En una nueva publicación de sus redes sociales, el presidente Jeffrey R. Holland, del Cuórum de los Doce Apóstoles, resaltó “el acontecimiento más sublime y el logro más importante de toda la historia de la humanidad”: el sacrificio expiatorio del Hijo de Dios, Jesucristo.
El presidente Holland compartió que a este suceso se le suma “la aparición del Padre y del Hijo al joven profeta José Smith en Nueva York, en la primavera de 1820”, es decir, la restauración de la Iglesia del Señor.
“Nuestra fe es en Cristo y la salvación se encuentra en Él exclusivamente; pero en esta, la última de todas las dispensaciones, José Smith es nuestro vínculo apostólico con el Hijo de Dios, cuya Iglesia esta es.
Sí, nuestro mensaje es, sin duda, la Expiación de Jesucristo y todo lo que representa, pero no tenemos ningún medio para conseguir que ese don inefable sea accesible, redentor o eficaz en la vida de las personas, a menos que declaremos la restauración de la verdad divina y del sacerdocio celestial en los últimos días”.
Debido a que después de la muerte de Jesucristo, Su mensaje y evangelio fueron perdiéndose y distorsionándose, alejándose de los principios que Él mismo y Sus apóstoles habían enseñado, era necesario que Su Iglesia, tal y como era, con Sus principios y la autoridad para actuar en Su nombre, regresara nuevamente a la Tierra.
“A un mundo que había perdido los cimientos y el rumbo, Dios restauró el camino. A un mundo consumido por la falsedad y el error, Dios restauró la verdad. A un mundo asfixiado por el pecado y la muerte, Dios restauró la vida”.
Sin duda, el sacrificio expiatorio de Jesucristo y la restauración del evangelio mediante el profeta José Smith son pilares inseparables de nuestra fe.
Al comprender y abrazar estos dos principios fundamentales, podemos fortalecer aún más nuestra conexión con Dios, conocer más sobre el Salvador Jesucristo y Su plan, y sobre todo, seguir la senda que un día nos llevará de nuevo a vivir con Ellos en interminable felicidad.