El 6 de diciembre marcó el inicio de Janucá, una festividad celebrada por el pueblo judío que conmemora la reconsagración del Templo en Jerusalén tras la exitosa rebelión de los macabeos contra los opresores griegos.
Janucá, también conocido como Hanukkah, Jánuca o el Fiesta de las Luminarias, en ocasiones se considera una festividad del Antiguo Testamento por los cristianos, sin embargo, se llevó a cabo más cerca del tiempo de la vida mortal de Cristo, específicamente durante el período intertestamentario.
Esto plantea la pregunta: ¿Celebró Jesús Janucá?, ¿hay evidencia de ello en la Biblia? La respuesta a ambas es sí.
Analizar más de cerca estas preguntas puede ayudarnos a comprender cómo Jesucristo es la luz de nuestro mundo y encarna los principios que se honran en Janucá.
Juan 10:22
La única mención de Janucá en la Biblia se encuentra en Juan 10:22.
“Y se celebraba en Jerusalén la fiesta de la dedicación. Y era invierno”.
La Fiesta de la Dedicación es otro nombre para Janucá porque celebra la reconsagración del templo después de haberse recuperado.
A partir de este versículo y los que le siguen, sabemos que Jesús viajó a Jerusalén para la fiesta. Los versículos 23 y 24 dicen:
“Y Jesús andaba en el templo por el pórtico de Salomón. Y le rodearon los judíos y le dijeron: ¿Hasta cuándo nos has de turbar el alma? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente”.
Jesús testificó que “[Él] y el Padre [son] uno” (Juan 10:30) y que es el Hijo de Dios. Además, expresó que las personas podían decir que era el Hijo de Dios porque hacía las obras de Su Padre.
Muchos querían apedrearlo, pero Cristo escapó “al otro lado del Jordán, al lugar donde primero había estado bautizando Juan” (Juan 10:40).
Juan 8
Aunque no tengamos una línea de tiempo exacta del ministerio de Cristo, es interesante señalar que unas pocas secciones antes de la mención de Janucá, dio un gran sermón sobre
ser la luz del mundo.
Jesús acababa de perdonar a la mujer sorprendida en adulterio y estaba rodeado por una multitud cuando declaró:
“Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”.
Janucá era conocido como la Fiesta de las Luminarias o Fiesta de las Luces en parte debido al milagro de la lámpara de aceite.
Después de la reconsagración del templo, los judíos se dieron cuenta que solo tenían aceite para encender la Menorá durante un día, sin embargo, el aceite duró ocho noches.
Hoy en día, encender la Menorá es una tradición sagrada durante Janucá. Colocar este testimonio del Salvador tan cerca de esta festividad es un recordatorio de que Él es nuestro milagro de luz.
Hay mucho que podemos aprender de nuestros hermanos judíos, siempre rescatando lo bueno y respetándonos los unos a los otros.
Fuente: LdsDaily