Pdte. Holland: Honro tu sacrificio como madre y sé que ello bendecirá a tus generaciones

Presidente Holland y su familia

Hoy, 21 de diciembre, el presidente Jeffrey R. Holland, presidente en funciones del Cuórum de los Doce Apóstoles, compartió un tierno mensaje en sus redes sociales.

Aprovechó estas fechas navideñas para destacar la increíble labor de todas las madres. Expresó que su sacrificio para criar a sus hijos e hijas nunca pasará desapercibido para Dios ni para la Iglesia de Jesucristo.

Él comenzó su mensaje con unas profundas palabras para su fallecida esposa, la hermana Patricia Holland. Le agradeció porque gracias a ella tiene una gran familia firme en la fe. A continuación, su mensaje:

élder Holland y su esposa Patricia Holland

Presidente Holland y su esposa, Patricia Holland.

“En esta fotografía se encuentran reunidas todas aquellas personas con las que más deseo compartir la eternidad, a excepción de una mujer extraordinaria, mi esposa, Pat.

 

Ella creó esta familia. Ella les dio a nuestros hijos – y por extensión a nuestros nietos y bisnietos – vida física y fortaleza espiritual. Ella los nutrió de conocimiento sobre su Padre Celestial y su Salvador, Jesucristo, les enseñó a amarlos, apoyarse en ellos y anhelar Su compañía.

 

Ningún llamamiento en la Iglesia, ningún logro profesional o personal era más importante para ella que la fe firme de cada miembro de esta familia. En definitiva, ella lo dio todo por esta familia. Ella era como María de la antigüedad, que era la única que sabía quién era su Hijo y por qué tenía que proporcionarle hogar y felicidad durante Su joven vida.

 

A las madres de todo el mundo que se sacrifican por su familia, deseo decirles en esta temporada navideña que su sacrificio no pasa desapercibido, ni para los líderes de la Iglesia ni para nuestro Padre Celestial, que siempre busca que cuidemos a Sus hijos.

 

Cuando este capítulo terrenal de nuestras vidas termine y todos los honores del mundo se hayan desvanecido, considero que las madres justas serán las primeras en escuchar las palabras: ‘Bien, buena sierva y fiel… entra en [mi descanso]’ (Mateo 25:21)”.

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