La práctica del ayuno ha sido un mandamiento a lo largo de la historia antigua y moderna. Los relatos de las Escrituras sobre el ayuno abundan y los profetas de hoy continúan enseñando este importante principio de abstenerse de comer y sacrificar las necesidades físicas y la comodidad para acercarse al Señor y servir.
Sin embargo, el ayuno probablemente no sea descrito por nadie como fácil y hay muchos Santos de los Últimos Días que realmente luchan para ayunar cada Domingo de ayuno.
No importa cuál sea el motivo, aquí hay seis cosas que debes probar si el ayuno te parece imposible o difícil.
1. Estudia la Doctrina
Sé consciente de la doctrina. Imagen: Fiverr
El presidente Boyd K. Packer dijo una vez:
“La verdadera doctrina, entendida, cambia la actitud y el comportamiento”.
Es probable que sepas qué es el ayuno y cómo se hace. Probablemente, conoces las bendiciones prometidas. Sin embargo, internalizar la doctrina requiere que hagamos preguntas difíciles sobre nuestra relación con Cristo. También nos exige presionar al hombre natural y esa batalla puede ser intensa a veces.
Estudia las Escrituras sobre el ayuno y lee las palabras de los profetas modernos. Habla con amigos y familiares sobre cómo el ayuno ha impactado sus vidas. Lleva este conocimiento al Señor y aplícalo a ti y a tu viaje hacia Cristo.
2. Comienza de a pocos
Ayuna por una comida. Imagen: Unsplash
Si luchas con los dolores físicos del hambre, considera comenzar tu viaje a un ayuno completo de 24 horas con pasos más pequeños. Ayuna por una comida. Ayuna solo de comida, pero bebe agua. Come solo pan. Piensa en cómo puedes desarrollar gradualmente el hábito del ayuno.
Cuando intentes ayunar durante 24 horas, sé paciente contigo mismo. No te rindas, si fallas.
Es importante ser consecuente con tus esfuerzos. Crear un hábito lleva tiempo, especialmente si decides practicar solo tu habilidad para ayunar una vez al mes el domingo de ayuno.
3. Prepárate espiritualmente de antemano
Medita con las escrituras. Imagen: Canva
¿Cuántas veces has llegado a un sábado por la noche y pensaste: “¡Oh, no! ¡Es un domingo de ayuno mañana!?”
Tomarse un tiempo para prepararse durante la semana previa al domingo de ayuno puede llevarte a nuevas alturas espirituales. Piensa durante la semana sobre lo que te gustaría ayunar. Ora durante toda la semana y conviértelo en el centro de tu estudio.
Al prepararnos, estamos demostrando al Señor nuestro compromiso y lo estamos demostrando. Nos volvemos mucho más interesados en nuestro ayuno y es más probable que nos sintamos espiritualmente alentados por él.
4. ¿Qué hacer el domingo de ayuno?
Lo que debes de hacer un domingo de ayuno. Créditos: Cristian Newman/Unsplash
Si no tienes nada que hacer el domingo de ayuno, pero te sientas y piensas en lo hambriento que estás, el ayuno seguramente será miserable. Podemos superar el sufrimiento del ayuno y hacer que este sea más poderoso considerando cómo podemos hacer nuestra parte para responder a nuestro propio ayuno.
Por ejemplo, Si estás tratando de recibir una respuesta, puedes pasar tiempo estudiando el problema en tu corazón y tu mente.
Al hacer todo lo que podamos para conectarnos con Dios, nuestro ayuno nos hará acercarnos a Él.
5. Ayuna por algo más
Es importante recordar una línea del himno amado, El Espíritu de Dios. Imagen: Unsplash
Hay muchos que no pueden ayunar debido a restricciones físicas, como enfermedad o embarazo. En esos momentos, es importante recordar una línea del himno amado, El Espíritu de Dios:
“El sacrificio produce las bendiciones del cielo”.
Si no puedes ayunar sin comida o agua (o si realmente estás luchando con el ayuno), intenta sacrificar algo más importante. Puedes dejar de hacer una siesta, usar ropa cómoda, tu teléfono celular o medios. Muestra a tu Padre Celestial tu disposición a renunciar a algo para estar más cerca de Él.
6. No esperes hasta el domingo de ayuno.
El ayuno debe ser una experiencia intensamente personal con Cristo. Imagen: Unsplash
El ayuno debe ser una experiencia intensamente personal con Cristo. Le derramamos nuestras almas y renunciamos a algo tan esencial para la vida porque lo necesitamos y lo amamos. Si encuentras un día en el que deseas ayunar o te sientes más capacitado para hacerlo, hazlo. No esperes hasta el domingo de ayuno.
Puedes sentirse más fuerte en otros días. Es posible que tengas una mayor necesidad a mediados de mes. Trata de no hacer del ayuno un principio para marcar en el calendario en el que solo pienses una vez al mes.
Haz que sea una herramienta que te lleve a Cristo de una manera completamente vulnerable.
Fuente: LDS Daily
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