Ser misionero requiere alcanzar muchas metas, una de estas es bautizar y confirmar conversos.
¿Es fácil?, ¿se puede lograr?
¡Claro que sí!
Sin embargo, es necesario recordar cuál es el objetivo principal de un misionero:
“Invitar a las personas a venir a Cristo al ayudarlas a que reciban el Evangelio restaurado mediante la fe en Jesucristo y Su expiación, el arrepentimiento, el bautismo, la recepción del don del Espíritu Santo y el perseverar hasta el fin”.
El objetivo misional no se enfoca en la cantidad de personas que se bautizan en la Iglesia, sino ayudar a las personas a venir a Cristo y perseverar hasta el fin.
Los misioneros son llamados a compartir el mensaje de Jesucristo, a fortalecer la fe de las personas y a ayudarles a encontrar el camino hacia una relación más cercana con Dios.
El rol de un misionero
El presidente Gordon B. Hinckley enseñó:
“El mundo necesita hoy día el poder de un testimonio puro; necesita el evangelio de Jesucristo, y para que pueda llegar a oírlo, es preciso que haya mensajeros que lo enseñen”.
En esta declaración, aprendemos que los mensajeros, en este caso, los misioneros, deben adquirir un testimonio para que así las personas crezcan tanto en entendimiento y fe.
No solo basta que una persona se bautice y ya, también es necesario que se mantenga en el sendero y sea capaz de obedecer las normas y mandamientos establecidos.
En “Predicad Mi Evangelio” aprendemos:
“El éxito que tenga como misionero dependerá principalmente de su dedicación a encontrar, enseñar, bautizar y confirmar a las personas y ayudarlas a llegar a ser miembros fieles de la Iglesia que disfruten de la presencia del Espíritu Santo”.
Servir una misión no es una competencia para saber quién ha bautizado a más personas.
Lo más importante es que cada una de ellas esté verdaderamente convertida a la Iglesia y que persevere hasta el fin.
En lugar de medir el éxito por la cantidad de bautismos, los misioneros deben celebrar cada paso en el camino de conversión de una persona.
Cada paso es un testimonio del amor de Dios y del impacto positivo que los misioneros están teniendo en la vida de las personas.
Al enfocarnos en la calidad de la conversión y no simplemente en la cantidad de bautismos, los misioneros pueden cumplir verdaderamente con su propósito de servir y compartir el mensaje de Cristo con amor y devoción.
Finalmente, es importante recordar estas palabras del manual “Predicad Mi Evangelio”:
“Evite compararse con otros misioneros y medir los resultados externos de sus esfuerzos basándose en los de ellos. Recuerde que las personas tienen albedrío para escoger si aceptarán o no el mensaje que usted enseñe.
La responsabilidad que usted tiene es enseñar con claridad y poder a fin de que puedan tomar una decisión bien fundada”.
Cambia tu enfoque y preocúpate por las personas. Cuando nos reunamos con el Señor nuevamente, no pienso que nos pregunte cuántos bautismos tendremos, si no cuán dedicados estuvimos en su obra, si lo dimos todo e hicimos todo lo posible para ayudar a las personas a acercarse al Salvador.
Recursos: churchofjesuschrist.org