La Biblia a veces puede resultar confusa. Algunas partes parecen contradecirse entre sí.
¿Cómo podría ser el Dios que castiga con ira a las personas en el Antiguo Testamento el mismo Dios de amor en el Nuevo Testamento? ¿Es incluso el mismo Dios? Y si lo es, ¿cómo podemos conciliar estas ideas?
Estas preguntas en sí mismas nos hacen darse cuenta de que Dios no es un Ser tan fácil de entender como quisiéramos que fuera.
Un Dios de justicia y misericordia
Dios no es solo amoroso ni severo. Imagen: Canva
Dios no es solo amoroso, no solo es el Creador, no solo reprende ni tampoco es solo bueno. El carácter de Dios es multifacético.
Aunque a veces puede ser desafiante entender cómo coexisten las diferentes partes de su carácter, debemos saber que cada una de ellas, y más, son parte de Él.
Entonces, si Dios es descrito como un ser que se enoja así como alguien amoroso, entonces quiere decir que Dios es ambas cosas.
Aunque aparentemente Dios en el Antiguo Testamento es muy severo, también se muestra como amoroso, compasivo, misericordioso y lleno de gracia.
El Dios del Antiguo Testamento
¿Un Dios de ira? Imagen: Canva
Una búsqueda rápida en la Biblia revela cientos de veces que Dios es llamado amoroso en el Antiguo Testamento.
Por ejemplo, Éxodo 34:6 dice:
“Jehová, Jehová, Dios misericordioso y piadoso, tardo para la ira y abundante en benignidad y verdad”.
Así es como Dios se describe a sí mismo ante Moisés.
Las personas también describen a Dios como un Ser amoroso en el Antiguo Testamento. Cuando David cometió un grave pecado, se arrepintió ante Dios apelando a Su amor.
La única esperanza de David era la compasión y el amor de Dios. Imagen: Canva
En el Salmo 51:1 se registra:
“Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu compasión; conforme a la multitud de tus tiernas misericordias, borra mis transgresiones”.
La única esperanza de David era la compasión y el amor de Dios porque había actuado en contra de Su voluntad.
A Dios se le describe como santo tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Dado que Dios es santo, no puede tolerar el pecado.
Por lo tanto, el pecado y la rebelión contra Dios se castigan con Su juicio divino.
El Dios del Nuevo Testamento
Dios ama todos Sus hijos e hijas. Imagen: Shutterstock
Hay algo que debemos recordar: Dios toma el pecado en serio, sin embargo, Dios también toma Su amor por la humanidad con la misma seriedad.
En el Nuevo Testamento, Jesús da Su vida para tomar sobre Sí las consecuencias de nuestros pecados. Jesús tomó las exigencias de la justicia a causa de los actos de todo el género humano sobre Sí mismo.
Su sacrificio en el jardín de Getsemani y en la cruz son el mejor ejemplo de amor y justicia que tenemos.
Los ambos lados de Dios
El carácter de Dios. Imagen: Shutterstock
El carácter de Dios también se encuentra en las Escrituras. En Isaías, en particular, me impresiona el amor y la misericordia que están presentes.
Vemos que el pueblo de Dios se ha rebelado profundamente contra Él. Por lo tanto, gran parte del libro de Isaías describe la ira y el castigo que vendrán debido al pecado de Israel. Sin embargo, en casi todas partes donde se promete juicio, también se promete restauración.
Considera los siguientes versículos de Isaías. Primero, Isaías predice el juicio divino para los líderes pecaminosos y opresores diciendo:
“Porque he aquí, Jehová, el Señor de los ejércitos quita de Jerusalén y de Judá el sustento y el socorro, todo sustento de pan y todo socorro de agua; el valiente y el hombre de guerra, el juez y el profeta, el adivino y el anciano”. (Isaías 3:1-2)
En el siguiente capítulo, Isaías promete restauración diciendo:
“Y acontecerá que el que quede en Sion, y el que sea dejado en Jerusalén, será llamado santo; todos los que en Jerusalén estén inscritos entre los vivientes, cuando el Señor haya lavado la inmundicia de las hijas de Sion y limpiado la sangre de Jerusalén de en medio de ella, con espíritu de juicio y con espíritu de ardor”. (Isaías 4:3-4)
El propósito del juicio de Dios no es simplemente castigar, sino traer restauración y purificación.
Consecuencia y liberación
Dios siempre brindará misericordia. Imagen: Shutterstock
El tema de la restauración y el amor de Dios se hace presente a lo largo del libro. El capítulo 28 se refiere a Dios como el granizo e inundación, pero en unos cuantos versículos después, se describe el estado restaurado de su pueblo diciendo:
“En aquel día Jehová de los ejércitos será corona de gloria y diadema de hermosura para el remanente de su pueblo”. (Isaías 28:5)
En Isaías 54:8, Dios promete la restauración de Israel diciendo:
“Con un poco de ira escondí mi rostro de ti por un momento, mas con misericordia eterna tendré compasión de ti, dice tu Redentor, Jehová”.
Estos son solo algunos ejemplos de numerosos ejemplos del amor de Dios en Isaías.
Un mismo Dios
Dios es el mismo ayer, hoy y siempre. Imagen: Shutterstock
Podemos ver que el Antiguo Testamento describe al mismo Dios amoroso, misericordioso que se ve en el Nuevo Testamento.
Por lo tanto, el Antiguo y el Nuevo Testamento no describen a dos Seres diferentes, sino que diversas partes de la Biblia muestran otros aspectos del carácter de Dios.
Él ha sido y siempre será un Dios amoroso, misericordioso, milagros y de perdón y nuevos comienzos.
*Imagen de portada: “The Creation of the Sun, Moon, and Plants” por Michelangelo
Fuente: Women in apologetics
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