Cómo saber qué decir cuando alguien a quien amas está sufriendo

consolar a alguien con desafíos

Cuando los desafíos le llegan a alguien, es nuestra naturaleza humana querer ayudar. Llevamos comida, ayudamos en el aseo de la casa, nos ofrecemos a cuidar de sus niños. ¡Queremos conectarnos con ellos! 

Algunas personas hacen esto a través del servicio; otros lo hacen sintiendo compasión por la persona afectada. A menudo sentimos la necesidad de relacionarnos con la persona que sufre cuando compartimos nuestras propias experiencias.

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El Presidente Henry B. Eyring explica que es natural querer ayudar; es un sentimiento amplificado por los convenios que hicimos en el bautismo:

Presidente Eyring

“Ustedes han visto ese tipo de pruebas en la vida de personas buenas a quienes aman, y han sentido el deseo de ayudarlas. Existe una razón para los sentimientos de compasión que sienten hacia ellas.

Ustedes son miembros bajo convenio de la Iglesia de Jesucristo. Al entrar en la Iglesia, se inició un gran cambio en su corazón; hicieron un convenio y recibieron una promesa que empezó a cambiar su naturaleza misma.

Es por eso que ustedes tienen el deseo de ayudar a una persona que lucha por seguir adelante llevando la carga del dolor y la dificultad. Ustedes prometieron que ayudarían al Señor a hacer que sus cargas fueran ligeras y recibieran consuelo. Se les dio el poder de ayudar a aligerar esas cargas cuando recibieron el don del Espíritu Santo.”

Pero, ¿cómo sabemos qué decir para aligerar esas cargas?

Qué No Decir

dudas en la Iglesia

Cuando a mi padre le diagnosticaron cáncer de pulmón de estado IV y sólo le dieron de tres a seis meses de vida, notamos el deseo que otros tenían de consolarnos. Apreciamos las muestras de amor y fe que recibimos.

La mayoría de ellas fueron positivas.

Lo que no esperaba, sin embargo, era que también seríamos bombardeados con historias que no eran nada alentadoras. Estas personas tenían la intención de ayudar, pero sus palabras mal empleadas tuvieron el efecto contrario.

Cuando se trata del cáncer, todos tienen una historia sobre cómo ello ha afectado sus vidas. Desafortunadamente, el cáncer es feroz y el resultado no siempre es bueno. Esto a menudo lleva a alguien, en un esfuerzo por relacionarse con quien sufre, a compartir historias nada agradables sobre el cáncer con la persona que todavía se está recuperando del diagnóstico de su ser querido.

mundo de los espíritus

Apenas dos días después de enterarme de que a mi padre sólo le quedaban meses, una hermana de mi barrio se ofreció a ayudarme a planificar el funeral de mi padre. Después de que me recuperé del shock, le agradecí a esta dulce hermana, que claramente sólo estaba tratando de ayudar, e hice una broma con la esperanza de que mi papá viviera un poco más que eso.

Lógicamente, sabía que las personas bienintencionados y miembros del barrio sólo intentaban ayudar, querían que supiéramos que no estábamos solos y que todos pasamos por desafíos.

Emocionalmente, quería gritar y llorar y gritarle a la persona: “¡No, mi situación es diferente! No es lo mismo, nunca le va a pasar a MI PAPÁ”. 

No necesitaba escuchar a todas las personas que habían conocido a alguien que habían muerto de cáncer o cuánto tiempo sufrió otra persona. En ese momento, el único cáncer que me importaba era el de mi papá y necesitaba saber que todo estaría bien. Incluso si nada estaba bien, necesitaba tener la esperanza de que así iba a ser.

Cuando alguien está lidiando con este tipo de desafíos, lo que deseamos es aliviar su pesada carga, queremos aligerarla.

Cómo decir lo correcto

miedo

Un buen amigo me enseñó una teoría sobre cómo no decirle algo incorrecto a alguien en un momento de crisis. El artículo, que explica la “teoría del anillo” de kvetching, cambió la forma en que veía el dolor y consolaba a los demás.

Publicada originalmente en Los Angeles Times por la psicóloga clínica Susan Silk y Barry Goldman, esta sencilla técnica funciona en todo tipo de crisis: médicas, financieras, la muerte de un ser querido, incluso románticas.

La teoría del anillo sobre el dolor, explica Silk y Goldman, es la siguiente:

“Dibuja un círculo. Este es el anillo central. En él, coloca el nombre de la persona que pasa por un mal momento… Ahora dibuja un círculo más grande alrededor del primero. En ese anillo coloca el nombre de la persona más cercanas a la persona del anillo central.

