¿Por qué es el ayuno es tan importante para los Santos de los Últimos Días?

¿Por qué los Santos de los Últimos Días dejan de comer una vez al mes? ¿Es para bajar de peso? ¿Es para controlar sus deseos?

En el siguiente vídeo te explicaremos como los miembros de la Iglesia de Jesucristo guardan la ley del ayuno:

“El ayuno es la práctica de la abstinencia periódica de alimentos y bebidas con fines espirituales…” (Dawn M. Hills, Enciclopedia del mormonismo, “Ayuno”)

Es una práctica antigua destinada a desarrollar la fortaleza espiritual. Es una forma de acercarte a Dios, una forma de aumentar tu sentido de autocontrol y, con moderación, el ayuno también es bueno para ti, físicamente. Las Escrituras, tanto la Biblia como el Libro de Mormón, enseñan que el ayuno es importante.

Cuándo y cómo ayunar

En nuestra religión, el primer domingo de cada mes se designa como “domingo de ayuno”.

Se invita a los miembros a abstenerse de alimentos y bebidas durante dos comidas consecutivas, o un período de aproximadamente 24 horas.

Entonces, si comienzas tu ayuno el sábado por la noche después de la cena, te saltarías el desayuno y el almuerzo el domingo, y la próxima vez que comerías o tomarías líquidos sería para la hora de la cena del domingo.

Las ofrendas de ayuno

Se invita a los miembros a donar a la Iglesia el dinero que habrían gastado en esas dos comidas (o la cantidad que puedan y estén dispuestos a donar). Llamamos a esta donación una “ofrenda de ayuno”.

Depende de ti si basas esa donación en el precio de dos comidas de carne de res de Kobe o en unas rebanadas de pan tostado.

El élder Joseph B. Wirthlin enseñó que, “las ofrendas de ayuno se usan solo para un propósito: para bendecir la vida de los necesitados. Cada dólar entregado al obispo como ofrenda de ayuno se destina a ayudar a los pobres” (Joseph B. Wirthlin, La ley del ayuno, 2001).

Cada dólar. No es que “el 75 % va a los pobres, pero nos quedaremos con el 25 % como una tarifa de conveniencia”, es cada dólar.

Esta es una forma en que los Santos de los Últimos Días se esfuerzan por cumplir el mandamiento que se da en las Escrituras de alimentar a los hambrientos y vestir a los desnudos.

El domingo de ayuno en la Iglesia, en lugar de la reunión sacramental habitual, tenemos lo que llamamos una reunión de “ayuno y testimonio”. En lugar de escuchar los mensajes preparados desde el púlpito, la mayor parte de la reunión se reserva para que los miembros de la congregación se acerquen y compartan su testimonio de Jesucristo y el evangelio.

Ayunar con un propósito

Ahora, cuando ayunas, debes hacerlo con un propósito en mente. De forma similar a la oración, puedes ayunar por lo que sientas que tú o alguien más necesita.

La oración también es una parte esencial del proceso. La mayoría de los Santos de los Últimos Días al menos comenzarán y terminarán su ayuno con una oración.

“Sin la oración, el ayuno no es en realidad un ayuno completo; es simplemente pasar hambre. Si deseamos que nuestro ayuno sea algo más que simplemente el abstenernos de comer, debemos elevar nuestros corazones, nuestras mentes y nuestras voces en comunión con nuestro Padre Celestial”. ( Joseph B. Wirthlin, “La ley del ayuno, abril, 2001”).

Puedes ayunar solo o como parte de un grupo. Si alguien en tu familia está pasando por un momento difícil, pueden unirse y realizar un ayuno familiar. En ocasiones, alguien en tu congregación local podría estar pasando por desafíos y el obispo podría invitar a la congregación a unirse en un ayuno.

Una actitud de humildad durante el ayuno también es importante. El ayuno no está destinado a ser una ocasión para que te tomes una selfie con cara de hambre para Instagram. Recuerda el consejo de Cristo en Mateo 6:“…cuando ayunéis, no pongáis un semblante como los hipócritas, porque ellos demudan sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan… De cierto os digo que ya tienen su recompensa.

Mas tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará en público”. (Mateo 6: 16 – 18) 

Lo mismo ocurre con las ofrendas de ayuno y otras donaciones, como el diezmo.

“Mas guardaos de dar vuestras limosnas delante de los hombres para ser vistos de ellos… Mas cuando tú hagas limosna, no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha…” (Mateo 6: 1 – 4)

En la actualidad, muchos Santos de los Últimos Días hacen sus donaciones en línea. No obstante, también pueden completar uno de estos formularios de donación en los edificios de nuestra Iglesia y entregar discretamente su donación a alguien en el obispado.

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