Exaltación: 5 consejos sencillos para un matrimonio feliz 

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La conferencia general siempre está llena de sabiduría e inspiración. Esta vez, un tema que surgió constantemente fue la belleza y el poder de un matrimonio.

Tal vez lo noté porque mi esposo y yo celebramos nuestro décimo aniversario de bodas a principios de este año.

Cuando recién me casé, pensaba que para mis 10 años de casada sabría todo sobre el matrimonio, pero me he dado cuenta de que siempre hay más que aprender.

Después de esta conferencia general, me siento más motivada que nunca para mejorar y fortalecer mi relación con mi esposo.

Aquí te comparto algunos de los consejos más conmovedores que me llevé de esta última conferencia.

1. Elogiar y orar

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Ella era una hija de Dios comprometida con Él, una mujer de Cristo ejemplar. Imagen: Midjourney

El presidente Jeffrey R. Holland, del Cuórum de los Doce Apóstoles, siempre ha buscado elogiar a su esposa Patricia (lo cual es una lección matrimonial en sí misma) y desde su fallecimiento el otoño pasado, se ha hecho aún más evidente cuánto la amaba.

El presidente Holland expresó:

Ella era la mujer más grandiosa que he conocido: una esposa y madre perfecta, por no mencionar su pureza, su don de expresión y su espiritualidad… Ella era una hija de Dios comprometida con Él, una mujer de Cristo ejemplar”. 

El presidente y la hermana Holland han hablado abiertamente a lo largo de los años sobre cómo su matrimonio y su vida familiar no fueron perfectos, ellos también pasaron momentos de ansiedad, estrés, frustración y miedo en su relación.

élder Holland y su esposa Pat

Jeffrey y Patricia Holland. Imagen vía Facebook.

Pero al final del día, el presidente Holland siempre puede decir que su amada esposa “fue la mejor mujer que [ha] conocido”.

Y ese es el tipo de relación matrimonial que me esfuerzo por tener, una en la que podamos ver más allá de las imperfecciones o las pequeñeces mundanas y vernos el uno al otro como Dios nos ve.

Para esto, el presidente Holland nos aconsejó sobre la oración: cómo orar, cuándo orar, por quién orar. Y creo que su sabiduría es cómo podemos vernos el uno al otro como Dios nos ve.

“No hay límites para cuándo, dónde o sobre qué debemos orar”.

Me gusta pensar que eso incluye orar por nuestro cónyuge, orar para que nuestro propio corazón se ablande en momentos de tensión y orar para ver y agradecer todas sus mejores cualidades.

2. Allegar y cuidar

pareja agarrándose de la mano

Amarás a tu esposa o esposo con todo tu corazón. Imagen: Canva

“A fin de mantener el vínculo lateral con nuestro cónyuge, Dios nos ha aconsejado: ‘Amarás a tu esposa [o esposo] con todo tu corazón, y te allegarás a ella [o a él] y a ninguna otra [o a ningún otro]’.

 

Para los que están casados, allegarse a ella o a él y a nadie más significa que deliberan en consejo con amor, que se aman y se cuidan el uno al otro, que dan prioridad al tiempo con su cónyuge por encima de intereses ajenos y que acuden a Dios para que los ayude a superar sus debilidades”.

El principio de allegarse al cónyuge me parece como una frase sacada del Antiguo Testamento. No es un término que actualmente usamos con frecuencia, pero es un concepto que siento que no he captado del todo.

Me encantó la aplicación moderna del élder Carpenter de la palabra “allegarse”: aconsejarse juntos, amarse y cuidarse el uno al otro, priorizar el tiempo con su cónyuge y recurrir a Dios para superar las debilidades.

Todas estas acciones debo llevarlas a mi matrimonio y sé que fácilmente harán la diferencia en la tuya.

3. Atesorar los convenios

Atesora y honra los convenios que hiciste en el templo. Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

La declaración del presidente Eyring “el honrar los convenios del matrimonio y la familia que se hacen en los templos de Dios” viene con una gran recompensa: “protección contra los males del egoísmo y del orgullo”.

¿Cuántas veces hemos dejado que el egoísmo y el orgullo intervengan en un desacuerdo o malentendido?

Las palabras del presidente Eyring me animan a profundizar en el “cómo” honrar mis convenios matrimoniales para asegurarme de estar aprovechando al máximo esa increíble promesa.

4. Encuentra Paz en Cristo

Un matrimonio y una familia nos brindan tanto bellos como amargos momentos. Imagen: Canva

“Casarnos, formar una familia y tener hijos nos brindó los mayores momentos de gozo que jamás hayamos experimentado en nuestra vida, pero también los momentos de dolor, angustia y aflicción más profundos cuando algo le sucedió a alguno de nosotros”.

Este mensaje fue un recordatorio conmovedor e importante para mí. Mantener nuestras relaciones familiares no es tarea fácil. Hay momentos increíblemente felices que en un abrir y cerrar de ojos pueden cambiar por completo.

La idea de que la “oposición en todas las cosas” existe también en nuestras relaciones matrimoniales y familiares no es necesariamente un pensamiento reconfortante, pero sí lo es escuchar que cualquiera, incluso nuestros líderes de la Iglesia, experimentan esta dualidad de emociones en su matrimonio.

Está en nosotros que, cuando surjan esos momentos difíciles, siempre elijamos amar más que discutir o hundirnos en la desesperación. De esta manera podremos encontrar paz, “no como la da el mundo”, sino una mucho mayor y más duradera, gracias al Salvador Jesucristo.

5. Recordar el amor de Dios

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El poder para sellar es una evidencia de cuánto nos ama Dios. Créditos: Pinterest, Alice Shoots People

Un tema central que noté a lo largo de la conferencia general fue cuánto ama Dios a todos Sus hijos. Citas como “cada persona en la Tierra es un amado hijo o hija de Dios” y “Cristo está ansioso por acompañarnos en el viaje de nuestra vida” se compartieron con regularidad, y las palabras finales del presidente Nelson no fueron diferentes a ello.

El poder para sellar es una evidencia divina de cuánto ama Dios a todos Sus hijos en todas partes y cuánto desea que cada uno de ellos escoja regresar a casa con Él”.

Sin embargo, su énfasis en el poder del sellamiento y los convenios matrimoniales que lo acompañan como un testigo del amor de Dios por Sus hijos, no era un concepto que había considerado antes, y espero no darlo por sentado en el futuro.

Para mí, el discurso del presidente Nelson fue la conclusión perfecta para un poderoso fin de semana de conferencia.

Salí de allí sintiéndome mejor preparada para fortalecer mi propio matrimonio, con un respeto más profundo por los convenios que he hecho en el templo, y con el deseo de buscar las bendiciones prometidas que seguramente llegarán al seguir los consejos de nuestros líderes de la Iglesia.

Fuente: LdsLiving

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