La fascinación que tenemos con el tiempo es tan antigua como la creación misma. Desde el inicio de la historia, hemos buscado comprender y manipular este poder que vive entre nosotros.
De hecho, el propósito del Plan de Dios y la Salvación, así como la Vida Eterna, están estrechamente ligados al tiempo.
El propósito del Plan de Dios y Salvación, la Vida Eterna, gira en torno al “tiempo”. ¿Sería posible visitar eventos bíblicos del pasado o incluso del futuro? ¿Qué nos dicen las Escrituras al respecto?
Primera pista: El Todopoderoso, el Padre Celestial

Dios no está sujeto a las limitaciones del tiempo y el espacio. Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días
La posibilidad de que Dios pueda viajar en el tiempo es un tema que surge debido a Su naturaleza divina y Su poder absoluto. Analicemos algunos puntos de vista comunes sobre esto:
La Omnipresencia de Dios: Dios está presente en todo lugar y en todo momento. Si está presente en todos los momentos del tiempo, entonces podemos decir que trasciende el tiempo y no está limitado por él. Sin embargo, no sería correcto decir que Dios “viaja” en el tiempo, ya que Él está más allá del mismo.
La Omnisciencia de Dios: Su conocimiento perfecto abarca el pasado, el presente y el futuro. Si Dios conoce el futuro tan claramente como el presente y el pasado, Él posee todas las posibilidades que pueden ocurrir, independientemente de las decisiones que tomemos.

Su poder es absoluto, asombroso e infinito. Imagen: Canva
La Omnipotencia de Dios: Como un ser Todopoderoso, Dios no está sujeto a las limitaciones del tiempo y el espacio. Su poder es absoluto, asombroso e infinito. Si así lo deseara, tendría la capacidad de moverse libremente a través del tiempo porque está dentro de tal poder.
En resumen, la idea de que el Padre Celestial viaje en el tiempo está más allá de la comprensión humana.
Dios obra de formas que van más allá de nuestra capacidad de entendimiento. Sin embargo, podemos tener la certeza de que Su relación con el tiempo es infinita y perfecta.
Segunda pista: Visiones y revelaciones

Existen eventos que desafían nuestra comprensión del tiempo. Imagen: Canva
En las Escrituras encontramos relatos de profetas que han tenido visiones del futuro y del pasado, como Isaías (Isaías 6:1-8) o Juan el Amado en el libro de Apocalipsis.
Sus experiencias demuestran que ciertos siervos escogidos (y preparados para soportar tal experiencia espiritual) han tenido acceso a eventos fuera de la línea temporal convencional. Un ejemplo de esto es Lehi, quien después de recibir una visión celestial tuvo que descansar debido al poder espiritual que experimentó (1 Nefi 2:15).
Aunque no hay registros directos de viajes en el tiempo, existen eventos que desafían nuestra comprensión del tiempo, como la promesa de Cristo de visitar las Américas después de Su resurrección.
Estos pasajes plantean preguntas sobre la naturaleza del tiempo y su relación con la divinidad, especialmente con Cristo, de quien se hicieron muchas promesas que se cumplieron y se cumplirán.
El tiempo como un ciclo

Se hicieron muchas promesas que se cumplieron y se cumplirán. Imagen: Canva
El libro de Eclesiastés, por ejemplo, nos ofrece una perspectiva interesante sobre el tiempo, presentándolo como un ciclo continuo en lugar de una línea recta. Esto sugiere que el pasado, el presente y el futuro podrían estar interconectados dentro del Plan de Salvación.
Un pasaje clave que destaca esta idea es:
“Lo que ha sido, eso mismo será. Y lo que se ha hecho, eso mismo se hará; y no hay nada nuevo debajo del sol.
¿Hay algo de lo que se pueda decir: He aquí, esto es nuevo? Ya existía en los siglos que nos han precedido”. (Eclesiastés 1:9-10)
Esto nos lleva a considerar que el tiempo no es tan lineal como pensamos, sino que podría funcionar de una manera más holística y eterna.
Nuestra limitación y la infinidad de Dios

Debemos recordar mantener nuestra humildad ante la inmensidad de Dios. Imagen: Jake, Blucker, Unsplash
Los misterios temporales continúan intrigando y fascinando la mente humana, desafiando nuestras concepciones convencionales de la realidad y el destino.
Al estudiar las Escrituras, tanto la Biblia como el Libro de Mormón, se nos invita a reflexionar sobre el tiempo no solo como un concepto físico, sino como un principio eterno y divino.
Las Escrituras nos muestran una visión multifacética del tiempo, donde la eternidad y los ciclos infinitos desafían nuestra comprensión lineal. A medida que buscamos entender estos misterios, debemos recordar mantener nuestra humildad ante la inmensidad de Dios, Su obra y Sus muchos misterios.
El viaje en el tiempo, ya sea literal o metafórico, nos desafía a reflexionar sobre nuestra propia existencia, nuestras decisiones y nuestro papel dentro del gran Plan de Dios.
En última instancia, estas reflexiones nos invitan a vivir con mayor propósito y conciencia, sabiendo que cada momento es una pieza valiosa en la cadena del tiempo hasta que llegue la Vida Eterna.
Fuente: maisfe.org
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