Desde hace dos años, Deborah (Debbie) Robertson trabaja como pianista y entrenadora de ópera en el Metropolitan Opera de Nueva York, el teatro de ópera más prestigioso y concurrido del mundo.
Debbie, originaria de Misuri, estudió interpretación de piano en la Universidad Brigham Young y obtuvo una maestría en piano colaborativo en la Universidad Estatal de Luisiana, además de un diploma en dirección de ópera en la Universidad de Cincinnati.
Aunque en su entorno profesional no habla constantemente de su fe, su compromiso con La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días no pasa desapercibido. Sus colegas se sorprenden al ver su constancia en asistir a las reuniones y servir en la Iglesia a pesar de su exigente agenda.

Créditos: Debbie Robertson
Uno de esos momentos ocurrió tras una audición en Juilliard, justo frente al centro de estaca que comparte edificio con el Templo de Manhattan. En lugar de quedarse a conversar con su equipo, decidió asistir inmediatamente a la reunión sacramental.
“Mi equipo intentó llamarme para hablar sobre la audición, pero les dije: ‘Lo siento, estoy en la iglesia’”. recuerda Debbie. “Se sorprendieron y dijeron: ‘¿Cómo? Acabas de salir de la audición’”.
Para Debbie, su compromiso no es algo excepcional dentro de su comunidad. En Manhattan, ha encontrado miembros con una gran dedicación al evangelio.
“Las personas aquí tienen una energía y un enfoque especial”.

Para Debbie, su compromiso no es algo excepcional dentro de su comunidad. Créditos: Debbie Robertson
Ha conocido a historiadores como Claudia y Richard Bushman y al artista Walter Rane, quienes, a pesar de sus logros, siguen sirviendo con humildad en la Iglesia.
Vivir en Nueva York también le ha dado la oportunidad de conocer a muchos misioneros y miembros de todo el mundo.
“Veo a los misioneros más que nunca. Hacen un trabajo increíble en las calles, parques y subways”.
Desafíos en la industria

Debbie ha enfrentado desafíos propios del mundo de la ópera, como presentarse ante casi 4,000 personas. Créditos: Debbie Robertson
A lo largo de su carrera, Debbie ha enfrentado desafíos propios del mundo de la ópera, como presentarse ante casi 4,000 personas. Sin embargo, cree que la oración, el estudio de las Escrituras y la adoración en el templo la han ayudado a mantener la calma y dar lo mejor de sí.
“Jesucristo me ha asistido en momentos en los que pensaba que no iba a ser suficiente, pero de alguna manera lo es”.

Debbie terminará su programa con el MET y espera mudarse a Alemania. Créditos: Debbie Robertson
El mundo del arte puede ser incierto, pero su testimonio del evangelio le ha dado estabilidad. “Cuando regreso a ese conocimiento, puedo seguir adelante con fe y saber que todo estará bien y que el Señor tiene grandes planes”, reflexiona.
Este verano, Debbie terminará su programa con el MET y espera mudarse a Alemania, país con más de 80 teatros de ópera. Sin importar a dónde la lleve su carrera, confía en la dirección del Señor.
“Confío más en Él que en mí misma. Sé que tiene un camino para mí y que me ha guiado en cada paso. Y estoy agradecida por eso”.
Fuente: LDS Living
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