Repite el proceso tantas veces como sea necesario. En cada anillo más grande coloca las siguientes personas más cercanas. Padres e hijos antes que parientes más lejanos. Amigos íntimos en anillos más pequeños, amigos menos cercanos en anillos más grandes. Cuando hayas terminado habrás obtenido una orden de Kvetching…

Estas son las reglas. La persona en el anillo central puede decirle lo que quiera a cualquier persona, en cualquier lugar. Esa persona puede ir a buscar y quejarse y llorar y maldecir a los cielos y decir: “La vida es injusta” y “¿Por qué a mí?” Ese es el único beneficio de estar en el anillo central. Todos los demás pueden decir esas cosas similares, pero sólo a las personas dentro de anillos más grandes.”

Cuando hablas con alguien en un anillo más pequeño que el tuyo, tu objetivo es ayudar a elevar a esa persona. Sólo cosas positivas. Debes simplemente dar consuelo y apoyo.

Cuando hablas con la persona afectada, escuchar es a menudo más efectivo que hablar. Antes de decir algo, primero pregúntate si lo que estás a punto de compartir ofrecerá consuelo o apoyo a la persona afligida.

Si no eleva, ¡no lo digas!

Silk y Goldman continúan diciendo que si necesitas llorar, gritar o quejarte, ¡está bien! Esa es una respuesta normal y humana. Sólo hazlo con alguien en un anillo más grande:

“Quejarse con alguien en un anillo más pequeño que el tuyo no le hará ningún bien a ninguno de ustedes. Por otro lado, apoyar al [principal] afectado puede ser lo mejor que puedes hacer por ellos.”

Consuelo Sí, Cargas No

belleza exterior

“Sabemos lo necesario como para no cargar a [quien esté en el] anillo central. La teoría del anillo simplemente expande esa intuición y la hace más concreta. 

No es sólo evitar cargar al anillo central, es evitar darle más carga a cualquiera que se encuentre en un anillo más pequeño que el tuyo. 

Recuerda, puedes decir lo que quieras si tan sólo esperas hasta que estés hablando con alguien en un círculo más grande que el tuyo,” escribieron Silk y Goldman.

Debido al cáncer de mi papá, mi mamá necesitaba cosas positivas. Ella estaba en un anillo más pequeño que el mío y, por lo tanto, no necesitaba escuchar lo aterrorizada que estaba con la idea de perder a mi padre. Sus necesidades iban primero. 

Unas semanas después de comenzar el tratamiento, los médicos hicieron una resonancia magnética en el cerebro de mi padre por primera vez.

eternidad

Esta nueva exploración se nos mostró los signos del cancer en el cerebro de mi papá. Mi mamá estaba comprensiblemente perturbada. Pero como la tomografía computarizada original no había incluido su cerebro, lo que le dije fue: “Nadie nos puede decir si estaba así desde antes. No tenemos la imagen del ‘antes’, no tenemos la menor idea, pero tenemos esta”.

Nunca olvidaré el alivio visible en su rostro en ese momento y ver a mi padre, siempre optimista, de pie detrás de ella asintiendo con la cabeza, sonriendo. La teoría del anillo funcionaba, mi madre se consoló con mi perspectiva positiva y edificante.

Por otro lado, mi padre, el centro del anillo, necesitaba humor. Ya tenía la actitud positiva. Lo que necesitaba era alguien que lo mantuviera alegre.

manos

Podía ver la gratitud en sus ojos cuando bromeaba con él sobre su cáncer. Él necesitaba que alguien más pudiera bromear al respecto porque eso significaba que sabían, al igual que él, que todo iba a estar bien, que él iba a desafiar las probabilidades y vencer esto.

En Mosíah 18: 9, Alma describe los convenios que hacemos en el bautismo y lo que significa ser llamados Su pueblo, que estamos dispuestos a soportar las cargas de los demás, para que sean ligeras, y estamos más dispuestos a “llorar con los que lloran… y consolar a los que tienen necesitad de consuelo”.

Si bien nunca habrá una sola cosa correcta que decir, podemos ministrar mejor a quienes nos rodean poniendo su necesidad de apoyo y consuelo por encima de nuestro propio dolor. 

Todos son diferentes, todos afrontamos situaciones a nuestra propia manera. Pero cuando escuchamos al Espíritu y somos sensibles a aquellos que han sido más afectados por un desafío, podemos servir y ayudar de mejor manera a quienes necesiten a salir adelante.

Y lo apreciaremos aún más cuando, inevitablemente, tenemos nuestro propio turno dentro del anillo central.

Este artículo fue escrito originalmente por Ashli Kristine Hansen y fue publicado originalmente por ldsliving.com bajo el título “How to Know What to Say When Someone You Love Is Grieving

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Juan Gabriel Hernandez Montoya

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