¿Cómo puede Cristo entender lo que siento como viuda?

familia frente al ataud

Después del fallecimiento de mi esposo, me enfoqué en el estudio de las Escrituras y las enseñanzas de los profetas para así encontrar consuelo. Todo me llevaba a la expiación.

Aquello permitió que el Salvador pudiera  consolarme y socorrerme, pero, debo decir que he luchado para comprender realmente lo sucedió.

De acuerdo a mi entendimiento, Cristo sufrió una noche en el Getsemaní y tres días en la cruz. Yo sufriré como viuda, tal vez 50 años: ¿Cómo Él puede saber lo que estoy sintiendo? 

muerte

Gracias a la expiación, todo pudo mejorar. 
Imagen: Canva

Por otro lado, ¿cómo Cristo puede entender el sentimiento del vacío que tienes al perder a un ser querido?

Felizmente, el Padre Celestial, pacientemente trabajó conmigo, me enseñó y eventualmente me dio la respuesta que necesitaba. 

En el 2021, me encontraba estudiando Doctrina y Convenios 18:10 del manual de Ven, Sígueme. Leí algo que sugería poner nuestros nombres en lugar de “almas” para destacar lo mucho que Dios y Su Hijo nos aman.

Luego, en la sección 19 encontré mi respuesta sobre la manera en que la Expiación de Cristo me consuela. Pude sentir el espíritu diciéndome: “Dios salva a las personas, no a las cosas”.

familia en el templo

Él sufrió por miles de millones de personas. Imagen: LDSLiving

Cristo no sufrió el dolor de perder a un cónyuge, cada experiencia es totalmente única. Sufrir por una cosa no es como funciona. Él sufrió por miles de millones de personas por diferentes razones.

Como dice Mateo 8:17: “Él mismo tomó nuestras enfermedades y llevó nuestras dolencias”. De cierto modo, en la noche de Getsemaní, Él sabía exactamente lo que yo estaba sintiendo.

Un día, una semana, un año, 20 años. Cada pesar, sentimiento, preocupación, Él no tuvo que sufrir por 50 años ni enviudar, no es la “cosa” que importa sino yo. 

No puedo expresar lo que este pensamiento ha cambiado para mí la creencia de la expiación de Jesucristo, su amor y su sacrificio son más importantes para mí. Él sabe el sufrimiento de cada uno de nosotros por nombre y apellido. 

esposos abrazados

Él sabe el sufrimiento de cada uno de nosotros por nombre y apellido. Imagen: LDS Living

El élder Tad R. Callister enseñó lo siguiente: 

“Una de las bendiciones de la expiación es que podemos recibir los poderes de sanación del Salvador. Su espíritu sana, refina, fortalece y respira una nueva vida en los corazones que pierden esperanza… Él tiene el poder de convertir las cenizas de la mortalidad en bellezas de la eternidad”. 

Yo soy una prueba viviente de que el Salvador nunca nos dejará solos, Él siempre está ahí con nosotros mientras hacemos y mantenemos nuestros convenios. 

Como personas que guardan los mandamientos, en momentos de oscuridad, Él puede darnos descanso, paz, seguridad, amor y fortaleza gracias a Su expiación. Saber esto me ha ayudado a superar muchos momentos, días y decisiones difíciles.

Perder a tu cónyuge no es el tipo de prueba que “se supera” o que tiene fecha de caducidad, al menos no en esta vida. 

familia en una foto

Mi Salvador sabía exactamente lo que mi pequeña familia necesitaba en ese momento. Imagen: LDSLiving

He necesitado confiar en el Salvador y en Su expiación todos los días durante los últimos 3 años y medio, con muchos más por venir.

En un evento escolar “Donuts and Dudes” sin mi esposo, mi hija, entre lágrimas, expresó que extrañaba a su papá. 

En ese momento la abracé y en mi mente le pedí al Padre Celestial que me ayudará. Inmediatamente después, mi hija perdió un diente, transformando nuestra tristeza en alegría.

De inmediato, reconocí que mi Salvador sabía exactamente lo que mi pequeña familia necesitaba en ese momento y vino a rescatarnos, como lo ha hecho en diferentes ocasiones. 

bondad

No podría hacerlo sin Él, y estoy tan agradecida de saber que es lo que puedo hacer. Imagen: La Iglesia de Jesucristo

Cada vez que me siento abrumada por las cargas sobre mis hombros, acudo a Él y las pongo a Sus pies. Por lo que he aprendido, sé que Él puede abordar cualquier cosa y todo lo que yo no puedo porque sabe incluso mejor que yo cuáles son esas cargas y cómo vencerlas. Él lo experimentó todo.

Así que cuando clamó a Él y le digo: “Esto es para ti; yo no puedo hacerlo”.

Él me dice: “Lo sé, y puedo hacerlo”.

Y con Él, cada mañana, me levanto de la cama, comienzo otro día, consuelo y enseño a mis hijos, e intento compartir Su luz donde y cuando puedo. No podría hacerlo sin Él, y estoy tan agradecida de saber que no debo de hacerlo.

Fuente: LDS Living

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