Cada par de semanas en primavera, los jugadores del equipo masculino de golf de BYU han recorrido solos los últimos nueve hoyos del club Riverside, en Provo, Utah. Sin rivales, sin público, sin distracciones. Solo ellos, sus pensamientos y su forma de ejecutar cada tiro.

Estas rondas no son solo prácticas; muchas cuentan como clasificatorias internas. Pero más allá del resultado, buscan preparar mental y emocionalmente a los golfistas para lo que vivirán esta semana en el Campeonato Nacional de Golf de la NCAA, en La Costa Resort & Spa, en California.

Por motivos religiosos, BYU no compite los domingos. Como la tercera ronda del campeonato está programada para ese día, el equipo la jugará por anticipado: este jueves, completamente solos en el campo, sin el resto de los equipos, que estarán apenas realizando sus rondas de práctica.

Créditos: Data Skrive

Esta es la quinta vez que BYU afronta esta condición desde que la NCAA cambió el formato del torneo en 2018. Y aunque algunos critican la excepción, el entrenador Todd Miller es directo:

“Estamos agradecidos de que la NCAA y los entrenadores respeten nuestras creencias. Si algún día deciden que ya no lo harán, lo entenderemos. Pero hoy, seguimos adelante con gratitud”.

El debate sobre si esto les da ventaja es constante. Si el clima favorece el jueves y el domingo llueve, por ejemplo, podría parecer que BYU sale beneficiado. Pero Miller insiste en que las desventajas —como jugar en la tarde o no tener compañeros de grupo para leer los greens o el viento— equilibran todo.

“Por eso lo practicamos tanto: para aprender a jugar completamente solos”.

Créditos: Patrick Fishburn, Getty Images

Tyson Shelley, quien ya vivió esta experiencia en 2022 y 2023, lo explica así:

“Es una sensación única. Estás solo. No hay nadie más. Miras hacia atrás y ves a un compañero, miras adelante y otro. No hay público, no hay ritmo de grupo. Solo tienes que abrazarlo y disfrutarlo. Nos hemos preparado para esto todo el año”.

Este jueves, BYU alineará a Zac Jones, Cole Ponich, Simon Kwon, Peter Kim y el propio Shelley. Todos son originarios de Utah y ninguno ha jugado antes en el campo de La Costa. Solo tendrán una ronda de práctica —el miércoles— antes de salir uno a uno al campo para enfrentar el reto.

Créditos: Randy Dodson, Fairways Media

Los resultados pasados no han sido los mejores: en 2022 terminaron en el puesto 21, y en 2023, en el 23. Para avanzar, deben estar entre los 15 mejores tras las tres primeras rondas. Esta vez, sin embargo, llegan con más confianza tras ganar el Regional de Reno, en Nevada.

“Nos tocó de todo: lluvia, nieve, viento. Y nunca nos quejamos. Solo lo tomamos como un reto más. Al final, ganamos”.

Gran parte de ese cambio se atribuye al trabajo del Dr. Bobby Low, director de rendimiento mental del equipo, quien los acompañó en Reno. Miller cuenta cómo Kwon, ante una ráfaga de viento que hizo rodar su pelota 20 pies desde el hoyo, simplemente sonrió, volvió a enfocarse y embocó el nuevo tiro sin protestar.

“Eso es lo que buscamos este jueves: esa fortaleza mental, esa actitud”, dice Miller. “Lo que hacemos es diferente. Y lo abrazamos. No nos escondemos de ello”.

Quizás esta vez, lo diferente se convierta en ventaja. Pero incluso si no lo fuera, los Cougars ya saben cómo afrontarlo: con preparación, determinación y fe.

Fuente: Deseret News

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