En un esfuerzo conmovedor por proteger la selva amazónica, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días está uniendo fuerzas con otras comunidades religiosas, líderes indígenas y expertos ambientales en una causa común: preservar uno de los pulmones más importantes del planeta, la Amazonía peruana. Este esfuerzo, realizado en el corazón de Loreto, busca dar una respuesta concreta a los desafíos que la contaminación y la deforestación presentan en esta región vital.
El Consejo Asesor de la Iniciativa Interreligiosa para los Bosques Tropicales (IRI Perú), que incluye a diversas religiones como la Iglesia Católica, la comunidad judía, islámica, Bahá’í y muchas más, se ha reunido para escuchar testimonios de las comunidades afectadas y trabajar juntos en soluciones. Lo que une a estos grupos es un compromiso compartido de cuidar la creación divina, representada en los ríos y bosques que dan vida a millones de especies y a miles de comunidades.
La delegación de líderes religiosos, entre ellos representantes de la Iglesia de Jesucristo, visitó las ciudades de Iquitos y San José del Amazonas, donde tuvieron la oportunidad de conocer de cerca los efectos devastadores de la contaminación. En un gesto de solidaridad, se reunieron también con comunidades evangélicas y misioneras, demostrando que la colaboración y la fe pueden marcar una gran diferencia en la protección del medio ambiente.
Una de las voces más escuchadas fue la de los líderes indígenas, quienes compartieron su profundo conocimiento sobre la selva y sus preocupaciones por la degradación de su hogar ancestral. Estas comunidades no solo son guardianas de la Amazonía, sino también modelos de vida sostenible. La colaboración entre los pueblos indígenas, las religiones y las autoridades civiles es clave para enfrentar los desafíos ambientales.
El encuentro incluyó una conferencia de prensa en la que se destacó la importancia de la selva como fuente de vida, no solo para Perú, sino para todo el mundo. Los asistentes también visitaron el Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana (IIAP) y la reserva nacional Allpahuayo Mishana, donde pudieron conocer de primera mano los esfuerzos científicos y de conservación que se llevan a cabo para salvaguardar este tesoro natural.
Este esfuerzo interreligioso cuenta con el respaldo de organizaciones civiles como la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental y el Centro Amazónico de Antropología, lo que refuerza la idea de que proteger la selva es una responsabilidad compartida por todos.
En un mundo que enfrenta cambios climáticos y crecientes amenazas ambientales, iniciativas como esta nos recuerdan la importancia de trabajar juntos, más allá de nuestras diferencias, para cuidar la creación de Dios. La Iglesia de Jesucristo y otras comunidades religiosas continúan mostrando que la fe puede inspirar acciones reales y duraderas en beneficio de nuestro planeta.
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