Cuando Moroni terminó el registro del Libro de Mormón, se le mandó sellar una parte de las planchas.
Cuando José Smith recibió las planchas de oro de Moroni, de inmediato observó que alrededor de dos tercios de este registro estaban completamente unidos impidiendo que se abrieran y se leyeran.
David Whitmer, uno de los Tres Testigos, afirmó:
“Aproximadamente la mitad o dos tercios de las planchas de oro se sellaron juntas, es decir, estaban unidas de una forma tan firme que era imposible separarlas”.
Al profeta José se le ordenó no traducirlas y llamó a esta parte de las planchas la “porción sellada”.
El profeta Isaías, del Antiguo Testamento, describió un “libro sellado” que confundiría al “que sabe leer”. A dicha persona se le pedirá que lo leyera, pero con frustración dirá: “No puedo, porque está sellado” (Isaías 29:11).
Cuando Nefi abordó esta enseñanza en el Libro de Mormón, registró la respuesta de Dios:
“Los instruidos no las leerán porque las han rechazado, y yo puedo efectuar mi propia obra; por tanto, tú leerás las palabras que yo te daré.
No toques las cosas que están selladas, pues las manifestaré en mi propio y debido tiempo; porque mostraré a los hijos de los hombres que puedo ejecutar mi propia obra”. (2 Nefi 27:20-21)
De acuerdo con la Iglesia de Jesucristo, esta porción sellada contiene el registro completo de la visión del hermano de Jared.
Después de que el hermano de Jared vio el dedo del Señor, se le concedió el privilegio de “[ver] dentro del velo” (Éter 3:19).
Debido a su fe, Dios le mostró “todos los habitantes de la tierra que había habido, y también todos los que había de haber; y no los ocultó de su vista, aun hasta los cabos de la tierra” (Éter 3:25).
Moroni, quien compendió el registro del pueblo jaredita, escribió en las planchas “las mismas cosas que vio el hermano de Jared” (Éter 4:4). Sin embargo, Dios le dijo que “sellara” esa parte de su registro.
Pocas personas han visto el registro sellado, por ejemplo, los nefitas en la tierra de Abundancia durante la venida del Salvador (Éter 4:1-2) y Moroni (Éter 12:24).
Sabemos que Dios dijo que la porción sellada sería revelada al mundo “en [Su] propio y debido tiempo” (Éter 3:27). Él también expresó:
“No irán a los gentiles sino hasta el día en que se arrepientan de su iniquidad, y se vuelvan puros ante el Señor”. (Éter 4:6; véase también 2 Nefi 27:8).
Asimismo, el Señor nos ha hecho la siguiente promesa:
“Y el día en que ejerzan la fe en mí, dice el Señor, así como lo hizo el hermano de Jared, para que se santifiquen en mí, entonces les manifestaré las cosas que vio el hermano de Jared, aun hasta desplegar ante ellos todas mis revelaciones, dice Jesucristo, el Hijo de Dios, el Padre de los cielos y de la tierra, y de todas las cosas que en ellos hay”. (Éter 4:7)
Personalmente, pienso que el mensaje de la porción sellada de las planchas es simple: todavía tenemos mucho por aprender.
Debemos estar agradecidos por el conocimiento que hemos recibido de Dios y reconocer las limitaciones de dicho conocimiento.
El Señor puede enseñarnos mucho más si elegimos depositar plenamente nuestra confianza en Él.
Reconocer esas limitaciones en nuestro conocimiento nos hace depender más del Padre y eso es bueno.
Nos impulsa a ejercer fe y abrir nuestro corazón al conocimiento que Él ya compartió a fin de prepararnos para lo que un día vendrá.