Nunca antes había pensado en el diluvio de esta manera. El número nueve realmente me sorprendió y me hizo reflexionar. Es alentador ver que incluso en medio de los desastres naturales, Dios siempre es misericordioso y amoroso.
Después de que fracasaron todos Sus intentos de llevar a los hombres al arrepentimiento y los justos fueron trasladados a un lugar seguro, el Señor limpió la Tierra con agua.
Las escrituras mencionan ocho cosas que estaban sucediendo en la Tierra que condujeron a este desastre natural.
El presidente John Taylor sugirió una novena condición que condujo al diluvio.
UNO
Imagen: La Iglesia de Jesucristo
Las hijas de los hijos de Noé, “los hijos de Dios”, comenzaron a casarse con los “hijos de los hombres”, es decir, se casaron fuera del convenio.
De este modo, la posibilidad de que se preservara una simiente justa en la Tierra se volvió cada vez menos probable.
“Y Noé y sus hijos escucharon al Señor, y obedecieron, y se les llamó los hijos de Dios.
Y cuando estos hombres empezaron a multiplicarse sobre la faz de la tierra, y les nacieron hijas, los hijos de los hombres vieron que estas hijas eran bellas, y tomaron para sí esposas, según su elección.
Y el Señor dijo a Noé: Las hijas de tus hijos se han vendido; por lo que, he aquí, mi ira está encendida en contra de los hijos de los hombres, porque no quieren escuchar mi voz” (Moisés 8:13-15).
DOS
La maldad estaba en todas partes. Todos cayeron en la iniquidad.
“Y Dios vio que la iniquidad de los hombres se había hecho grande en la tierra; y que todo hombre se ensoberbecía con el designio de los pensamientos de su corazón, siendo continuamente perversos” (Moisés 8:22).
TRES
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Génesis y Moisés nos muestran que, como resultado de esta maldad, el mundo estaba cayendo en espiral hacia la anarquía.
Las cosas casi siempre están mal en alguna parte. Sin embargo, no se nos muestra corrupción ni violencia en algunas ciudades o naciones.
En los días de Noé las cosas estaban mal en todas partes.
“La tierra… se llenó de violencia. Y dijo Dios a Noé: Ha llegado para mí el fin de toda carne, porque la tierra está llena de violencia; y he aquí, destruiré a toda carne de sobre la tierra” (Moisés 8:28,30).
CUATRO
La palabra “corrupto” tiene sinónimos como estropeado, contaminado o según el diccionario, esa palabra se define como “moralmente inestable o degradado”.
“Y miró Dios la tierra; y he aquí, estaba corrompida, porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra” (Moisés 8:29)
CINCO
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Dios le mostró a Enoc el estado del mundo después de la traslación de Sion, pero antes del diluvio.
La oscuridad reinó y el Infierno se regocijó.
“Y vio a Satanás; y este tenía en su mano una cadena grande que cubrió de obscuridad toda la faz de la tierra; y miró hacia arriba, y se rio, y sus ángeles se alegraron” (Moisés 7:26).
SEIS
Esta risa, este regocijo de Satanás frente a la maldad desenfrenada y la destrucción inminente se repitió en el Libro de Mormón.
Este informe proviene del tiempo inmediatamente posterior a las destrucciones en las Américas, durante los tres días de oscuridad.
“¡Ay, ay, ay de este pueblo! ¡Ay de los habitantes de toda la tierra, a menos que se arrepientan; porque el diablo se ríe y sus ángeles se regocijan, a causa de la muerte de los bellos hijos e hijas de mi pueblo; y es por motivo de sus iniquidades y abominaciones que han caído!” (3 Nefi 9:2).
SIETE
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El propósito final del adversario es “perturbar, alborotar y destruir el hogar y la familia” (Boyd K. Packer, “The Father and the Family”).
Nota lo que sugiere el siguiente pasaje acerca del éxito de Satanás en este asunto en los días de Noé:
“Y a tus hermanos he dicho, y también he dado mandamiento, que se amen el uno al otro, y que me prefieran a mí, su Padre, mas he aquí, no tienen afecto y aborrecen su propia sangre” (Moisés 7:33).
