El vínculo entre la música y la salud será protagonista este 11 al 13 de junio, cuando unos 1,200 músicos profesionales se reúnan en Salt Lake City para la 80.ª conferencia nacional de la League of American Orchestras.

Simon Woods, presidente y CEO de la liga comentó:

“La música es fundamental para el bienestar. Hoy hay un enorme interés en el poder de la música para la salud y el bienestar”.

Cada vez más orquestas en Estados Unidos y Europa están acercando la música a sus comunidades a través de programas innovadores: conciertos con yoga o meditación, talleres en escuelas, actuaciones en hospitales, cárceles y centros de cuidado para personas con pérdida de memoria.

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Una de las principales impulsoras de esta tendencia es la soprano retirada Renée Fleming, quien editó el libro Music and the Mind (La música y la mente), sobre cómo aprovechar el arte para la salud y el bienestar.

Tan importante es este enfoque que la liga elaboró una Guía Catalizadora para ayudar a las orquestas a desarrollar programas de bienestar. La guía identifica cinco áreas clave donde la música aporta beneficios concretos:

  • Mejora de resultados en entornos de salud.
  • Apoyo a la salud mental y la resiliencia.
  • Atención a audiencias neurodivergentes.
  • Fomento del bienestar comunitario.
  • Contribución a la investigación médica.

Según Woods, múltiples estudios demuestran que la música genera cambios positivos, sobre todo en los jóvenes.

“Los chicos que participan en actividades musicales tienen mejores calificaciones y habilidades sociales. La música literalmente ayuda al cerebro a conectarse de forma más eficiente”.

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No es necesario ser músico para disfrutar estos beneficios. Escuchar música también mejora el bienestar. 

“El límite entre escuchar y hacer música no es tan claro”.

Además, la música es una de las últimas capacidades que se pierden en personas con demencia, ya que está profundamente integrada en el cerebro.

Steve Brosvik, presidente y CEO de la Utah Symphony/Utah Opera, coincide:

“No somos cirujanos ni curamos el cáncer, pero sabemos que una experiencia musical en vivo impacta positivamente en las personas”.

¿Qué tipo de música es mejor?

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Según Johns Hopkins Medicine, escuchar o tocar música es un excelente ejercicio para el cerebro. Puede reducir ansiedad, presión arterial y dolor, además de mejorar el sueño, el estado de ánimo, la concentración y la memoria.

El consejo es explorar nuevos géneros musicales. 

“La música nueva desafía al cerebro de formas que la música conocida no logra”.

Sin embargo, cada persona reacciona distinto a cada estilo. No existe un género “mejor”.

“Todas las formas de música tienen un valor profundo en el ámbito de la salud. Desde el simple acto de golpear un tambor hasta escuchar una sinfonía”.

Nuevas iniciativas en Utah

Créditos: Jeffrey D. Allred, Deseret News

La Utah Symphony/Utah Opera lanzó el programa Mindful Music, que ofrece breves lecciones musicales en escuelas. Estas sesiones ayudan a centrar la atención y mejorar el aprendizaje. La iniciativa, que buscaba llegar a 10 escuelas, tuvo tanta demanda que se amplió a 21. Ahora, distritos escolares completos buscan adoptarla.

Además, la sinfónica colabora con el Huntsman Mental Health Institute y con un programa de Carnegie Hall que ofrece conciertos íntimos acompañados de técnicas de respiración para manejar el estrés. La experiencia es tan relajada que los asistentes pueden escuchar la música acostados en colchonetas.

El beneficio alcanza también a los músicos y sus familias.

 “Nuestro trabajo es estresante. Si logramos aliviar el día de alguien o cambiar su perspectiva, sentimos que estamos haciendo el bien”.

La guía de la liga muestra decenas de ejemplos: la Knoxville Symphony Orchestra combinó conciertos con yoga; la Houston Symphony actuó en centros de atención para personas con demencia; y la Bozeman Symphony lleva música a pacientes con cáncer para reducir el estrés y brindar consuelo.

Según la American Music Therapy Association, la música es una herramienta reconocida para atender necesidades físicas, emocionales, cognitivas y sociales. Desde hospitales hasta escuelas, su poder transformador es evidente.

Fuente: Deseret News

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