En su discurso titulado “El día del Señor es una delicia”, el presidente Nelson nos enseñó verdades preciosas.
¡Recordemos algunos extractos de este maravilloso discurso!
Justo al principio leemos:
“¿A qué se refería el Salvador cuando dijo que “…el día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo?”.
Creo que Él deseaba que entendiésemos que el día de reposo era Su regalo para nosotros, el cual nos garantiza un descanso real de los rigores de la vida diaria y supone una oportunidad de renovación física y espiritual.
Dios nos dio este día especial no para divertirnos ni para realizar trabajos cotidianos, sino para descansar de nuestras obligaciones con desahogo físico y espiritual.”
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Algo que ya quedó claro aquí es que el día de reposo es una oportunidad para aliviar los rigores de la vida diaria y una oportunidad para renovarnos espiritual y físicamente.
Si buscamos tener reposo en este día, le estaremos mostrando al Señor que estamos agradecidos de tener un día para descansar de nuestras labores.
Al seguir leyendo estas preciosas verdades vemos lo siguiente:
“El Salvador se identificó a Sí mismo como Señor del día de reposo. ¡Es Su día! Nos ha pedido repetidas veces que guardemos el día de reposo o que lo santifiquemos. Estamos bajo convenio de hacerlo.”
¿Cómo nos va con el pedido del Señor? ¿Estamos guardando y santificando Su santo día?
El presidente Nelson compartió que cuando era joven, hizo una lista de las cosas qué podía hacer y qué no en el día de reposo. Años más tarde entendió que su conducta y actitud en el Día del Señor constituían una señal entre él y el Padre Celestial.
Con esa comprensión, ya no necesitó listas de cosas por hacer. Él concluyó diciendo:
“Cuando tenía que tomar una decisión en cuanto a si una actividad era o no era apropiada para el día de reposo, simplemente me preguntaba a mí mismo: “¿Qué señal quiero darle a Dios?”. Esa pregunta hizo que mis opciones respecto al día de reposo fueran bien claras”
¿Qué hay de nosotros? ¿Qué señal queremos darle a Dios, Nuestro Padre Celestial?
Hagamos una evaluación personal exhaustiva para analizar qué mensaje estamos enviándole a Dios.
Recordemos lo que el presidente Nelson nos enseñó, ¡no es necesario tener una lista de cosas que podemos hacer y que evitar! Pero sí podemos meditar en algo sería: ¿Qué señal queremos darle al Padre Celestial?
Fuente: maisfe.org