A veces, quien debía levantarte termina siendo quien más te lastima. Esa es una verdad que aunque duela aceptar, es cierta. Un solo comentario fuera de lugar o un consejo mal entendido nos hacen sentir invisibles o juzgados.

Pero, ¿y si quien te lastima es tu líder de la Iglesia? En ese caso, el dolor es peor por la decepción. Los líderes no están exentos de errores, pero esa no es una razón válida para dejar de sentir dolor.

Aunque no sea lo ideal, muchos miembros de la Iglesia de Jesucristo pasan por lo mismo. Pero en esos momentos, siempre habrá alguien dispuesto a consolarte y a hacerte saber que no estás por tu cuenta en esto.

Reconocer la trampa del enemigo

Aunque los líderes puedan herir con sus consejos, no caigas en la trampa del enemigo de alejarte de tu fe. Imagen: Canva

Un consejo que duele puede sentirse como una traición. Después de todo, uno acude a un líder, un obispo, una presidenta de Sociedad de Socorro o un maestro, esperando comprensión, no un regaño.

A veces el consejo no es malintencionado, sino solo no llega en el tono que necesitábamos. Sin embargo, el enemigo aprovecha esos momentos para decirnos: “Ves, incluso en la Iglesia nadie te entiende”.

Eso no es cierto. Debemos recordar que Jesucristo también sufrió incluso por quienes debían ser un apoyo. Es por eso que Él no minimiza tu dolor, pero sí te invita a recordar:

“Y si hay errores, son errores del hombre… No obstante, Dios sabe todas las cosas”. (Mormón 8:17)

Aunque los líderes cometan errores, eso no debería afectar tu fe ni tu deseo de renovar tus convenios cada semana. Si te esfuerzas por ser fiel, el Salvador te consolará y sanará.

Discernir la voz de Dios en las palabras de los líderes

revelación personal
No todo consejo de un líder es revelación. Es por eso, que se requiere una confirmación personal.

Por otro lado, puedes sentir alivio al considerar que no todo consejo de un líder es revelación. A veces ellos comparten un punto de vista personal que no necesariamente sea la opinión o voluntad del Señor.

El Señor mismo nos enseñó a buscar una confirmación personal:

“Y cuando recibáis estas cosas, quisiera exhortaros a que preguntéis a Dios el Eterno Padre, en el nombre de Cristo, si no son verdaderas”.

Ahora, puede que muchos se pregunten: entonces, ¿por qué obedecer a mis líderes si puede que sus palabras no sean las de Dios a veces? 

No se trata de desconfiar de tus líderes, sino de desarrollar el discernimiento porque finalmente, Dios los ha escogido para trabajar en Su Obra como declaró el élder Uchtdorf:

“Para ser completamente franco, ha habido veces en que los… líderes de la Iglesia simplemente cometieron errores. Supongo que la Iglesia sólo sería perfecta si la administraran seres perfectos. Dios es perfecto y Su doctrina es pura; pero Él obra por medio de nosotros, Sus hijos imperfectos”.

Se puede sanar sin alejarte

El liderazgo cambia pero el amor del Señor por ti jamás cambiará.

Es posible reconocer el servicio de los líderes y, al mismo tiempo, mantener una relación directa con el Señor. Pero a veces la situación se vuelve tan insostenible que muchos optan por la difícil decisión de alejarse.

Esa decisión suena lógica porque, ¿a quién le gustaría estar donde siente dolor? Pero, aunque suene debatible, es mejor permanecer y sentir al Salvador en medio del dolor que dar un paso al costado para evitarlo.

Si aún tienes dudas, este es un mensaje del élder Uchtdorf para ti:

“Para quienes se han separado de la Iglesia, les digo, mis queridos amigos, que aún hay lugar para ustedes aquí. Vengan y sumen sus talentos, dones y energía a los nuestros; como resultado, todos seremos mejores”.

Si bien tu dolor no desaparecerá de la noche a la mañana, la diferencia es que sanarás al dejar que Cristo juzgue a fin de que vivas en paz. En cambio, alejarte jamás te ayudará a sanar porque no hay alivio en la negación.

Si un líder te hirió y te alejaste, este es tu llamado para volver. Al fin y al cabo, el liderazgo cambia pero el amor del Señor por ti jamás cambiará.

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