Pregunta
Siempre he tenido esta pregunta. Sé que después de la Segunda Venida todos seremos juzgados, pero ¿qué tan público será ese juicio final?
Respuesta
En La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, el juicio final no es simplemente un momento de castigo, sino una parte fundamental del plan de progreso eterno.
Según las Escrituras, llegará el día en que todos compareceremos ante Dios para ser juzgados según nuestras obras y los deseos de nuestro corazón. En Doctrina y Convenios 137:9, se nos recuerda:
Pues yo, el Señor, a todos los hombres según sus , según el de sus corazones.
Este juicio no solo es una rendición de cuentas, sino una oportunidad para aprender, arrepentirnos y seguir creciendo espiritualmente. Es un momento para sanar y avanzar, donde no solo se juzgan nuestras acciones, sino también nuestras intenciones más profundas.
¿Quién nos juzgará?
La Iglesia enseña que Jesucristo será quien nos juzgue. Él es el único que puede comprender plenamente las luchas, caídas y esfuerzos de cada uno de nosotros.
Su juicio está lleno de misericordia y amor, ya que Su Expiación abrió el camino al arrepentimiento y al perdón. Saber que Cristo nos juzgará con compasión nos consuela, especialmente cuando nos esforzamos por mejorar, a pesar de nuestros errores. Él toma en cuenta nuestras circunstancias y nuestros esfuerzos por crecer.
¿Se sabrán todos los pecados?
Una pregunta que a veces surge entre miembros de la Iglesia es: ¿Se revelarán los pecados de otras personas en el juicio final?
Las Escrituras enseñan que todos los actos, buenos o malos, serán conocidos. El Señor declaró:
“Y los serán traspasados de mucho pesar; porque se sus iniquidades desde los techos de las casas, y sus hechos secretos serán revelados”. (Doctrina y Convenios 1:3)
Este principio puede generar inquietud, pero también esperanza: lo que se esconde sale a la luz para que haya justicia y también sanación.
Para quienes han experimentado traición o engaño, como una infidelidad, conocer la verdad puede causar dolor, pero también puede ser el cierre que necesitamos para sanar. Nos da paz interior y la oportunidad de avanzar.
Sanación a través de Cristo
En Cristo, encontramos la ayuda necesaria para liberarnos del resentimiento, el dolor, el orgullo, y aprender a perdonar. Él nos invita a ser amigos de nosotros mismos, de los demás y de Él.
La Iglesia enfatiza la importancia del perdón, invitándonos a centrarnos en nuestro propio camino espiritual en lugar de aferrarnos a los errores de otros. Esta perspectiva nos anima a cultivar un espíritu de amor y comprensión, incluso frente al dolor.
La reflexión personal es clave en el juicio. Cada uno será juzgado no solo por sus acciones, sino también por sus pensamientos y motivaciones.
Este principio nos llama a autoexaminarnos y a alinear nuestras vidas con las enseñanzas de Cristo. Mientras procuramos vivir de acuerdo con estos principios, debemos buscar el crecimiento personal, el perdón y la mejora continua.
Para quienes luchan con sentimientos de traición, es fundamental enfocarse en la salud espiritual personal. Orar, estudiar las Escrituras y buscar la guía de los líderes de la Iglesia nos brindan la claridad y el consuelo necesarios para sanar.
Aunque cada uno enfrente desafíos y pruebas, siempre podemos encontrar fortaleza en nuestra fe y en el apoyo de nuestra comunidad como Santos de los Últimos Días.
Fuente: Askgramps.org
