Recuerdo la primera vez que entré por el Templo como si fuera ayer. Recuerdo que tomé las clases de preparación para el Templo y hablé con mis padres sobre el proceso, pero todavía no estaba segura de lo que iba a ocurrir.
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Cuando entré por las puertas del Templo y el obrero en la recepción revisó mi recomendación recién firmada, sentí una paz inmediata. Lo único que sabía era en dónde necesitaba estar en ese momento, y el resto de mi experiencia siguió un patrón similar.
Cuando me senté durante la sesión aprendí mucho y tuve impresiones sobre mi papel como hija de Dios.
Hubieron algunas cosas que no me fueron familiares, había mucho por asimilar; sin embargo recibí confirmaciones de que casarme con mi esposo, tres semanas después, sería la decisión correcta y dejé el Templo sintiéndome más cerca de mi Padre Celestial.
Desearía poder decir que cada experiencia que he tenido en el Templo ha sido tan profunda como la primera. Siempre siento paz cuando estoy allí, pero hay veces en que no he sacado el mismo provecho durante mis visitas.
Asistir al Templo es difícil para muchas personas. Es frustrante cuando has trabajado tan duro para llegar al Templo y sientes que no tienes inspiración.
Las distracciones, las preocupaciones, las enfermedades y las circunstancias físicas pueden impedirnos disfrutar de una experiencia completa en el Templo, pero no tienen que serlo.
Aquí hay algunas cosas que pueden ayudarte a aprovechar al máximo tu asistencia al Templo.
1. Aléjate de las distracciones.
Sabemos que cosas como los programas de televisión con contenido vulgar y canciones con un lenguaje inapropiado impiden que el Espíritu entre en nuestras vidas.
Es importante eliminar este tipo de cosas tanto como nos sea posible para que siempre podamos tener el Espíritu con nosotros. Hacer esto puede abrir tu corazón a la revelación y hacer que sea más fácil que te sientas inspirado, especialmente en el Templo.
También hay pequeñas cosas que hacemos diariamente que nos distraen de los susurros del Espíritu Santo, lo que nos dificulta sentir el amor de Dios y recibir inspiración.
Cosas como las redes sociales, los horarios inestables y el ruido del ambiente no son necesariamente cosas malas, pero el tener demasiadas distracciones desvía nuestra atención de lo más importante.
Date tiempo para relajarte, meditar y orar antes de asistir al Templo. Esto te pondrá en la mentalidad correcta para poder sentir el Espíritu mientras estás allí.
2. Ora sinceramente antes de salir.
Orar antes de asistir al Templo es muy importante, sea que el asistir se vuelva parte de tu rutina regular o si es que necesitas una respuesta a una decisión importante en tu vida.
Esto es algo con lo que lucho porque parece que siempre estoy en un momento difícil, corriendo por la puerta para entrar en la próxima sesión. Aveces pienso: “Tendré tiempo para orar cuando llegue allí”.
Orar antes de irte marcará el tono de toda tu experiencia. Después de que te prepares, arrodíllate y pídele a tu Padre Celestial que te bendiga con una mente y corazón abierto para estar preparado para recibir cualquier impresión que Él pueda tener para ti.
3. No te frustres si es que te sientes confundido o incómodo.
Si la gente no me hubiera dicho eso antes de entrar al Templo por primera vez, creo que mi experiencia hubiera sido muy diferente. Hay muchas cosas por aprender en el Templo, y es fácil sentirse abrumado y ansioso por todo eso.
En el libro de Anthony Sweat “The Holy Invitation”, él escribe:
“Aunque es de esperar que tus sentimientos en el Templo sean primordialmente positivos, también debes prestar atención a lo que te hace sentir confusión, desafiado o tal vez incluso agitado. Estos sentimientos pueden ser igualmente importantes e instructivos.
Algunas personas han introducido la idea en [la Iglesia] de que cualquier cosa que cause incomodidad es inherentemente incorrecta o no es de Dios. Eso simplemente no siempre puede ser verdad.
