, suelen enfatizar los aspectos menos convencionales de la cultura Santo de los Últimos Días, como el uso de gárments, reforzando la imagen inicial de la Iglesia como una secta secreta.
Sin embargo, a pesar de estos ataques históricos y actuales, la Iglesia de Jesucristo anima a los miembros a amar a su prójimo, sea cual sea su condición, y evitar la contención. Así lo exhortó el presidente Russell M. Nelson:
“Como discípulos de Jesucristo, debemos ser ejemplos de cómo interactuar con los demás, especialmente cuando tenemos diferencias de opinión.
“El mensaje del Salvador es claro: Sus verdaderos discípulos edifican, elevan, alientan, persuaden e inspiran, por muy difícil que sea la situación. Los verdaderos discípulos de Jesucristo son pacificadores”.
En ese sentido, los líderes de la Iglesia tienen un compromiso de larga data con la libertad religiosa y defienden los derechos de todas las confesiones en una sociedad diversa. Tal como se declara en el undécimo Artículo de Fe, un documento de casi 200 años:
“Reclamamos el derecho de adorar a Dios Todopoderoso conforme a los dictados de nuestra propia conciencia, y concedemos a todos los hombres el mismo privilegio: que adoren cómo, dónde o lo que deseen”.
Aunque puede resultar abrumador ver en la industria del entretenimiento tantas representaciones malintencionadas contra la Iglesia, podemos utilizar esta ‘popularidad’ como una oportunidad para compartir nuestras creencias, responder dudas y ser ejemplos del amor puro de Cristo.
Fuente: Ask Gramps
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