Un inocente partido de fútbol puede, a veces, ser el escenario de una gran división. Eso fue exactamente lo que se vivió en Cincinnati el pasado 22 de noviembre en el cual el equipo de BYU logró una notable victoria.
Durante el partido, algunos fans del equipo de Cincinnati lanzaron cánticos ofensivos contra la fe de los Santos de los Últimos Días. ¿Cómo respondió BYU? Descargando más de 12.200 kilos de alimentos para estudiantes con inseguridad alimentaria y entregando abrigos a los niños.
Esta escena contrastante nos invita a preguntarnos: ¿Qué se supone que hagamos cuando el mundo responde a la bondad con burla?
Cuando la sociedad es hostil

No es la primera vez que esto ocurre. En los últimos años, varias universidades han levantado cánticos ofensivos dirigidos a BYU y a creyentes en general. Cuando esto pasa repetidas veces, el enojo parece inevitable.
Pero el ejemplo de BYU nos invita a considerar algo distinto. Mientras algunos gritaban y usaban sus voces para dividir, cientos de voluntarios, entre alumnos y exalumnos de BYU, servían.
Nuestra reacción ante los ataques es lo que realmente impacta. El apóstol Pablo compartió un mensaje clave para quienes enfrentan oposición:
“No seas vencido por el mal, sino vence el mal con el bien.”
Responder con bondad no siempre cambia a los demás, pero siempre cambia a quien decide actuar bajo ella.
Servir incluso a pesar de la oposición

El partido en Cincinnati también deja otra lección sorprendente: la generosidad no requiere aplausos para ser impactante. Los voluntarios que descargaban alimentos y llenaban una cochera entera de abrigos no querían reconocimiento, sino hacer lo correcto.
Ese tipo de servicio tiene un poder que muchas veces pasa desapercibido. Nos ayuda a cambiar el ambiente, pero aún más importante, a cambiar corazones.
Los voluntarios de BYU jamás sabrán el gran impacto que tuvo su servicio. Pero Dios sí lo sabe. El presidente Joseph F. Smith declaró:
“Si podemos extender una mano de auxilio al oprimido, si podemos ayudar a los que se encuentran desanimados y afligidos, si podemos elevar y mejorar la condición del ser humano, nuestra misión es hacerlo”.
Ese es nuestro mayor llamado y deber. Incluso si enfrentamos oposición, la invitación siempre será la misma: servir con amor.
Nosotros elegimos quién queremos ser

Lo cierto es que todos enfrentaremos “cánticos ofensivos”. Y ahí es donde debemos decidir cómo actuar. Entonces, ¿qué tipo de persona queremos ser en este mundo dividido?
Si estamos en esa encrucijada, recordemos lo que Jesucristo enseñó:
“Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen; bendecid a los que os maldicen y orad por los que os calumnian.”
Quizás no siempre sea fácil, pero responder con bondad ante el odio y la división es liberador. En cambio, responder con más odio nos encadena.
Cualquier persona que busque vivir su fe está llamada a iluminar con la luz de Cristo a través de sus acciones incluso cuando otros intentan apagar esa luz.
El mundo puede gritar lo que quiera, pero finalmente, los actos de bondad siempre terminan hablando más fuerte.
Fuente: Deseret News



