Una día fui con mi esposo a comprar un perfume y la persona que me atendió no me respondía a lo que yo le preguntaba. Fue muy grosera, nada amable, y a mí me dio rabia.
De pronto, llega mi esposo y me dice:
“Ven, acompáñame a ver algo en la parte de hombres y volvemos”.
Cuando volvimos, vi que otra señora estaba ahí. Pero, esta mujer era súper amable.
Bueno, resulta que, en la tienda no tenían el perfume que quería. Sin embargo, la segunda vendedora fue tan amable que terminé llevando uno parecido, que ella me recomendó.
Yo le dije a mi esposo:
“Quiero pasar al lado de la primera vendedora para que vea que me llevé el perfume y no se lo compré a ella y de paso, decirle que no sea tan grosera”.
Mi esposo me detuvo y me dijo:
“Conoces a Dios, ¿verdad? Esta es una prueba más para ti que para ella. Déjalo pasar”.
Obviamente, a mí me ardía la sangre y yo no quería dejarlo pasar. Pero, al final, hice lo contrario, terminamos yéndonos y lo dejé pasar.
Y, la verdad, qué bueno que tomé esa decisión porque a veces uno se dejar llevar por el calor del momento y termina diciendo cosas de las que se arrepiente después.
MAN – SE – DUM – BRE
De los frutos del Espíritu Santo uno de los más bonitos que deberíamos practicar es la mansedumbre. Me gusta mucho esta definición que encontré y dice:
“Mansedumbre: Es aquella serenidad de espíritu pacífica y humilde, en virtud de la cual el hombre no se deja arrebatar fácilmente de la cólera con motivo de las faltas o el enojo de los demás (Proverbios 16: 32; Santiago 3: 7,8,13).
Mansedumbre no es igual a debilidad, es fuerza bajo el control de Dios”.
Ser manso no significa ser débil, es usar el autocontrol que Dios nos dio.
Sí, lo sé, es difícil mantenerse manso cuando el hombre natural quiere responder ante cualquier provocación, pero recuerda:
“Porque el hombre natural es enemigo de Dios, y lo ha sido desde la caída de Adán, y lo será para siempre jamás, a menos que se someta al influjo del Santo Espíritu, y se despoje del hombre natural, y se haga santo por la expiación de Cristo el Señor, y se vuelva como un niño: sumiso, manso, humilde, paciente, lleno de amor” (Mosíah 3: 19).
Como dijo el presidente Thomas S. Monson, “mantengamos el valor de desafiar la opinión general; escojamos el difícil bien en lugar del fácil mal”, ya que eso nos traerá paz:
“Aprende de mí y escucha mis palabras; camina en la mansedumbre de mi Espíritu, y en mí tendrás paz”, nos enseñó el Salvador (Doctrina y Convenios 19: 23).
Seamos fuertes y no cedamos ante la tentación del enemigo que solo quiere arrastrarnos a la miseria. Este mundo necesita más personas bondadosas que seres contenciosos. El presidente Russell M. Nelson nos aconsejó:
“Ustedes tienen su albedrío para elegir la contención o la reconciliación. Los insto a elegir ser pacificadores, ahora y siempre”.
Así que ya sabemos, respiremos y dejémoslo pasar, ya que eso nos permitirá desarrollar uno de los frutos más lindos del Espíritu: la mansedumbre. Además, lograremos ser pacificadores.
Fuente: Instagram
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@masfe.org Los verdaderos discípulas de Jesucristo son pacificadores. #masfe #sud #domingoderamos #conferenciageneral #ldsconf #profeta #conferenciageneralabril2023 #paz #lds ♬ sonido original – Masfe.org