Si así fuera, los pioneros no habrían viajado a Utah, Abraham no habría ofrecido a Isaac, los hombres y mujeres jóvenes no se aventurarían a los inciertos campos misionales, y Jesús no habría hecho la expiación por nosotros.
El Evangelio está aquí para consolar a los afligidos y afligir a los que no se sienten cómodos, y el Templo no es una excepción.”
Si te sientes un poco incómodo debido a lo desconocido, es perfectamente normal y saludable. Usa esos sentimientos como motivación para aprender más sobre los convenios sagrados que se hacen en el Templo.
4. Piensa en las personas a las que estás bendiciendo.
Cuando realizamos la obra en el Templo, bendecimos a las almas que han cruzado el velo con los sagrados convenios del Templo que no recibieron en la tierra.
Algunas de estas personas han estado esperando cientos de años para que se complete su obra en el Templo, y las ordenanzas que realizas por ellos son cruciales para su progreso en el mundo de los espíritus.
La obra que realizas en el Templo es importante. No sólo te ayuda a ti, sino que está ayudando a aquellos que han fallecido a recibir las bendiciones y los convenios del Evangelio. En DyC 128, José Smith registra una revelación concerniente a los bautismos por los muertos:
“Y ahora, mis muy queridos hermanos y hermanas, permítaseme aseguraros que estos son principios referentes a los muertos y a los vivos que no se pueden desatender, en lo que atañe a nuestra salvación.
Porque su salvación es necesaria y esencial para la nuestra, como dice Pablo tocante a los padres: que ellos sin nosotros no pueden ser perfeccionados, ni tampoco podemos nosotros ser perfeccionados sin nuestros muertos.”
5. Realiza tu historia familiar y lleva los nombres de tus familiares al Templo.
No hay nada mejor que hacer la obra en el Templo por tus antepasados. El Elder Dale G. Renlund habló de la obra de la historia familiar en la sesión de la Conferencia General del sábado por la tarde de abril de 2018.
“Cuando Dios nos guía a hacer algo, con frecuencia tiene muchos propósitos en mente. La obra del templo y de historia familiar no es solo para los muertos, sino que también bendice a los vivos.
…La obra del templo y de historia familiar aportó el poder de sanar lo que requería ser sanado.
Como miembros de la Iglesia, verdaderamente tenemos la responsabilidad divina de buscar nuestros antepasados y compilar historias familiares. Esto es mucho más que una afición que se nos recomienda adoptar, ya que las ordenanzas de salvación son necesarias para todos los hijos de Dios.
Es verdaderamente increíble poder contribuir a redimir a los muertos mediante la obra del templo y de historia familiar.”
Participar en la obra de la historia familiar y llevar nombres de tu familia al Templo puede rejuvenecer tu entusiasmo por asistir al Templo y ayudar a tus antepasados a recibir bendiciones.
6. Dejar el mundo atrás.
El mundo se está volviendo cada vez más loco y aterrador. Los informes de buenas noticias son escasas y cada vez es más difícil resistir las pruebas y las tribulaciones que vienen en un mundo lleno de tanta agitación.
Las personas también luchan con desafíos personales, como las cargas financieras, los problemas maritales, hijos que se han apartado del camino, enfermedades mentales y otras aflicciones que vienen con la vida mortal.
El estrés puede parecer demasiado difícil de soportar, y los niveles elevados de ansiedad pueden dificultar tu capacidad de sentirte inspirado, incluso en el Templo.
Cuando camines a través de las puertas del Templo, deja atrás tu carga emocional. Mejor aún, dásela al Señor. Él ha sentido los dolores que tienes y sabe exactamente por lo que estás pasando.
Con Él, puedes soportar cualquier carga porque Él puede hacerlas más livianas. A medida que dejes esas preocupaciones, tu corazón se ablandará y podrás recibir paz e inspiración.
Este artículo fue escrito originalmente por Lindsay Miller y fue publicado originalmente por ldsliving.com bajo el título “When You Don’t Feel Inspired in the Temple: 6 Tips to Improve Your Experience”
