¿Qué es lo que viene a tu mente cuando escuchas un comentario sobre la práctica del matrimonio plural que existía en La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días?
¿Te incomoda?
¿Te desagrada que este principio haya existido entre nuestra gente?
Si es así, espero que un estudio más amplio sobre los resultados positivos del matrimonio plural te ayuden a comprender un poco mejor este principio.
Recientemente, estaba conversando sobre el matrimonio plural con otro Santo de los Últimos Días y esta persona afirmó no tener idea de por qué se practicaba y reconoció que era algo que nunca entendería.
Luego leí un versículo en Jacob 2, en el Libro de Mormón, que contenía uno de los propósitos del matrimonio plural.
Mi amigo solo me miró y dijo: “Vaya, nunca había pensado en esto”.
El matrimonio plural fue instituido por Dios con propósitos gloriosos. Sin embargo, parece que en gran parte de los mensajes que compartimos con las personas sobre este principio, hay disculpas e indiferencia, como si no comprendiéramos completamente por qué se instituyó esta práctica, en lugar de testificar y dar testimonio de la mano de Dios en la institución de la misma.
Veamos este artículo en la revista New Era de noviembre de 2016: “How can we explain polygamy when someone asks about it?”.
“Creemos que el matrimonio entre un hombre y una mujer es la ley que se estableció por Dios, sin embargo, en ciertos momentos de la historia, Dios ha ordenado practicar el matrimonio plural. En la Biblia, por ejemplo, leemos acerca de Abraham, Isaac, Jacob y otros a quienes se les mandó que tuvieran varias esposas.
Aunque no conocemos todas las razones por las cuales Dios ordenó practicar el matrimonio plural, una de las que se menciona en el Libro de Mormón es ‘levantar posteridad para [el Señor]’ (Jacob 2:30), es decir, elevar el número de hijos que nacen en el convenio.
Es importante entender que el matrimonio plural en la Iglesia en el siglo XIX se dio mediante la revelación a través de los profetas del Señor (véase D. y C. 132), que estaba regulado (las personas contraían este matrimonio solo por invitación o aprobación de los líderes de la Iglesia) y que las mujeres podían elegir libremente si formaban o no parte de un matrimonio plural.
Asimismo, vale la pena mencionar que la aprobación de los miembros de la Iglesia para esta práctica fue una gran prueba de fe. Nunca fue fácil, iba en contra de las normas culturales, las leyes y, con frecuencia, sus propios deseos.
A través de la revelación, la Iglesia cesó el matrimonio plural a principios del siglo XX (véase la Declaración Oficial 1). En la actualidad, nadie tiene la autorización de practicarlo”.
Al leer esto, aunque se describe uno de los propósitos, no tengo la sensación de que este fuera un principio glorioso. Nuevamente, siento que nuestros mensajes están más a la defensiva y apologistas en lugar de ser proactivos al declarar los propósitos gloriosos que se alcanzaron con esta maravillosa obra.
En el Ensayo sobre Temas del Evangelio del Matrimonio Plural se nos brinda más claridad y varios posibles propósitos para esta práctica.
De acuerdo con el ensayo, las razones son las siguientes:
- Aumentar el número de hijos que nacen en el convenio.
- Hacer que el matrimonio estuviera disponible para todo aquel que lo deseaba.
- Disminuir la desigualdad de riqueza per cápita.
- Aumentar los matrimonios interraciales.
- Crear y fortalecer un sentido de cohesión y de identificación como grupo entre los Santos de los Últimos Días.
En mi opinión, estos propósitos deberían estar en primer plano en nuestros diálogos sobre el matrimonio plural. No se trataba de sexo o de mantener un control, como muchos afirman, sino de que Dios necesitaba levantar una simiente justa y proveer para Sus santos para que Su maravillosa obra y prodigio pudieran avanzar.
¿Cómo estarían nuestros números?
¿Has pensado en cómo sería el crecimiento de la Iglesia y el Reino de Dios sin la institución del matrimonio plural?
Actualmente, tenemos 17 millones de miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. ¿Cuántos tendríamos sin el matrimonio plural? ¿5 millones?
Actualmente, tenemos más de 330 templos en funcionamiento, en construcción o anunciados, templos que permiten a los miembros de la Iglesia realizar la obra por los muertos, extendiendo las ordenanzas de Dios tanto a vivos y muertos. ¿Cuántos existirían sin el matrimonio plural? ¿25?
Tenemos más de 60,000 misioneros de tiempo completo que difunden el evangelio de Jesucristo por todo el mundo. ¿Cuántos existirían sin el matrimonio plural? ¿10,000?
Claramente, todas estas estimaciones son solo eso, pero es evidente que el impacto de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días no sería ni remotamente lo que es actualmente si es que los primeros santos no hubieran vivido la práctica del matrimonio plural ni tenido una gran de descendencia justa.
Buscar comprensión
La verdad es que cuando el Señor da un mandamiento, también da entendimiento con ese mandamiento.
Veamos el caso de Helen Mar Kimball, la hija de Heber C. Kimball que a menudo se menciona como una de las mujeres a las que José Smith “obligó” a casarse en matrimonio plural cuando tenía 14 años.
Lo maravilloso de Helen es que escribió sus sentimientos y pensamientos al respecto en un folleto llamado “Why We Practice Plural Marriage” (en español, “¿Por qué practicamos el matrimonio plural?”).
Su propósito, el cual se declara en la primera página de este folleto, es “brindar más claridad sobre [el matrimonio plural] y mostrar la insensatez e inconsistencia de aquellos que lo presentan como una ‘mancha inmunda que contamina el suelo mismo donde se encuentra’”.
Por favor, tómate un momento para leer las palabras de Helen. Ella vivió el principio y lo apoyó con tanta vehemencia que dedicó sus días a abogar por la práctica y testificar que provenía de Dios.
Ten en cuenta que hizo esto durante los días en que los Santos enfrentaron intensa persecución y adversidad precisamente debido a este principio.
No lidiaron con comentarios sarcásticos en las redes. Vivían en una época en la que las personas eran encarceladas por esta práctica. Su fe y valentía son ejemplares.
Tal vez sea momento de hacernos esta pregunta: ¿Realmente creemos que esta práctica fue ordenada por Dios?
Si es así, entonces necesitamos confiar en que Dios estuvo en ello y no avergonzarnos. Necesitamos entender los propósitos detrás de ello y aceptarlo.
Asimismo, necesitamos darnos cuenta de la característica humana al tratar de vivir un principio de Dios. Para muchos no fue algo fácil, por lo que no podemos descartar el dolor y la dificultad asociados con el matrimonio plural.
No podemos asumir que todo eso fue un error que vino de Dios.
Un día, todas las respuestas nos serán dadas. Hasta ese momento, solo debemos confiar en los propósitos del Padre Celestial a medida que nos guía de regreso a Su presencia a través de los profetas.