“En cada conferencia general hay mensajes que se dan como un don y una bendición de los cielos, específicamente para las situaciones de nuestra vida personal”. – Dieter F. Uchtdorf
Antes de ser un Santo de los Últimos Días, había momentos donde me sentía solo o sin esperanza alguna en la vida, buscaba mensajes de guía personal y fortaleza.
Tristemente, no encontré lo que buscaba.
No fue hasta después de varios años, cuando vi mi primera conferencia general, que sentí una respuesta de mi Padre Celestial y comencé a sanar.
Gracias a esta experiencia, espero siempre con ansias este evento semestral.
Mi nombre es Jon Propper. Tengo 34 años, soy autista y estoy muy orgulloso de decir que soy un miembro converso de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
Me siento agradecido con el Padre Celestial y Jesucristo por las bendiciones que me ha dado.
Recuerdo que mi primera conferencia general fue tres meses después de mi bautismo, en enero del 2022.
Ser parte de esta Iglesia ha sido lo mejor que me ha pasado en esta vida.
Como cualquier otro converso, estuve dispuesto a aprender, leer y participar en todo durante la conferencia general.
Recuerdo que me preparé para ver todas las sesiones a través del canal de la Iglesia en YouTube.
Mi esposa, quien es judía, me brindó su apoyo en todo momento: “¿Quieres alguna comida en especial? ¿Quieres que te ayude con las notas?”.
Antes de continuar, me gustaría explicarles el porqué mi esposa no es Santo de los Últimos Días.
Ella aceptó que me uniera a la Iglesia porque se dio cuenta de que había mejorado mucho en mi vida. Me esfuerzo por comprenderla y mostrarle que no quiero que se sienta presionada por participar en mi Iglesia.
En ciertas ocasiones me ha acompañado a la Iglesia así como yo he asistido a su sinagoga a eventos especiales.
De esto he aprendido que si las personas no deciden unirse a la Iglesia de Jesucristo, aún pueden recibir las bendiciones del impacto positivo que tiene el evangelio restaurado en mi vida. ¡Sin condiciones!
Volviendo al tema de la conferencia, recuerdo que la pude ver junto a los misioneros que me ayudaron a convertirme a la Iglesia, ambos nos acompañaron para la transmisión del sábado y nos explicaron lo que iba a suceder durante la conferencia general.
Tenía algunas preguntas preparadas que esperaba que pudieran ser respondidas con los discursos así que me dediqué a escribir todo lo que podía de cada mensaje. No fue hasta la sesión del sábado por la tarde que escuché algo que realmente me impactó.
El élder Jeffrey R. Holland, Cuórum de los Doce Apóstoles, compartió el discurso titulado “No temas; cree solamente”. Para aquellos que no saben quién es, los mensajes del élder Holland son realmente inspiradores y enriquecedores en tiempos difíciles.
En esa ocasión, el apóstol se dirigió especialmente a las personas que han tenido pensamientos o intentos suicidas:
“En un mundo que necesita tan desesperadamente toda la luz que pueda conseguir, por favor, no minimices la luz eterna que Dios puso en tu alma antes de que este mundo fuese”.
En ese momento dejé de tomar notas. Me encontraba llorando y me costaba mantener la compostura.
Me sentí visto.
Para que lo entiendan mejor, les daré un poco de contexto.
Sí, había intentado suicidarme en el pasado; sí, había luchado con la depresión; y sí, sentí que el élder Holland me pedía directamente que no me dejara vencer por esos sentimientos.
En ese momento supe que la conferencia era de Dios y que Él quería que viviera.
Escuchar al élder Holland me confirmó que no había otro lugar donde pudiera sentir el amor de Dios tan directamente.
Aprendí que la conferencia general no solo está llena de mensajes muy inspiradores, sino que en ocasiones un solo discursante dirá lo que Dios necesita que escuchemos.
Debemos hacer nuestro mejor esfuerzo para escuchar con atención, guardar respeto y reflexionar sobre qué es lo que cada uno de nuestros líderes nos está diciendo.
Cada uno de estos mensajes pueden ser aplicados en nuestra vida. Sin embargo, no debemos ser tan exigentes con nuestras expectativas, lo importante es escuchar lo que Dios tiene preparado para nosotros en ese momento.
Después del discurso del élder Holland, la cantidad de notas que tomaba disminuyó. Empecé a prestar atención a cada uno de los discursantes, pero esta vez con el objetivo de escuchar el mensaje que Dios tenía para mí.
Esto va para todos los Santos de los Últimos Días, no se sorprendan si Dios utiliza los mensajes de la conferencia general para sanar sus heridas, mostrar amor a su prójimo y a ustedes mismos.
Dios nunca ha dejado de hablar con sus hijos e hijas. Eso realmente me llena de gratitud por la conferencia general.
Fuente: LDS Living