OCHO
Por supuesto, el Señor ha creado innumerables mundos y los ha poblado con sus propios hijos.
Sin embargo, este mundo se volvió distinto debido a la iniquidad que precedió al diluvio.
“Por consiguiente, puedo extender mis manos y abarcar todas las creaciones que he hecho; y mi ojo las puede traspasar también, y de entre toda la obra de mis manos jamás ha habido tan grande iniquidad como entre tus hermanos” (Moisés 7:36).
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Con respecto a esta maldad, Brigham Young dijo:
“Somos habitantes de un mundo de pecado y dolor; el dolor, la angustia, y todos los males que pueden sobrevenir a los seres inteligentes en un tiempo de probación del que somos herederos.
Imagino que Dios nunca organizó una Tierra y la pobló de tal manera que alguna vez fuera reducida a un estado más bajo de oscuridad, pecado e ignorancia que este.
Supongo que este es uno de los reinos más bajos que jamás haya creado el Señor Todopoderoso, y por eso es capaz de ser exaltado para ser uno de los reinos más altos que jamás haya tenido una exaltación en todas las eternidades.
En la medida en que la tierra haya sido reducida, será exaltada, con la porción de sus habitantes que en su humillación se apegaron a la justicia y reconocieron a Dios en todas las cosas” (Journal of Discourses, X. 175).
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La causa final del diluvio nos lleva al otro lado del velo.
Había miles de millones de niños espirituales allí, esperando ansiosos por la bendición de un cuerpo y la mortalidad.
No obstante, mientras miraban a través del velo la condición del mundo al que iban a ser enviados, tenían preocupaciones comprensibles.
“Volvamos al tiempo en que Satanás se rebeló contra el Todopoderoso y se llevó a la tercera parte de las huestes del cielo.
Nos damos cuenta de que hubo espíritus puros que pasaron esa prueba y recibieron la promesa de poseer un cuerpo en esta tierra.
Supongamos que tú y yo estuvimos allí como espíritus, esperamos el privilegio de poseer un cuerpo y que desde ahí pudimos ver la iniquidad y la corrupción que estaba ocurriendo sobre la tierra.
Asimismo, imaginemos que pudimos ver a los profetas enseñando los principios de rectitud y advirtiendo al pueblo de los juicios que vendrían, del diluvio que les sobrevendría y de las prisiones que se prepararon para los impíos.
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Y decimos: ‘¡Padre, tú ves que la gente en la tierra es perversa y depravada, se encuentran en un estado caído y son corruptos! Si. ¿Es correcto y justo que nosotros, que no hemos hecho nada malo, tengamos que entrar en cuerpos tan corruptos y participar de las influencias con las que están rodeados?’
‘No’, dijo el Padre, ‘no es justo, y los exterminaré, haré que vengan ríos sobre ellos para destruirlos, y enviaré a la prisión a esos espíritus perversos y desobedientes’, y así lo hizo” (John Taylor, JD XXII, 301-302).
Si hubiéramos estado allí (y estuvimos) esperando nacer, nos habría preocupado ser enviados a un mundo sin una sola fuente de luz divina. Un mundo donde todos eran perversos. Un mundo lleno de violencia. Un lugar donde todos eran corruptos.
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Hugh Nibley observó:
“Llega un momento en que la corrupción general de una sociedad se vuelve tan grande que la nueva generación se ve sometida a una presión indebida.
Además, no se puede decir que tenga una elección justa entre el camino de la luz y el camino de la oscuridad.
Cuando se llega a tal punto, la copa de la iniquidad está llena y el orden establecido que ha pasado el punto de no retorno, no puede ni cambiará sus caminos.
Así que, se debe eliminar a los malvados de forma física y forzosa, si es necesario de la tierra, ya sea por guerra, plaga, hambruna o trastornos de la naturaleza” (Mormón 2:13-15; Collected Works of Hugh Nibley).
Esta es una traducción del artículo que fue publicado originalmente en LDS Living con el título “9 reasons the Earth needed to be flooded in Noah’s time”.
