¿Alguna vez has tenido una conversación en la que te sientes realmente conectado con la otra persona? Las ideas fluyen, las historias se comparten y, al final, te sientes enriquecido.
¿Qué pasaría si viéramos la oración y el estudio de las Escrituras como oportunidades para tener ese tipo de conexión con Dios?
En lugar de ver nuestras prácticas del evangelio como una obligación, podemos encontrar mayor gozo y fortaleza espiritual al hacernos una pregunta clave:
“¿Cómo puedo conectarme con el Padre Celestial y el Salvador hoy?”
Aquí hay algunas maneras en las que podemos encontrar una conexión más profunda en nuestra vida diaria.
Orar en cualquier momento
Podemos hablar con Él en cualquier momento y lugar, y siempre nos escuchará. Imagen: Canva
Las oraciones de rodillas son valiosas, pero no deberían ser la única forma en que nos acercamos a nuestro Padre Celestial. Podemos hablar con Él en cualquier momento y lugar, y siempre nos escuchará.
Por ejemplo, el trayecto al trabajo o la universidad puede convertirse en un momento ideal para conversar con Dios. Apagar la música y reflexionar puede traer inspiración y paz. Incluso los momentos de la mañana al prepararnos pueden ser una oportunidad para dirigir nuestros pensamientos a Él y pedir Su guía.
Sin importar cuán ocupado sea nuestro día, siempre hay momentos para acercarnos a Dios. Como enseñó la hermana Kristin M. Yee:
“Él siempre está listo para ser hallado. Inviertan en esa relación… No hay mayor búsqueda ni nada más gratificante ni significativo que “te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado’” (Juan 17:3).
Escribir como una forma de oración
Cuando escribimos nuestras experiencias con intención, nos damos cuenta de que Dios siempre nos está hablando. Imagen: Canva
Al igual que la oración, llevar un diario nos ayuda a reconocer la presencia de Dios en nuestra vida. Más que un simple hábito de registro, escribir puede nutrir nuestra alma y fortalecer nuestra relación con el Padre Celestial.
Registrar nuestros pensamientos nos permite reflexionar y ver con mayor claridad cómo el Espíritu nos guía. Como enseñó el élder Neil L. Andersen:
“Atesoren sus recuerdos sagrados. Cree en ellos. Escríbanlo… Les prometo que, a medida que reconozcan de buena gana y atesoren cuidadosamente los acontecimientos espiritualmente decisivos de su vida, recibirán más y más”.
Cuando escribimos nuestras experiencias con intención, nos damos cuenta de que Dios siempre nos está hablando. Su voz es sutil pero poderosa, y si estamos abiertos a Sus mensajes, los recibiremos.
Deleitarse en las Escrituras
Así como planificamos nuestras comidas para nutrir nuestro cuerpo, podemos planificar momentos para alimentar nuestro espíritu. Imagen: Canva
El estudio de las Escrituras puede ser una fuente de fortaleza y renovación, incluso cuando no es fácil.
El presidente Mark L. Pace explicó: “Lo llamamos ‘estudio’ porque implica esfuerzo”. Pero, ¿puede ese esfuerzo ser placentero?
La respuesta está en la invitación de Nefi: “Deleitaos en las palabras de Cristo” (2 Nefi 32:3). Deleitarse no es un acto pasivo; requiere enfoque y dedicación.
Alma describe esta experiencia como algo “delicioso” (Alma 32:28). Así como planificamos nuestras comidas para nutrir nuestro cuerpo, podemos planificar momentos para alimentar nuestro espíritu. Escuchar discursos en el auto, leer versículos en el teléfono o seguir una guía de estudio son formas de asegurarnos de que cada día recibimos el alimento espiritual que necesitamos.
Más que una lista de verificación
Imagen: Canva
Si en algún momento nuestras prácticas del evangelio se sienten como tareas rutinarias, recordemos este consejo de la hermana Yee:
“Cuando sentimos Su amor y devolvemos ese amor al escogerlo a Él cada día, el evangelio se vuelve menos acerca de una lista de verificación y más acerca del amor y el deseo.
Esto permite que las raíces reales del evangelio crezcan en cada uno de nosotros, trayéndonos alimento y gozo duraderos. “Ese amor del convenio” nos ayuda a perseverar cuando el deber o las listas de verificaciones no son lo suficiente”.
La respuesta puede variar cada día, pero siempre nos llevará a lo más importante: fortalecer nuestra relación con Dios y con Jesucristo. Imagen: Canva
Cuando la oración y el estudio de las Escrituras parezcan una carga más en nuestra agenda, podemos detenernos un momento y preguntarnos:
“¿Cómo puedo conectarme con el Padre Celestial y el Salvador hoy?”
La respuesta puede variar cada día, pero siempre nos llevará a lo más importante: fortalecer nuestra relación con Dios y con Jesucristo.
Y todos podemos estar de acuerdo en algo: construir una relación es mucho más que simplemente marcar casillas en una lista.
Fuente: LDS Living
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