¿Necesitas superar problemas en tu vida? El ayuno es la solución

En La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, el ayuno no es simplemente una abstinencia de alimentos, es una experiencia sagrada que va más allá de los límites físicos para mejorar en lo espiritual y temporal.

Para muchos miembros, el camino hacia el ayuno implica una preparación mental, una conexión profunda con la fe y una apreciación por las bendiciones divinas que emanan de esta práctica espiritual.

Una oportunidad

El ayuno no es tarea fácil, pero, a veces, las mayores recompensas provienen de los desafíos más grandes. Imagen: iStock

Para muchos, el ayuno no es una tarea fácil. Se requiere una preparación mental consciente para superar los desafíos asociados con la abstinencia de alimentos y bebidas.

Admitir las dificultades y enfrentarlas con determinación se convierte en un acto de autodisciplina y un recordatorio de que, a veces, las mayores recompensas provienen de los desafíos más grandes.

Aunque pueda sonar contradictorio, el domingo de ayuno no es solo un día que se debe soportar, sino que se puede amar y disfrutar.

Servicio y propósito: llevando el ayuno a otros corazones

iglesia de jesucristo es la única y verdadera

El domingo de ayuno es una oportunidad para reflexionar sobre la conversión personal. Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

El verdadero poder del ayuno se manifiesta cuando este influye más allá de uno mismo. Más allá de las ofrendas monetarias destinadas a ayudar a los necesitados, el domingo de ayuno se convierte en una oportunidad para servir a aquellos que tienen necesidades emocionales o espirituales.

El domingo de ayuno es una oportunidad para reflexionar sobre la conversión personal. Ya sea compartiendo un testimonio en la Iglesia o escribiéndolo para uso personal, la experiencia del ayuno se graba en el corazón y en el papel.

Estos registros personales actúan como recordatorios valiosos en momentos de necesidad, proporcionando consuelo y fortaleza espiritual.

El poder del ayuno

oración libertad religiosa

El ayuno, combinado con la oración fervorosa, tiene gran poder; puede llenar nuestra mente con revelación del Espíritu y fortalecernos contra los momentos de tentación.
Imagen: Shutterstock

Luego de innumerables muertes, llantos y desgarradoras pérdidas, el pueblo de Nefi se regocijó en extremo, pues el Señor los había librado una vez más de las manos de sus enemigos.

Uno podría preguntarse cómo se podría agradecer a Dios después de tal mano milagrosa. Pues el pueblo de Nefi lo sabía perfectamente. Ellos sabían cómo alegrar y agradecer a su Dios Todopoderoso:

Por tanto, le dieron gracias al Señor su Dios; sí, y ayunaron y oraron mucho, y adoraron a Dios con un gozo inmensamente grande. (Alma 45:1)

El ayuno, combinado con la oración fervorosa, tiene gran poder; puede llenar nuestra mente con revelación del Espíritu y fortalecernos contra los momentos de tentación.

hombre mirando al cielo

El ayuno nos ayuda a combatir el mal, y a traer paz a nuestra vida. Imagen: Canva

En ese sentido, el ayuno no solo sirve para agradecer a nuestro Padre en los cielos, sino también nos ayuda a combatir el mal, y aún más, a traer paz a nuestra vida, tal como enseñó el profeta Isaías:

¿No es más bien el aayuno que yo escogí: desatar las ligaduras de la maldad, soltar las cargas de opresión, y dejar libres a los quebrantados y romper todo yugo? (Isaías 58:6)

El ayuno, cuando se realiza con un propósito específico, invoca los milagros de los cielos.

Desde ayunos mundiales convocados por líderes de la Iglesia para abordar desafíos globales hasta ayunos personales dirigidos a necesidades individuales, el poder del ayuno se manifiesta en la fe en la capacidad de Dios para obrar milagros en respuesta a la dedicación y la humildad.

Cada vez que ayunemos, cumpliremos con ambos grandes mandamientos sobre los cuales “depende toda la ley y los profetas”. Imagen: Canva

Además, más allá de la abstinencia, las ofrendas de ayuno son una forma tangible de contribuir al bienestar de los necesitados.

Este acto de generosidad refleja el compromiso de los Santos de los Últimos Días de cumplir con el mandamiento de alimentar a los hambrientos y vestir a los desnudos.

Finalmente, el élder Joseph B. Wirthlin resaltó:

“Al vivir la ley del ayuno no sólo nos acercaremos más a Dios mediante la oración, sino que alimentaremos al hambriento y cuidaremos del pobre. Cada vez que lo hagamos, cumpliremos con ambos grandes mandamientos sobre los cuales “depende toda la ley y los profetas”.

El ayuno, verdadero e intencional, es la literal descripción de un milagro.

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